“Mostrar nuestra experiencia en trabajo doméstico fue un granito de arena a la reflexión”
Tras su participación en la conferencia de OIT para el mundo árabe, el subsecretario de Trabajo y Seguridad Social, Nelson Loustaunau, resaltó las diferencias que persisten entre oriente y occidente en cuanto a seguridad social. Afirmó que mostrar la experiencia de un pequeño país de renta media sirvió para impulsar la reflexión; y dar a conocer el contexto donde se crearon distintas normas que aplican al mundo laboral.

Uruguay fue invitado a participar en la “Conferencia Regional Tripartita sobre el Convenio 189: Sensibilización e intercambio de conocimientos”, que se realizó del 22 al 24 de octubre en El Cairo. En representación del Gobierno, asistió el subsecretario de Trabajo y Seguridad Social, Nelson Loustaunau, quien explicó que la Organización Internacional del Trabajo (OIT) suele hacer conferencias regionales, y en este caso se trataba de una actividad para países árabes —Arabia Saudita Bahrain, Emiratos Árabes Unidos, Iraq, Jordania, Kuwait, Líbano, Oman, Qatar y Yemen—.
En este evento, los temas centrales de la discusión fueron el trabajo doméstico y, asociado a éste, el trabajo de los migrantes, ya que en varios de los países árabes este tipo de trabajo es realizado por inmigrantes. La mayoría provienen de Filipinas, India o Bangladesh.
Explicó que en el mundo, en general, este tipo de trabajo se asocia a varios fenómenos: recibe escasa o baja calificación; tiene escaso reconocimiento social, bajos salarios; y se presta para acciones de discriminación o abuso por parte de los empleadores, que desconocen muchas veces los derechos fundamentales básicos.
Uruguay ostentó una posición líder en las conferencias de la OIT que dieron creación al Convenio 189 de Trabajo Doméstico y dispone desde 2006 de una ley nacional (Ley 18.065), mientras que el Convenio 189 fue aprobado en la conferencia de 2011 y fue ratificado en 2012. Por lo tanto, "Uruguay es un país que jugó un papel muy fuerte en la creación de este Convenio, a través de la participación de las conferencias y porque fue el primer país que ratificó el Convenio. Actualmente, este convenio está ratificado también por Filipinas (gran emisor de trabajadores domésticos) y Mauricio", sostuvo Loustaunau.
"Por ese motivo, se buscó que Uruguay mostrara cuáles habían sido las estrategias adoptadas por el Gobierno para ratificar el instrumento y cómo se habían creado esas normas y en qué contexto", agregó.
La realidad del mundo árabe
La realidad de estos países difiere de la experiencia en Uruguay en varios sentidos. “La realidad con que yo me encontré es que son países de baja protección para este tipo de trabajadores. Esto supone, desde todo punto de vista, un tratamiento menor al resto de los trabajadores. Esta realidad sucede, también, en varios estados de América Latina”, explicó el subsecretario.
“Como se advierte, la problemática tiene muchísimas puntas y se manejan derechos humanos fundamentales —resaltó Loustaunau—, ya que se afectan derechos tales como el derecho a la infancia, el derecho de los inmigrantes, los derechos de tercera generación como lo son los derechos a la dignidad del trabajo, de no acoso ya sea sexual o moral".
Un ejemplo que no viene del mundo desarrollado
“¿Cuál era el objetivo de la participación de Uruguay? Era demostrarle a estos países con una cultura diferente y un posicionamiento distinto, un ejemplo de un país que no es del mismo ratio que generalmente se muestra —destacó Loustaunau—, puesto que generalmente a los países del mundo emergente y subdesarrollado les muestran experiencias de países del primer mundo".
En su exposición demostró que en Uruguay, a partir de la formalización, estos trabajadores, sus hijos y cónyuges pudieron acceder a la salud, por lo que la experiencia demuestra que puede estructurarse una batería de políticas que en definitiva derramaban al conjunto de la sociedad.
“No se si ellos irán a un proceso de ratificación de la Convención en forma inmediata, pero capaz que lo que hacen es un tránsito antes e intentan modificar sus legislaciones para acercarlas lo más posible a la Convención Internacional que es lo que se pretende. Fue una experiencia muy interesante para nuestro país. Creo que como país miembro de la comunidad internacional pudimos colaborar con un modestísimo granito de arena a la reflexión. Es parte de esa cultura que se ha institucionalizado hace un tiempo de país defensor de los derechos humanos”, enfatizó.