Mujica defendió la ética social como una conducta humana fundamental
“La enseñanza es básica para darnos instrumentos de desarrollo, pero no alcanza. Hay una ética social que tiene que ver con la conducta humana y con los paradigmas que se asumen”, dijo el Presidente José Mujica en alusión a los ejemplos que se predican de mezquindad y egoísmo en contraposición a valores como la solidaridad y la sinceridad que “son fundamentales en una sociedad que pretende ser republicana”.

En su audición semanal por la emisora M24, el Presidente Mujica aludió a los valores de la ética y la moral, a la incidencia de la educación y de los bienes materiales en la formación de las personas y por ende en la sociedad.
Dijo que si bien todos estamos de acuerdo en que la enseñanza es algo imprescindible como garantía final de verdadero progreso humano, es importante tener claro que la “enseñanza no implica solo escuelas, aulas, clases, programas, maestros y profesores. Si bien los incluye, debe verse a la enseñanza con un sentido mucho más amplio, teniendo en cuenta que hay factores sociales, del ambiente que rodea a los nuevos individuos, que influyen en su formación".
“Lo primero que tenemos que alejar es la idea simplista que nos dice: ‘si tenemos tanto y tanto estamos bien o asegurados’. Podemos tener tanto y tanto, y no alcanza. Estos otros factores que no entran en el clásico concepto de enseñanza están presentes en la sociedad, nos rodean e influyen en la formación de nuestra personalidad”, relató.
Aseguró que “la enseñanza es fundamental para darnos instrumentos de desarrollo, pero no alcanza. Hay una cuestión de ética social, de conducta global social, que no arregla la enseñanza, y que tiene que ver con la conducta humana y con los paradigmas que se asumen”.
Ética y moral
Dijo que los hombres no tenemos diferencias por el origen. Sin embargo, algo que parece tan evidente en la realidad no se cumple, por las diferenciaciones que se hacen en materia económica y social.
Recordó que la Real Academia Española define a la ética como “el conjunto de normas que rigen la conducta humana”, y a la moral como “la ciencia que trata del bien en general y de acciones humanas en cuanto a su bondad o malicia”.
“Estas cuestiones, en una sociedad que pretende ser republicana, adquieren un carácter de representación fenomenal en nuestra vida diaria, en las valoraciones sociales y de carácter político que los hombres realizamos. Van a influir en nuestra apreciación a favor y en contra, y van a favorecer o degradar la realidad de la sociedad a la que pertenecemos”, sostuvo.
Mujica instó a “custodiar” cosas tan elementales como el apego a la verdad, a la sinceridad de llamar a las cosas por su nombre, a la práctica permanente de la solidaridad, teniendo en cuenta que "los seres humanos nos juntamos para reclamar derechos laborales en un sindicato, por el tránsito en un barrio o para defender ciertos intereses en una corporación, pero no lo hacemos en procura de discutir cómo ser mejores personas".
Mezquindad y egoísmo
“Solemos reclamarle a la enseñanza cuando los hombres fallan, pero nos cuesta asumir nuestra cuota de responsabilidad. En cuestiones que encierran valores no hay asesores ni equipos. Hay que estar en guardia”, dijo Mujica, quien entiende que la mezquindad, la codicia y el egoísmo están por todas partes y afloran en nuestras sociedades pero están “astutamente encubiertas”.
“Nadie se reconoce mezquino o codicioso, son actitudes que andan de contrabando”, aseguró.
Dijo que "en la cuestión pública no se ve con claridad desde un inicio, porque es fácil medir el reconocimiento y el apego al trabajo, pero es muy difícil descubrir de entrada estas cuestiones que encierra la gente y que están en las prácticas humanas".
“Preocuparse por la práctica de la verdad, de la solidaridad permanente, llamar a las cosas por su nombre, asumir cuando uno se equivoca son cosas raras, dejadas de lado en nuestra sociedad y esto explica no la falla de las cosas, sino de ‘los cosos’”, reflexionó.
El mandatario dijo que solemos encontrarnos con paradojas tales como gente que sabe mucho de derecho laboral y asesora y pelea por los derechos de los trabajadores, pero cuando tiene a alguien a su cargo no vacila en “jugarle un tornillo legal” para evitar el pago de lo que reclama; o personas que con sueldos opíparos no tienen la delicadeza de poner un mínimo aporte para los gastos de una organización política.
Aseguró que no se trata de gente analfabeta ni torpe, sino con instrucción y conocimiento. “No son perdonables porque tienen capacitación universitaria y como tal la Universidad, en materia de valores, no le sirvió para nada”, enfatizó.
Agregó que “quienes tienen demasiada preocupación material por la riqueza suelen caer en la codicia, el egoísmo y la mezquindad, porque son conducidos por el deseo. Nada es suficiente para quien lo suficiente es poco”.
El jerarca recordó que hoy nos toca vivir una de las épocas de mayor riqueza, por la acumulacion de conocimiento de la humanidad, por lo que, por las posibilidades que tienen los hombres, “duelen doblemente la mezquindad y el egoísmo que de forma frecuente caminan por las calles”.