Mujica insistió en “la ética comprometida” de los programas y en "la solidaridad práctica”
El Presidente Mujica sostuvo, en alusión al reparto social, que en esta época preelectoral, en que se discuten los programas —lo que se debe y no hacer— no puede fallar “la ética concreta de la solidaridad”. Aseguró que sin esa solidaridad práctica, comprometida, militante, que ayuda a creer en el hombre y en el camino, los programas no sirven. “Es fácil pedirle a los demás sin ponerse a uno mismo la más mínima obligación”.

En su tradicional audición radial por M24, el Presidente de la República, José Mujica, aludió al reparto social y a la necesidad de aplicar la solidaridad práctica y el compromiso con quienes más lo necesitan.
Recordó que uno de los mayores orgullos de nuestra historia nacional es ser de los países “que mejor reparte” en América Latina y citó algunos momentos importantes del pasado, pero también afirmó que los gobiernos que actuaron en ese sentido fueron los más criticados por ello. Reiteró la importancia histórica de desarrollar políticas sociales que "atemperen las cosas que no arreglan la economía ni el mercado". “Desde siempre ha sido así, y es bueno, cuando menudean las críticas, tener memoria histórica”, insistió. Al respecto, afirmó que las leyes no fallan, pero los hombres sí.
Los que tienen el oficio de criticar
Mujica dijo que en nuestro país se aplica la popular frase de “decir de una cosa, pero vivir de otra manera”.
Citó como ejemplo el caso de abogados laboralistas que son “radicales para luchar la ajena”, pero cuando deberían ellos ser moralmente solidarios con sus empleados no quieren que "les toquen la suya".
“Nada puede igualar en nocividad a los pequeños burgueses acomodados profesionalmente en el oficio de criticar todo lo que se hace y, por las dudas, lo que no se hace. En términos genéricos, son burócratas del Estado o de la docencia, y a veces recalan en el periodismo. Fecundos en notas contra Juan, contra Diego, contra Pedro, suelen blandir el concepto de solidaridad y de igualdad. Sin embargo, desde el punto de vista práctico, desde el punto de vista real, de las actitudes concretas, de la forma de vivir, de la forma de compartir, jamás se los verá ayudando a levantar una pared, jamás se los verá comiendo un guiso con la gente necesitada”, relató Mujica. “No están para la limosna, jamás. En realidad, en el fondo, no están para nada”, agregó.
“Si son de izquierda, suelen ser jacobinos, y claman contra las 'deformaciones capitalistas', pero en general, trabajan con el capitalismo, venden sus libros con honda preocupación 'propietarista'. Cuando son revolucionarios de izquierda no se les ocurre sembrar escuelas populares con conocimiento para los más débiles; eso no sería profesional. Critican a la Universidad, pero viven a su costa, y si alguien les plantea algunos cambios se los ganará eternamente como enemigos”, describió.
“Si son de derecha, suelen ser expertos abogados y escribanos. Siempre van a ser indulgentes con los ricos y dirán con respecto a las políticas sociales: ‘No hay que acostumbrar a los pobres a la mendicidad’. O suelen decir engolando la voz: ‘No hay que regalar pescado, hay que enseñar a pescar’. Nada dicen sobre que, en todo caso, los presuntos pescadores no tienen caña, ni tienen bote, ni tienen oficio… han quedado al costado del camino. Unos y otros, por un lado y por el otro, componen la clase de los intelectuales de servicio. Viven haciendo servicio de crítica; este es su oficio y su horizonte”, explicó. “Sirven para adornar y currar a la economía capitalista, a la que a veces critican, aunque siempre se las van a ingeniar para ir de independientes. Jamás establecen un compromiso real con los pobres, donde se juegue siquiera partecita de la de ellos”, insistió. En estos casos las palabras solidaridad e igualdad solo se las aplican a otros, dijo.
Mujica recordó que estamos en épocas preelectorales, tiempos en que se discuten los programas, las cosas que hay que hacer y las que no. Dijo que está bien, pero se preguntó: “¿De qué sirven los programas si falla la ética concreta de la solidaridad; la solidaridad práctica, comprometida, militante; solidaridad que no puede arreglar todos los problemas del mundo, pero ayuda a creer en el hombre, en el camino, en la vida, a pesar de las dificultades?”
El mandatario manifestó que el punto irrenunciable del programa es el de “la ética comprometida”. Dijo que es muy fácil pedirle a los demás sin ponerse a uno mismo la más mínima obligación.