Secretario JND, Julio Calzada
Calzada realizó un exhaustivo análisis de las causas que provocaron el ingreso de la pasta base al mercado uruguayo, a la vez que puso énfasis en las políticas públicas implementadas en los últimos años.
La estrategia implementada ya desde el gobierno de Tabaré Vázquez (2005-2010) han permitido alcanzar un punto de inflexión en 2008, cuando comenzó un paulatino descenso entre la población más vulnerable del consumo de esta droga, un producto intermedio del proceso de elaboración de la cocaína a partir de las hojas de coca.
Para conocer esta prometedora realidad se realizaron investigaciones desde la Junta Nacional de Drogas, en coordinación con la estatal Universidad de la República para contar con mayores insumos a la hora de implementar las políticas en la materia.
En particular enfocó su análisis en dos encuestas de hogares, dos de estudiantes y un estudio en poblaciones “ocultas”, en las que se trabajó estrechamente con el Instituto Clemente Estable y con la Cátedra de Medicina de la Universidad de la República.
Sobre esta base, Calzada afirmó que la JND, encargada de diseñar las políticas gubernamentales, cuenta hoy con muchos más elementos para poder definir con precisión el fenómeno y encontrar salidas, aunque nunca soluciones finales que no existen.
Actualmente, agregó, la media de edad de los consumidores de pasta base que están en tratamiento se ubica en el entorno de los 26 años. “Sabemos que hay muchas personas que tienen 15 o 16 años de consumo, es decir que en el momento que ingresa al país la pasta base empezaron a consumir y han seguido haciéndolo sistemáticamente”, apuntó.
Haciendo referencia a este tipo de consumidores “crónicos”, sostuvo que se trata de un “núcleo duro” que, antes de pasarse a la pasta base, utilizaban pegamento como droga, que era por entonces la sustancia de moda en los sectores más desprotegidos de la población uruguaya.
Precisamente, recordó que hasta 1998 la sustancia más consumida era el pegamento entre estos sectores de este bajo nivel socio-económico, que progresivamente desplazaron su consumo hacia la pasta base pocos años después.
Para el experto, esta problemática se puede explicar por múltiples motivos, entre ellos, los fenómenos geopolíticos y la severísima crisis económica que sufrió Uruguay en 2002.
“Por un lado tenemos la presencia de esta droga en países vecinos, que antes no existía, y el gran impacto de la crisis económica entre 2000 y 2002, que generó bolsones de pobreza muy importantes”, analizó. “Fue así que la pasta base se metió en estos sectores y generó una cultura propia de consumo”, reflexionó.
Calzada aseguró que toda la investigación recopilada muestra que desde 2008 hasta ahora el uso de pasta base se encuentra en una prolongada meseta descendiente.
“Si bien hubo un crecimiento exponencial y sistemático desde el 1999 y 2000 hasta 2008, en esa fecha hay un punto de inflexión y comienza a descender paulatinamente”, aseguró.
Sostuvo que confluyen para ello una serie de factores. “Tenemos en el país uno de los cuerpos de investigación y acción en materia de narcotráfico más exitosos de la región”, dijo, refiriéndose al personal de la Dirección General del Tráfico Ilícito de Drogas del Ministerio del Interior.
Según los registros de esa dependencia, en lo que va de este año se incautaron casi 1,3 millones de gramos de marihuana, 205.149 de pasta base de cocaína, 145.301 de cocaína y 500 gramos de crack, 430 plantas de cannabis, 575 semillas de esa planta de la que se extrae la marihuana, 109 dosis de LSD (ácido lisérgico), 140 unidades de éxtasis y 54.220 gramos de cafeína.
Asimismo, realizó entre enero e inicios de octubre de 2014 un total de 447 procedimientos, de los cuales 297 fueron en Montevideo.
A su entender, todos estos factores han permitido contener la expansión del tráfico.
No obstante, Calzada advirtió que dicho tráfico está asociado a la necesidad de una demanda que también se ha controlado a partir de 2007, fundamentalmente a través del impacto que tuvieron las políticas públicas universales y las sectoriales que implementó el Gobierno en el ámbito social, educativo, de la salud y en las que ha cumplido un rol esencial el Ministerio de Desarrollo Social (Mides).
“Esto ha permitido que aquella progresiva situación de ‘callejización’ de niñas y niños haya desaparecido en nuestro país y ya no los vemos desarrollando estrategias de supervivencia mendicantes en los ómnibus”, señaló.
“En este punto encontramos que año a año la edad media de las personas que consumen pasta base se desplaza hacia arriba”, observó. “Por 2011, los registros marcaban que se ubicaba entre los 21 o 22 años, mientras que hoy lo tenemos en 26, lo cual quiere decir que el núcleo duro de usuarios de esta sustancia está estable y, si no se acrecienta, es porque no ingresan nuevos consumidores a este núcleo”, añadió.
Sobre este “núcleo crónico” en situación de calle, cruzando datos del Mides y las investigaciones de la JND, los técnicos pudieron cuantificar el siguiente fenómeno: los usuarios de pasta base que la han usado en los últimos 30 días se ubican en el entorno de las 9.000 personas.
No obstante, son entre 1.300 y 1.400 las personas en situación de calle que son consumidores de drogas, 700 de ellas de pasta base y el resto de alcohol.
“Hablar de 30.000 adictos, como he escuchado, es un número vacío que no dice nada. Sí existe un número muy menor y altamente problemático de usuarios de drogas para los cuales las estrategias de abordaje convencionales desde el sistema de salud no son adecuadas”, alertó.
Innovaciones metodológicas
Calzada explicó que estas poblaciones extremadamente vulnerables no soportan las intervenciones de alta exigencia, que les demanda abstinencia y adhesión al tratamiento.
Por eso, otras estrategias de baja exigencia, ampliamente utilizadas en Europa, apuntan a un acompañamiento de estos usuarios hasta lograr relacionarlos con el sistema sanitario que les permita romper esta situación de vida.
“Nosotros hemos hecho una apuesta muy fuerte por estos dispositivos, desarrollamos en 2012 en conjunto con la Junta Departamental de Drogas de Montevideo un programa en la zona este y oeste de la ciudad que trabaja directamente con estas personas en situación de calle tratando de vincularlos con la red de servicios sociales y sanitarios que prestan el Mides y la Administración de los Servicios de Salud del Estado (ASSE)”, enfatizó el jerarca en alusión al programa Aleros.
A partir de ese programa se desarrollaron los “puntos de encuentro” donde los usuarios se nuclean de manera periódica para recibir asistencia.
Con esta óptica, se puso en marcha este mes la Unidad Móvil de Atención, que es estrictamente sanitaria y destinada a atender a todas aquellas personas que tienen problema de consumo de alto riesgo y que eventualmente necesiten una asistencia directa.
Paralelamente, se trabaja con la Facultad de Medicina y con ASSE en la instrumentación del programa Erica, un dispositivo de atención hospitalaria para casos de urgencia, equipo de respuesta inmediata en crisis de adicciones que funcionará en el universitario Hospital de Clínicas.
En ese sentido, Calzada hizo referencia a la respuesta integral que ha desarrollado el Estado para atender a aquellas personas que están en situación más compleja, con la creación de tres centros regionales: en Artigas, Maldonado y Montevideo, y dos dispositivos de referencia nacional, uno en Las Brujas, Canelones, y el otro en la ciudad de San José. Normal 0 21 false false false ES-UY X-NONE X-NONE MicrosoftInternetExplorer4 /* Style Definitions */ table.MsoNormalTable {mso-style-name:"Tabla normal"; mso-tstyle-rowband-size:0; mso-tstyle-colband-size:0; mso-style-noshow:yes; mso-style-priority:99; mso-style-qformat:yes; mso-style-parent:""; mso-padding-alt:0cm 5.4pt 0cm 5.4pt; mso-para-margin-top:0cm; mso-para-margin-right:0cm; mso-para-margin-bottom:10.0pt; mso-para-margin-left:0cm; line-height:115%; mso-pagination:widow-orphan; font-size:11.0pt; font-family:"Calibri","sans-serif"; mso-ascii-font-family:Calibri; mso-ascii-theme-font:minor-latin; mso-fareast-font-family:"Times New Roman"; mso-fareast-theme-font:minor-fareast; mso-hansi-font-family:Calibri; mso-hansi-theme-font:minor-latin;}
Políticas sociales rescatan niños de la calle y hacen descender consumo de pasta base
El consumo de pasta base en Uruguay está desde 2008 en una prolongada meseta descendiente, tras un crecimiento exponencial que comenzó por 1999, aseguró el secretario de la Junta Nacional de Drogas (JND), Julio Calzada. Este punto de inflexión lo atribuyó a las políticas públicas implementadas por el Gobierno de José Mujica que, entre otras cosas, erradicaron la situación de calle de niños y niñas.

La estrategia implementada ya desde el gobierno de Tabaré Vázquez (2005-2010) han permitido alcanzar un punto de inflexión en 2008, cuando comenzó un paulatino descenso entre la población más vulnerable del consumo de esta droga, un producto intermedio del proceso de elaboración de la cocaína a partir de las hojas de coca.
Para conocer esta prometedora realidad se realizaron investigaciones desde la Junta Nacional de Drogas, en coordinación con la estatal Universidad de la República para contar con mayores insumos a la hora de implementar las políticas en la materia.
En particular enfocó su análisis en dos encuestas de hogares, dos de estudiantes y un estudio en poblaciones “ocultas”, en las que se trabajó estrechamente con el Instituto Clemente Estable y con la Cátedra de Medicina de la Universidad de la República.
Sobre esta base, Calzada afirmó que la JND, encargada de diseñar las políticas gubernamentales, cuenta hoy con muchos más elementos para poder definir con precisión el fenómeno y encontrar salidas, aunque nunca soluciones finales que no existen.
Actualmente, agregó, la media de edad de los consumidores de pasta base que están en tratamiento se ubica en el entorno de los 26 años. “Sabemos que hay muchas personas que tienen 15 o 16 años de consumo, es decir que en el momento que ingresa al país la pasta base empezaron a consumir y han seguido haciéndolo sistemáticamente”, apuntó.
Haciendo referencia a este tipo de consumidores “crónicos”, sostuvo que se trata de un “núcleo duro” que, antes de pasarse a la pasta base, utilizaban pegamento como droga, que era por entonces la sustancia de moda en los sectores más desprotegidos de la población uruguaya.
Precisamente, recordó que hasta 1998 la sustancia más consumida era el pegamento entre estos sectores de este bajo nivel socio-económico, que progresivamente desplazaron su consumo hacia la pasta base pocos años después.
Para el experto, esta problemática se puede explicar por múltiples motivos, entre ellos, los fenómenos geopolíticos y la severísima crisis económica que sufrió Uruguay en 2002.
“Por un lado tenemos la presencia de esta droga en países vecinos, que antes no existía, y el gran impacto de la crisis económica entre 2000 y 2002, que generó bolsones de pobreza muy importantes”, analizó. “Fue así que la pasta base se metió en estos sectores y generó una cultura propia de consumo”, reflexionó.
Calzada aseguró que toda la investigación recopilada muestra que desde 2008 hasta ahora el uso de pasta base se encuentra en una prolongada meseta descendiente.
“Si bien hubo un crecimiento exponencial y sistemático desde el 1999 y 2000 hasta 2008, en esa fecha hay un punto de inflexión y comienza a descender paulatinamente”, aseguró.
Sostuvo que confluyen para ello una serie de factores. “Tenemos en el país uno de los cuerpos de investigación y acción en materia de narcotráfico más exitosos de la región”, dijo, refiriéndose al personal de la Dirección General del Tráfico Ilícito de Drogas del Ministerio del Interior.
Según los registros de esa dependencia, en lo que va de este año se incautaron casi 1,3 millones de gramos de marihuana, 205.149 de pasta base de cocaína, 145.301 de cocaína y 500 gramos de crack, 430 plantas de cannabis, 575 semillas de esa planta de la que se extrae la marihuana, 109 dosis de LSD (ácido lisérgico), 140 unidades de éxtasis y 54.220 gramos de cafeína.
Asimismo, realizó entre enero e inicios de octubre de 2014 un total de 447 procedimientos, de los cuales 297 fueron en Montevideo.
A su entender, todos estos factores han permitido contener la expansión del tráfico.
No obstante, Calzada advirtió que dicho tráfico está asociado a la necesidad de una demanda que también se ha controlado a partir de 2007, fundamentalmente a través del impacto que tuvieron las políticas públicas universales y las sectoriales que implementó el Gobierno en el ámbito social, educativo, de la salud y en las que ha cumplido un rol esencial el Ministerio de Desarrollo Social (Mides).
“Esto ha permitido que aquella progresiva situación de ‘callejización’ de niñas y niños haya desaparecido en nuestro país y ya no los vemos desarrollando estrategias de supervivencia mendicantes en los ómnibus”, señaló.
“En este punto encontramos que año a año la edad media de las personas que consumen pasta base se desplaza hacia arriba”, observó. “Por 2011, los registros marcaban que se ubicaba entre los 21 o 22 años, mientras que hoy lo tenemos en 26, lo cual quiere decir que el núcleo duro de usuarios de esta sustancia está estable y, si no se acrecienta, es porque no ingresan nuevos consumidores a este núcleo”, añadió.
Sobre este “núcleo crónico” en situación de calle, cruzando datos del Mides y las investigaciones de la JND, los técnicos pudieron cuantificar el siguiente fenómeno: los usuarios de pasta base que la han usado en los últimos 30 días se ubican en el entorno de las 9.000 personas.
No obstante, son entre 1.300 y 1.400 las personas en situación de calle que son consumidores de drogas, 700 de ellas de pasta base y el resto de alcohol.
“Hablar de 30.000 adictos, como he escuchado, es un número vacío que no dice nada. Sí existe un número muy menor y altamente problemático de usuarios de drogas para los cuales las estrategias de abordaje convencionales desde el sistema de salud no son adecuadas”, alertó.
Innovaciones metodológicas
Calzada explicó que estas poblaciones extremadamente vulnerables no soportan las intervenciones de alta exigencia, que les demanda abstinencia y adhesión al tratamiento.
Por eso, otras estrategias de baja exigencia, ampliamente utilizadas en Europa, apuntan a un acompañamiento de estos usuarios hasta lograr relacionarlos con el sistema sanitario que les permita romper esta situación de vida.
“Nosotros hemos hecho una apuesta muy fuerte por estos dispositivos, desarrollamos en 2012 en conjunto con la Junta Departamental de Drogas de Montevideo un programa en la zona este y oeste de la ciudad que trabaja directamente con estas personas en situación de calle tratando de vincularlos con la red de servicios sociales y sanitarios que prestan el Mides y la Administración de los Servicios de Salud del Estado (ASSE)”, enfatizó el jerarca en alusión al programa Aleros.
A partir de ese programa se desarrollaron los “puntos de encuentro” donde los usuarios se nuclean de manera periódica para recibir asistencia.
Con esta óptica, se puso en marcha este mes la Unidad Móvil de Atención, que es estrictamente sanitaria y destinada a atender a todas aquellas personas que tienen problema de consumo de alto riesgo y que eventualmente necesiten una asistencia directa.
Paralelamente, se trabaja con la Facultad de Medicina y con ASSE en la instrumentación del programa Erica, un dispositivo de atención hospitalaria para casos de urgencia, equipo de respuesta inmediata en crisis de adicciones que funcionará en el universitario Hospital de Clínicas.
En ese sentido, Calzada hizo referencia a la respuesta integral que ha desarrollado el Estado para atender a aquellas personas que están en situación más compleja, con la creación de tres centros regionales: en Artigas, Maldonado y Montevideo, y dos dispositivos de referencia nacional, uno en Las Brujas, Canelones, y el otro en la ciudad de San José. Normal 0 21 false false false ES-UY X-NONE X-NONE MicrosoftInternetExplorer4 /* Style Definitions */ table.MsoNormalTable {mso-style-name:"Tabla normal"; mso-tstyle-rowband-size:0; mso-tstyle-colband-size:0; mso-style-noshow:yes; mso-style-priority:99; mso-style-qformat:yes; mso-style-parent:""; mso-padding-alt:0cm 5.4pt 0cm 5.4pt; mso-para-margin-top:0cm; mso-para-margin-right:0cm; mso-para-margin-bottom:10.0pt; mso-para-margin-left:0cm; line-height:115%; mso-pagination:widow-orphan; font-size:11.0pt; font-family:"Calibri","sans-serif"; mso-ascii-font-family:Calibri; mso-ascii-theme-font:minor-latin; mso-fareast-font-family:"Times New Roman"; mso-fareast-theme-font:minor-fareast; mso-hansi-font-family:Calibri; mso-hansi-theme-font:minor-latin;}