Implementación de Protocolo de Nagoya

Proteger la biodiversidad y el desarrollo de las especies naturales es prioritario para Uruguay

Uruguay posee una importante biodiversidad, que es necesario controlar, proteger y conservar. Por ese motivo, el 6 de abril se presentó el proyecto "Fortalecimiento de recursos humanos, marcos legales y desarrollo de capacidades institucionales para la implementación del Protocolo de Nagoya", cuyo fin es regular el acceso a los recursos naturales para lograr una distribución justa y equitativa de su uso y explotación.

Jornada de trabajo encabezada por Alejandro Nario

En el año 2014, Uruguay ratificó el Protocolo de Nagoya, cuyo objetivo es impedir que los países en desarrollo y con una gran diversidad de especies permanezcan vulnerables ante empresas de investigación que buscan animales, plantas y otros recursos biológicos para desarrollo de semillas, alimentos, medicamentos, cosméticos y vacunas para comercializar.

En ese sentido, el 6 de abril se presentó el proyecto "Fortalecimiento de recursos humanos, marcos legales y desarrollo de capacidades institucionales para la implementación del Protocolo de Nagoya", con la participación del director nacional de Medio Ambiente, Alejandro Nario, el oficial del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), Flavio Scasso, el consultor global para el proyecto, Alejandro Lago Candeira, y expositores nacionales.

Para Nario, la principal fortaleza del protocolo es que determina que el país se apropie de recursos nacionales. Manifestó que Uruguay legislará y “trabajará con el claro desafío de mostrarle a los distintos actores que (el protocolo) es un ganar-ganar en soberanía para todos, los productores, las comunidades locales y nuestro país, al poder cuidar un recurso que es genuino y es nuestro”.

El proyecto presentado en la tarde de ayer será ejecutado por el Ministerio de Vivienda, Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente, a través de la Dirección Nacional de Medio Ambiente (Dinama), y el PNUD, con financiación del Fondo para el Medio Ambiente Mundial (FMAM/GEF).

Con el Protocolo de Nagoya, al que adhieren 90 naciones, se proporcionan incentivos a los países para proteger su riqueza natural, al tiempo que se permite a la empresas, a su vez, el desarrollo de productos de forma sostenible a partir de esos recursos biológicos.