Red social propiciada por el INJU alcanzó a 5.450 jóvenes para que ejercieran sus derechos
Fueron 5.450 los uruguayos de entre 14 y 24 años que participaron entre 2012 y este año en el programa Jóvenes en Red del Instituto Nacional de la Juventud (INJU), logrando así volver al sistema educativo, laboral o social. Todos ellos, pertenecientes a hogares con bajos ingresos económicos, al comienzo del plan no habían terminado el ciclo básico de Secundaria ni cursaban otros estudios y tampoco tenían trabajo formal.

En el INJU (Instituto Nacional de la Juventud), perteneciente al Ministerio de Desarrollo Social (Mides), 42 equipos de trabajo de Jóvenes en Red, que integran más de 200 técnicos en todo el territorio de Uruguay, participaron de la evaluación del programa que se desarrolló entre 2012 y 2015.
Se trabajó con 5.450 jóvenes en integración educativa, con jóvenes que estaban alejados del estudio y el trabajo y que a partir de la intervención del programa se revincularon con la educación y el trabajo o la vida social, sostuvo Santiago Sotto, director del INJU.
El objetivo general del programa es promover el ejercicio de derechos de jóvenes desvinculados del sistema educativo y del mercado formal de empleo con un abordaje integral, territorial y en comunidad.
Las zonas de influencia del programa están ubicadas en los departamentos de Artigas, Canelones, Cerro Largo, Montevideo, San José, Salto, Paysandú, Rivera y Tacuarembó. La población objetivo fue en 2012 de 35.079 jóvenes y el año pasado de 31.393.
Finalmente los jóvenes que participaron del programa suman 5.450 hasta el momento.
La Dirección Nacional de Evaluación y Monitoreo y el Instituto de Economía de la estatal Universidad de la República presentaron datos cualitativos respecto a las principales características del programa, su alcance, implementación, gestión y resultados en el período 2012–2015.
Algunas de las conclusiones que arrojó la información están relacionadas con la valoración positiva del programa, en cuanto a su carácter interinstitucional, con radicación en el territorio, el abordaje multidimensional, la flexibilidad – libertad para adecuarse a cada situación-- y el aprovechamiento de los recursos locales coordinados.
Desde los equipos técnicos se observan cambios en actitudes y comportamientos de los jóvenes, parámetro que calificaron como difíciles de medir, en tiempos que son propios de cada joven, en los que reflexionan sobre su vida y de esta forma van logrando confianza en sí mismo.
El programa también logró que los jóvenes se empoderen de las ciudades, más allá de los límites de su propio barrio, y tengan de esta forma una mayor circulación por el área metropolitana y accedieran, por ejemplo, a programas de turismo social.
Asimismo, los participantes obtuvieron un mayor conocimiento de la oferta educativa. En general, los participantes del programa dicen no tener sentido de pertenencia en cuanto a las instituciones educativas formales, y la educación es para ellos un instrumento para conseguir un mejor trabajo, no un valor por sí mismo.
Los jóvenes que pasaron por esta iniciativa le otorgan un mayor mérito a tener un trabajo independiente, sin jerarquías y normas de cultura laboral típica o formal.
Tanto la valoración de los participantes, los que dejaron de asistir o los que tuvieron el egreso formal del programa lo califican de forma positiva, en forma indistinta, sin importar el estado de situación con respecto a la propuesta.
En muchos casos, los jóvenes llegan a participar de esta iniciativa de forma autoconvocada y no porque los vayan a buscar con estrategias de captación.
El programa tiene una buena receptividad debido a un abordaje multidimensional (social, educativo, laboral), que pretende con sus acciones de vinculación acercar la demanda y las ofertas del propio programa.
Las personas jóvenes pueden acceder a Jóvenes en Red a través de las oficinas territoriales del Mides o comunicarse al a través de las redes sociales Facebook o Twitter.