“El régimen cambiario que se utiliza en Uruguay es su gran fortaleza”
El titular de la Asesoría Macroeconómica y Financiera, Andrés Masoller, destacó los parámetros utilizados en la elaboración del Presupuesto quinquenal aprobado por el Parlamento, defendió la libre flotación cambiaria y los resultados de la política que se lleva adelante en los Consejos de Salarios. En su exposición en el foro de ACDE, reafirmó que la meta para el final del período es 2,5 de déficit del producto interno bruto.

La caída del consumo que experimenta Uruguay en los últimos trimestres conlleva una merma de la recaudación tributaria, advirtió Masoller, al iniciar su alocución ante una nutrida audiencia en el foro convocado para este miércoles por ACDE (Asociación Cristiana de Dirigentes de Empresas), en el que también hicieron uso de la tribuna el ministros de Economía y Finanzas, Danilo Astori, y varios otros miembros del equipo de esa cartera.
Masoller explicó que la economía de Uruguay se ha desacelerado, pero en el contexto internacional continúa bien posicionado y es de los países que menos ajustó sus proyecciones a largo plazo. Agregó que en la última década el país creció sistemáticamente por encima del promedio del resto de América Latina.
El crecimiento del producto interno bruto (PIB) será al cierre del año de 2 %, según las proyecciones, en un contexto totalmente desfavorable, y en un año pronosticado como el peor momento de la crisis.
En ese sentido, dijo que a partir de 2016 América Latina comenzará a crecer y Uruguay lo hará comparativamente un poco por encima del promedio regional, reflejando su comportamiento histórico.
En este contexto, fue elaborado el Presupuesto, explicó Masoller, incorporando la situación actual del país y la previsión de un crecimiento moderado.
También se observa un efecto favorable en las arcas públicas debido a la cancelación de deuda de la empresa Ancap con su similar proveedora Petróleos de Venezuela (PDVSA), que generó una quita importante de las obligaciones que se contabiliza como ingreso por única vez a la caja del Estado, agregó.
Masoller resumió que la situación hasta ahora no es la misma que cuando se elaboró el Presupuesto Nacional, algunas variables se han comportado de modo desfavorable, por lo cual será necesario seguir monitoreando las cuentas.
De igual modo, reafirmó que la meta para el final del período en 2020 sigue siendo la prevista, es decir un déficit global de 2,5 del PIB y ahora se está a la espera del resultado de la cancelación de títulos públicos del Banco Central.
La estrategia para este período es ir recomponiendo gradualmente el resultado ajustado por fenómenos extraordinarios, que en 2014 fue de 4 %. Ahora se busca atravesar un proceso gradual de consolidación fiscal que conduzca a un resultado estructural de 2.5 % en 2019, “lo cual deberá ser consistente con un nivel de estabilización del nivel de deuda”, explicó.
“Esta es una de las anclas fundamentales de la política económica, por lo cual es necesario que se vaya cumpliendo con esta trayectoria”, dijo Masoller.
Agregó que “una apuesta bien ambiciosa que el Gobierno en su conjunto ha tomado en el Consejo de Ministros es el compromiso de hacer todos los esfuerzos para llegar a esa meta fiscal”, puntualizó.
Cambio flotante
El régimen de flotación cambiara en Uruguay sirve para amortiguar una buena parte del shock externo, explicó Masoller.
En los últimos tiempos el tipo de cambio se ha comportado al alza, el peso se ha depreciado casi 50 % en tres años lo cual ha sido compatible con niveles bajos de inflación.
“Este régimen cambiario es una fortaleza que tiene la economía uruguaya y se debe continuar utilizando”, aseguró.
Uruguay a pesar de haber tenido una devaluación tan alta ha logrado amortizar su pasaje a los precios domésticos, “porque de alguna forma importamos deflación desde el exterior”, explicó.
Masoller indicó que la economía se viene ajustando a la situación internacional, porque los costos internos de las empresas medidos en dólares han caído más que los propios precios de exportación.
“Este tipo de cambio es importante, porque ha permitido que las empresas corrijan sus costos medidos en dólares de forma de acompañar la caída de sus ingresos”, anotó.
Política salarial
Los indicadores del mercado laboral muestran señales de menor crecimiento de empleo, en consonancias con la desaceleración de la economía, y esto debe ser tenido en cuenta a la hora de la negociación salarial.
La buena noticia es que el desempleo no ha crecido entre los jefes de hogar, destacó, pero también observó un crecimiento en los niveles de desempleo.
Agregó que es importante utilizar lineamientos distintos a los usados en las rondas de negociación colectiva.
“Estamos pensando en acuerdos nominales a tres años, con correctivos que aseguren que ningún trabajador tenga pérdidas de salario real al final del período; aumentos diferenciales según la realidad de cada sector y aumentos mayores para los más sumergidos”, destacó.
Informó que se ha avanzado bastante en la firma de unos cuantos convenios y mencionó algunos de ellos. En general tenemos una evaluación positiva salvo algunas pocas excepciones.
En términos generales estaríamos llegando a menores aumentos por la realidad del país, pero bastante alineados con las pautas del Poder Ejecutivo. Aún falta cerrar 40 % de los grupos”, admitió.