Salud Pública profundiza investigación sobre secuelas ocasionadas por siniestros de tránsito en niños, para mejorar políticas
Tras un acuerdo firmado entre el Ministerio de Salud Pública y la Fundación Gonzalo Rodríguez, se creará un equipo de trabajo para elaborar y analizar datos de mortalidad y secuelas por siniestros de tránsito en niños. El fin es avanzar en el diseño de políticas públicas que incluyan acciones intersectoriales con foco en rehabilitación y prevención, con el uso de dos herramientas fundamentales: la consulta médica y la escuela.

En Uruguay, los siniestros de tránsito son la primera causa de muerte en menores de 40 años. En 2016, de 497 niños que fallecieron en las edades de 0 a 14 años, un 9,5 % (47 niños) murió por lesiones externas, es decir, siniestros de tránsito, ahogamientos, caídas e intoxicaciones, y la primera causa de muerte fueron los siniestros de tránsito. En este contexto, el Ministerio de Salud Pública (MSP) y la Fundación Gonzalo Rodríguez firmaron un convenio para el intercambio y la generación de información estadística sobre su impacto en la morbimortalidad de la población infantil, para utilizar esos datos en el diseño de políticas públicas y acciones transversales.
El documento fue firmado por el subsecretario de Salud, Jorge Quian, y la presidenta de la Fundación Gonzalo Rodríguez, María Fernanda Rodríguez, el jueves 14 en la sede del ministerio. El acuerdo formaliza el trabajo en investigación, educación y capacitación, que comparten desde tiempo atrás.
En entrevista con la Secretaría de Comunicación Institucional, la responsable del Área Programática Salud de la Niñez del MSP, Claudia Romero, dijo que hasta ahora se contaba con algunos datos de morbilidad (cuántos niños resultan lesionados por siniestros de tránsito y qué significan esas lesiones), pero no había capacidad de analizarlos. “Los datos son importantes siempre y cuando los sepamos usar bien. Necesitamos datos, necesitamos analizarlos y que de ese análisis se generen políticas públicas porque lo que no queremos es que se lesione ningún niño más en los siniestros”, indicó.
Además, a veces las lesiones son leves y no requieren ingreso a un centro de salud pero otras pueden ser severas y dejar secuelas que demandan costos sanitarios importantes, no solo al sistema de salud sino a las familias. Más allá de los gastos de cama de CTI y tratamientos, hizo referencia al abordaje del niño que egresa del centro de salud con secuelas y la respuesta en servicios complejos y rehabilitación. “Es un desafío importante para nosotros trabajar en conjunto e investigar esta dimensión”, agregó.
Para llevar a cabo este trabajo se armará un equipo con representantes de la fundación y de las áreas de Niñez y Adolescencia del ministerio. Este grupo citará a referentes del tema y académicos para asesorarse y trabajar en conjunto. Romero explicó que este tema implica un trabajo intersectorial porque no se puede hablar de siniestros de tránsito sin hacer énfasis en educación, prevención y promoción.
Dijo que para el sector salud es fundamental el espacio que se genere desde la misma consulta para trabajar con las familias en lo que es un viaje seguro para sus hijos dentro de un vehículo, es decir asesorarlas sobre el sistema de retención infantil más adecuado. Lo mismo trabajarlo en las escuelas, porque los niños son considerados grandes replicadores de buenas prácticas. En el caso de los niños que tienen dificultades, por ejemplo, motoras se procura favorecer su tránsito por los sectores de salud. “Debemos tener una mirada integral a ese niño que queda con una discapacidad y desde el sector salud comprometernos a mejorar su rehabilitación”, concluyó.