La meta es erradicar el contagio

Sistema penitenciario inauguró primera sala especial de atención a casos de tuberculosis

Hasta 18 internos afectados de tuberculosis en etapa de contagio podrán ser aislados del resto de la población carcelaria para recibir asistencia médica en la sala inaugurada este miércoles por el Instituto Nacional de Rehabilitación en la Unidad N.° 7 “Canelones”, la primera que dispone el sistema penitenciario uruguayo. “Garantizar la salud es un derecho humano fundamental”, dijo el director de la institución, Luis Mendoza.

Primera sala del sistema penitenciario para atención aislada de afectados de tuberculosis
La construcción de la sala insumió un año por un equipo de 18 personas privadas de libertad de la misma unidad, que estuvieron bajo la dirección de directivos y técnicos del Polo Industrial de Santiago Vázquez y contó con el apoyo estratégico de la Administración de Servicios de Salud del Estado (ASSE).

El sitio dispone de 18 camas, dos gabinetes higiénicos, dos ducheros, repisas y el correspondiente sistema de ventilación.

El objetivo es erradicar todo tipo de riesgo de contagios de la enfermedad, tanto entre los mismos internos y personal del establecimiento como de las personas que concurren a visitas y que posteriormente pueden transmitir el virus al exterior de la unidad penitenciaria.

Para ello, siete médicos dependientes de ASSE y de Sanidad Policial del Ministerio del Interior, dos enfermeros, un médico dependiente de la Comisión Honoraria para la Lucha Antituberculosa y Enfermedades Prevalentes y dos asistentes, son los que brindarán el necesario servicio de asistencia médica.

Cumplir con los derechos humanos
En el acto protocolar, el director del INR, Luis Mendoza, informó que la sala se encuentra a disposición de todo el sistema penitenciario uruguayo, por lo tanto pueden ser derivados internos de otros establecimientos, “porque garantizar la salud es un derecho humano fundamental para todas las personas”.

Destacó el trabajo realizado por los internos que supieron interpretar las políticas de rehabilitación impuesto por el INR con los pilares en el trabajo, educación, cultura, deporte y recreación de forma de combatir el ocio que, según su opinión, es el principal problema que viven los internos.

Mendoza resaltó que una de las exigencias impuestas por el INR es la realización de exámenes vasculares al momento del ingreso a las unidades y también cuando se realizan algún traslado, “de manera de tener información precisa de cada persona”.

Jorge Banquero, coordinador de Sanidad Policial en las Unidades Penitenciarias dependientes del INR, explicó que los pacientes que se tratarán en la sala son aquellos que estén en la primera etapa de la enfermedad, es decir de contagio, y podrán estar asilados en un lapso de 20 a 30 días.

Posteriormente pasarán a las celdas correspondientes para continuar el tratamiento médico por nueve meses más bajo asistencia médica.

Recordó que actualmente en la Unidad de Canelones no hay casos de enfermos que estén en el período de contagio, que si existieron años atrás y fueron tratados en el Hospital Saint Bois o en el mismo establecimiento, pero no en condiciones sanitarias deseables. “Cosa que hoy se revierte completamente al disponer de la sala en funcionamiento”, enfatizó.

¿Qué es y cómo se contagia?
La tuberculosis es una enfermedad causada por Mycobacterium tuberculosis, una bacteria que casi siempre afecta a los pulmones. Es curable y prevenible.

La tuberculosis se transmite de persona a persona a través del aire. Cuando una persona afectada de este mal pulmonar tose, estornuda o escupe, expulsa bacilos tuberculosos al aire.

Basta con que una persona inhale unos pocos bacilos para quedar infectada.

Se calcula que una tercera parte de la población mundial tiene tuberculosis latente; es decir, esas personas están infectadas por el bacilo pero (aún) no han enfermado ni pueden transmitir la infección.

Las personas infectadas con el bacilo tuberculoso tienen a lo largo de la vida un riesgo de enfermar de tuberculosis de 10 %. Sin embargo, este riesgo es mucho mayor para las personas cuyo sistema inmunitario está dañado, como ocurre con quienes estén afectados por el virus de inmunodeficiencia humana (VIH), causante del sida, de malnutrición o diabetes o consumidores abusivos de tabaco.

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