Intenso trabajo en todo el territorio

Uruguay Crece Contigo acompaña a familias y genera mejores pautas de crianza y convivencia

“El centro del trabajo de los técnicos de Uruguay Crece Contigo es la familia y los niños”, enfatizó su directora, Mariela Solari, tras indicar que 60 % de las madres incluidas en el programa tienen entre 15 y 18 años. “El acompañamiento implica controles de salud, pensar en la trayectoria educativa, laboral, lo cual pasa por hablar, encontrarse con el otro y generar confianza, porque todos tenemos los mismos derechos”, dijo.

La directora del programa Uruguay Crece Contigo, Mariela Solari

"Los grandes lineamientos de trabajo del programa Uruguay Crece Contigo, que lleva adelante el Ministerio de Desarrollo Social, están vinculados a pautas de alimentación y crianza de niños y niñas, así como a las experiencias de inclusión social que se desarrollan en el territorio nacional desde 2012", explicó Solari en entrevista con la Secretaría de Comunicación Institucional.

Solari enfatizó que la metodología de acompañamiento de las familias que integran poblaciones de alto riesgo social, que se realizan tanto en el hogar como en su vida cotidiana, se implementan desde el Estado a través de Uruguay Crece Contigo y el programa de Cercanías a través del Ministerio de Desarrollo Social y el Instituto del Niño y el Adolescente de Uruguay (INAU).

Destacó que el programa de Acompañamiento Familiar de Uruguay Crece Contigo consolidó en 2015 un trabajo con población de alto riesgo en primera infancia a nivel institucional. De esta forma, con el Ministerio del Interior se trabaja con mujeres privadas de libertad que están embarazadas o que tienen niños menores de cuatro años.

“La cárcel es uno de los lugares más duros para los niños, porque la mamá está presa y es uno de los ámbitos institucionales más complejos para la crianza en las primeras etapas de vida de las personas”, puntualizó.

“La metodología del trabajo de campo tiene un componente muy fuerte de cercanía, pues los técnicos están muy cerca de padres y madres que vienen de muchos años de exclusión”, indicó.

La jerarca informó que 60 % de las madres con las que trabaja Uruguay Crece Contigo tienen entre 15 y 18 años. “Son chiquilinas que muchas veces no terminaron el ciclo básico de Secundaria, no tienen una trayectoria de autonomía económica, y vienen de historias de violencia en su propia infancia y de exclusión que hacen que por décadas repitan una misma historia”, apuntó.

Advirtió que “el trabajo que hacen los operadores es complejo, dado que, en muchos casos, es la primera vez que alguien trata bien a estas chiquilinas y se preocupa realmente por los que les pasa”.

Solari indicó que los operadores siguen siendo un referente afectivo aún cuando el trabajo con esa familia haya terminado formalmente. “Pero eso no quiere decir que se haga asistencialismo ni que se sustituyan los afectos”, aclaró.

La labor que desarrollan los operadores es una instancia que funciona como un puente que ayuda a las personas que no tuvieron la oportunidad de tener espacios donde sentirse reconocido, valioso, querido, a que sí puedan desarrollar las actividades que se propongan, como estudiar o tener un trabajo digno.

“Pensemos que por 20 años les dijeron lo opuesto y fue lo que terminaron sintiendo”, consideró.

Con las futuras madres se trabaja mucho las pautas de alimentación y de crianza, porque está naturalizado el golpe, en todos los niveles socioeconómicos, y se trabaja para que ello no suceda y en cómo poder generar las mayores capacidades de las madres y de sus hijos.
 
“El acompañamiento implica controles de salud y en pensar en la trayectoria educativa, laboral, lo cual pasa por hablar, encontrarse con el otro y generar confianza porque todos tenemos los mismos derechos”, explicó Solari.

Agregó: “Hay marcas emocionales que no son visibles y que vienen de años de exclusión. Estamos llegando a la población que ha sufrido más en las últimas décadas y es la población que nos desafía a ser más exigentes en nuestro trabajo”.

Solari señaló que se detectan situaciones complejas de salud mental, adicciones o violencia doméstica, que son muy duras, lo que hace que sea imposible trabajar desde una sola institución estatal y, por ello, se coordinan acciones con el INAU, los Centros Caif o el Ministerio de Salud Pública.

"El centro del trabajo de los técnicos es la familia y los niños", enfatizó.

Agregó que este año también se desarrolló con el INAU que complementa el acompañamiento familiar donde se realizan actividades grupales en los centros Caif y en los de Atención a la Primera Infancia (CAPI), en los que la comunidad toma ejes que quiere trabajar de crianza y cuidado y se analizan en esos lugares.

Los procesos de selección y de supervisión y los de formación de los equipos que trabajan en el territorio, en la política dirigida a la primera infancia, requieren aprendizaje continuo, actualización de habilidades y destrezas.

“Estamos presentes en el territorio porque es una tarea difícil que se desarrolla día a día y que es necesario hacer, además de requerir entereza y capacidad emocional para seguir apostando, con una mirada crítica y no complaciente”, indicó.

Según la especialista, Uruguay debe apostar a los profesionales jóvenes, que es una riqueza enorme que tiene, con mucho compromiso y con ganas de trabajar en el territorio, que necesitan apoyo y una crítica constructiva, entereza y formación para poder trabajar con las familias.

"El centro del trabajo debe ser la calidad de la respuesta que se le da a las familias, en eso hay que hacer mucha sinergia porque nunca hubo tanta gente trabajando en el territorio", alertó.

Solari puso énfasis en que 2005-2015 es una década ganada en inclusión social, laboral y educativa. “No es el Uruguay de 2002 ni de 2005, pues se avanzó porque muchas familias lograron una trayectoria positiva para sus hijos”.

Agregó que también hay un núcleo duro de la pobreza al que se está logrando llegar y que se concentra en los niños más pequeños.

En tal sentido, sostuvo que no se debe “tener una lectura simplista. Cuando ves la trayectoria de estos padres y madres, con décadas de exclusión y de pobreza en la primera infancia y sus consecuencias, se comprende porque es un tema en el que estamos comprometidos para dar mejores oportunidades desde el inicio de la vida”.

También se refirió al lugar que ocupan los niños y niñas en la sociedad uruguaya. Hay una encuesta que indica que 60 % de los niños menores de cuatro años tienen pautas de crianza violentas.

“No se puede tener un discurso fácil y negador diciendo que ahora no se les puede gritar; estoy hablando de niños de cuatro años, los cuales, si aprenden que la forma de decir es el golpe, es la humillación, cuando tengan 10 o 15 años la forma de aprender a decir no va a ser violenta.

“Los adolescentes no aprenden a relacionarse violentamente en esa etapa de la vida y eso pasa en todos los niveles socioeconómicos”. Solari consideró que la sociedad uruguaya tiene que replantearse el lugar que les otorga en sus familias a los niños.

Otro de los temas que Uruguay Crece Contigo abordará en el quinquenio de gobierno en curso es el lugar de los niños y niñas en la comunidad, en el barrio y en los espacios públicos. Es necesario analizar el lugar que tienen como niños y no como adultos chiquitos; qué espacios tienen para sus necesidades y sus intereses, que no son los que tenemos los adultos”.

Otra de las líneas de trabajo profundizará en las pautas de alimentación, porque Uruguay es uno de los países que tiene más niños menores de cuatro años con obesidad y con mayor cantidad de horas frente a una pantalla audiovisual.

“Es necesario saber qué comen, cómo lo hacen, si están solos y con quienes se relacionan mientras comen”, abundó.

Solari enfatizó que si Uruguay quiere una sociedad con pautas de convivencia diferentes la debe construir entre todos y en familia, en el barrio y con las oportunidades que también el Estado brindar para facilitar estos parámetros.

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