Uruguay rechaza los ataques contra las minorías religiosas y el uso de la fuerza en Irak
El Gobierno, a través del Ministerio de Relaciones Exteriores, expidió un comunicado en el cual expresa su preocupación por la creciente inestabilidad política en Irak y por el aumento de la violencia en algunas de sus regiones. También condena los ataques armados dirigidos especialmente a perseguir a las minorías religiosas, situación que provoca su aislamiento y determina que tengan pocas probabilidades de supervivencia.

Uruguay condena firmemente los ataques armados perpetrados por el grupo extremista Estado Islámico (EI), contra numerosas ciudades del norte de Irak, particularmente los dirigidos contra las minorías religiosas cristiana y yazadi, que han provocado numerosas víctimas y desplazamientos masivos de población.
En ese sentido, en el comunicado se hace un llamamiento para que se garantice la seguridad a estas personas, se les facilite el acceso a la ayuda humanitaria y se respeten sus derechos fundamentales. El gobierno uruguayo también rechaza todo intento de quebrantar la soberanía y la integridad territorial del Estado iraquí y el funcionamiento de sus instituciones, generando un aumento de la inestabilidad y las tensiones en la región.
Asimismo recuerda que toda solución a los graves problemas que está enfrentando Irak deberá procurarse a través de medios pacíficos, el diálogo y la negociación, en el marco de los principios de las Naciones Unidas.
Miles de desplazados de sus territorios
Actualmente son casi 200.000 los desplazados, mayormente yazidíes kurdos y cristianos, que han huido de la ofensiva del yihadista EI, y permanecen aislados en el norte de Irak, con pocas probabilidades de sobrevivir, ya que no tienen acceso a agua ni alimentos.
Los yazidíes huyeron hacia esa región, luego de que los combatientes tomaran el pasado fin de semana la ciudad de Sinjar, —donde habitaban— situada a 50 kilómetros de la frontera con Siria.
Naciones Unidas aseguró el pasado martes haber recibido reportes de que 40 niños yazidíes han muerto como consecuencia directa de la violencia, el desplazamiento y la deshidratación. Ese mismo día, Unicef también comunicó que las familias que huyeron de la zona necesitan asistencia urgente y de forma inmediata.