En el Día de la Tierra, las alertas indican que hay que seguir trabajando

La Tierra nos da señales que indican que el presente y el futuro dependen cada vez más de nuestras propias acciones y definiciones.
El desarrollo sostenible es un camino de ida que encuentra a los países subidos a un mismo barco, con compromisos y metas tangibles de cara a la Agenda 2030, descrita como “un plan de acción a favor de las personas, el planeta y la prosperidad”.
Entre los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), el Nº 15 propone: “Proteger, restaurar y promover la utilización sostenible de los ecosistemas terrestres, gestionar de manera sostenible los bosques, combatir la desertificación y detener y revertir la degradación de la tierra, y frenar la pérdida de diversidad biológica.”
La degradación de los ecosistemas, los efectos del cambio climático, la pérdida de biodiversidad, el creciente tráfico y comercio ilegal de especies, son indicadores de una pérdida de equilibrio, que tiene consecuencias sobre la vida del planeta y eso nos incluye.
Este Día de la Tierra se centra en el papel de la biodiversidad como indicador de la salud de nuestro planeta. Las alteraciones entre los vínculos entre la salud y la biodiversidad impacta en la nutrición de los seres vivos, la proliferación de enfermedades y los riesgos de adaptación de las plantas, animales y seres humanos.
En Uruguay, el Mvotma ha trabajado incesantemente en mitigar y adaptar al país al cambio climático que afecta visiblemente la salud del planeta y sus habitantes. Algunas de las acciones que llevamos adelante: http://www.mvotma.gub.uy/politica-planes-y-proyectos
En 2016, el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) levantó las alarmas sobre el aumento mundial de las epidemias zoonóticas.
Específicamente, señaló que 75% de todas las enfermedades infecciosas emergentes en humanos son de origen animal y que dichas afecciones están estrechamente relacionadas con la salud de los ecosistemas.
La pérdida de biodiversidad alcanza un ritmo sin precedentes, a pesar de los distintos esfuerzos para frenar o revertir esta situación. Se estima que alrededor de un millón de especies animales y vegetales se encuentran actualmente en peligro de extinción.
Esto afecta el funcionamiento de los ecosistemas y puede ocasionar alteraciones importantes de los bienes y servicios que nos brindan tales como: suministro de alimentos y agua potable, regulación del clima, aportes a la polinización de cultivos y formación del suelo, purificación del aire y posibilidades de recreación, investigación y desarrollo social y cultural.
Reaccionar a las señales que nos brinda la tierra, restaurar nuestros ecosistemas, combatir las acciones que degradan y dañan el ambiente, nos permitirán en alguna medida prevenir o al menos posicionarnos mejor frente a futuras enfermedades.
El Mvotma ha desarrollado en los últimos años numerosas acciones de restauración con el objetivo de recuperar ecosistemas y hábitats, con énfasis en el monte nativo (en el entorno del embalse de Paso Severino), experiencias en playas de los seis departamentos costeros de nuestro país y en áreas protegidas del SNAP.
Esto a su vez forma parte de los compromisos asumidos a nivel internacional a través de iniciativas como la del Desafío de Bonn (Bonn Challenge), que implica un esfuerzo global para restaurar 350 millones de hectáreas de tierras degradadas a nivel mundial para el 2030; y la Iniciativa 20x20, que reúne el compromiso de países de América Latina y el Caribe, para recuperar 20 millones de hectáreas de bosques y ecosistemas degradados.
También desde Plan Juntos, programa que trabaja en el marco de la Dirección Nacional de Vivienda, se promueven acciones para la protección y la sustentabilidad del ambiente.
En talleres y jornadas de concientización, los participantes junto a voluntarios de la Facultad de Agronomía, brigadas de estudiantes y docentes del Programa Plantar es Cultura, trabajan en la creación de huertas y jardines comunitarios, la plantación de árboles en espacios públicos y la producción de plantines.
En cada inauguración las familias reciben árboles frutales para iniciar su jardín y un manual con recomendaciones sobre el consumo responsable de energía y agua, indicaciones para hacer compost y consejos para el mantenimiento y cuidado de los predios.
Varios emprendedores de Plan Juntos que llevan adelante sus propias iniciativas productivas utilizan materias primas reciclables.
La construcción de muebles con pallets, pufs y camitas para mascotas hechas con neumáticos en desuso, fertilizante natural obtenido a partir de la fermentación de ingredientes orgánicos, y la confección de pañales y toallas femeninas de tela son algunos de estos proyectos que buscan el cuidado del medio ambiente.
La conmemoración del Día Internacional de la Tierra nace un 22 de abril de 1970, en Estados Unidos, con una expresión masiva en las calles que se expresaba a favor de un mundo sustentable, y fue considerado el primer movimiento ambientalista del mundo moderno.
Cincuenta años después sigue presente la certeza respecto a que, sin agua limpia, sin recursos naturales y sin un ambiente saludable, no hay desarrollo posible. Un mundo sostenible es un mundo saludable.