Participar para transformar
Se trata de voluntarios del Programa Nacional de Voluntariado que se sumaron en la jornada de este 3 de mayo, al trabajo de restauración de monte nativo que se viene desarrollando, desde hace un año, en Paso Severino, por técnicos de la Dirección Nacional de Medio Ambiente (Dinama - Mvotma), Intendencia de Florida, y voluntarios de la zona.
El Plan de Restauración de Ecosistemas en la Cuenca del Santa Lucía, iniciado en junio de 2016, busca ayudar a la naturaleza a reconstituir su monte nativo, que oficia de filtro para el cuidado de la calidad del agua; y lleva más de 700 ejemplares plantados.
A los voluntarios locales que sostienen cotidianamente este proceso de plantación, cuidado y recuperación de la zona, se sumaron en una intensa jornada de trabajo conjunto voluntarios de Montevideo, a partir del acuerdo institucional entre el Ministerio de Desarrollo Social (Mides) y el Ministerio de Vivienda, Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente (Mvotma) que promueve la participación de la ciudadanía en la gestión de políticas públicas.
Para Sofía es la primera experiencia en el Programa de Voluntariado, aunque viene de haber colaborado en la construcción de la Escuela Sustentable de Jaureguiberry; estudia Diseño Industrial y se muestra sensible a los temas ambientales, "siempre me interesaron estos temas, encontrar soluciones sostenibles, que respeten el medio ambiente".
Por su parte Nadia, de 28 años, estudiante de Control Ambiental, le interesa “conocer el trabajo en temas ambientales desde adentro y fortalecer mi formación desde la experiencia. En particular esta experiencia que busca cuidar y mejorar la calidad del río Santa Lucia que nos abastece de agua potable, me parece fundamental".
En esta ocasión se plantaron 50 ejemplares de tala, biraró, y murta, todos nativos de la zona. Washington del Valle, vecino y voluntario del Proyecto Plantas Nativas de Cardal, conoce este proceso desde el inicio y cuenta que, “la delimitación del predio con alambrado, que impide que el ganado pase a abrevar al río, es otra de las acciones que favorecen la restauración, se ve el crecimiento de una franja de gramilla que también oficia de barrera y estamos empezando a encontrar una tierra de excelente calidad, que mantiene una buena humedad y es excelente para plantar”.
Esta experiencia de restauración es novedosa para el país, y tiene mucho ensayo y error, de aprender en el andar. “Este año, tenemos la ventaja de conocer lo sucedido con las especies plantadas el año pasado. Uno de los aprendizajes que estamos incorporando este año es el de plantar más cerca del embalse, sin miedo a la crecida. Y vamos a seguir aprendiendo.”, señala Washington.
Locales y visitantes entreveran sus manos en la tierra, trabajan con palas y asadas, colocan tutores a las plantas, van y vienen al río en busca de agua para regar, aplauden cada planta y le desean larga vida, y en el medio se conocen, aprenden del otro, transforman y sueñan con otras transformaciones más ambiciosas aún.
Se combinan las voces que hablan desde el saber de la experiencia y la vivencia, con las voces novatas, curiosas, ávidas de aprender. Y así la jornada se cierra y queda la sensación de haber sido parte de mucho más que una plantación.
Sinergias
El hacer contagia, los resultados estimulan y en la zona se generan sinergias provenientes de los diferentes actores e instituciones con incidencia en el territorio. Gerald Atrio, apicultor, y participante activo de esta historia, cuenta que recientemente los voluntarios de Cardal (Florida) lograron acceder a la financiación de un proyecto denominado Plantas Nativas de Cardal, en el marco del Programa de Pequeñas Donaciones (PPD). El proyecto, de 18 meses de duración, apunta a dejar capacidad instalada en la zona a través de la generación de 40 mil plantines y 6 viveros, que involucren a niños de la escuela, jefas de hogar, entre otros perfiles estratégicos definidos.
Otro de los proyectos en los que se quiere avanzar es en el desarrollo de laboratorios de tierra, “se extrae tierra para hacer plantines a medida y con ello se gana tiempo de adaptación, se disminuye el estrés de la planta y por tanto se obtienen mejores resultados de crecimiento”, señala Gerald.