Ministerio de Ambiente

El aumento de la resistencia a los antimicrobianos (RAM) es una amenaza creciente para el tratamiento efectivo de las infecciones causadas por bacterias, virus, parásitos y hongos y constituye uno de los mayores problemas para la salud pública mundial.

Con un enfoque integrado, bajo la premisa de “una sola salud”, Uruguay avanza en el abordaje multisectorial con programas y políticas integradoras entre los diferentes marcos de gobernanza en salud humana, animal, vegetal y ambiental con el fin de enfrentar los retos actuales y futuros para la salud en la interfaz entre los seres humanos, los animales y el ambiente.

En este marco, se ratificó el Plan Nacional de Acción contra la Resistencia a los Antimicrobianos ya que “no puede haber esfuerzos aislados para enfrentar este flagelo”, según reconoció el director nacional de Calidad y Evaluación Ambiental (Dinacea) del MA, Alejandro Nario.

Si bien tradicionalmente a la RAM se la ha abordado como un problema médico o veterinario, hoy existe consenso en que el ambiente cumple un papel clave en su aparición, mantenimiento y diseminación.

En ese sentido, Nario destacó que “estamos trabajando para que la dimensión ambiental, de la resistencia a los antimicrobianos, se incorpore de manera progresiva en nuestros programas de monitoreo ambiental”.

La RAM surge cuando estos microorganismos dejan de responder a los medicamentos, lo que hace que los antibióticos y otros agentes antimicrobianos pierdan su eficacia. De esta manera, la resistencia afecta a todos los ámbitos de la salud, implica a muchos sectores y tiene efectos en el conjunto de la sociedad. 

Los antimicrobianos (antibióticos, antiparasitarios, antifúngicos y antivirales) y microorganismos resistentes pueden ingresar al ambiente a través de diversas fuentes, como las aguas residuales domésticas y hospitalarias, el manejo inadecuado de residuos y el deshecho de actividades industriales y agropecuarias. Esto genera un reservorio ambiental de resistencia que puede reintroducirse en los sistemas humanos y animales, comprometiendo la eficacia de los tratamientos antimicrobianos por lo que representa una amenaza para la salud humana, animal y de nuestros ecosistemas.

Desde la perspectiva ambiental, la RAM representa una forma de contaminación emergente, con efectos sobre la calidad del agua y los suelos, la biodiversidad y los servicios ecosistémicos.

Un ambiente sano y equilibrado contribuye a mantener la eficacia de los antimicrobianos, proteger la salud humana y garantizar la sostenibilidad de nuestros recursos naturales. La acción coordinada entre los tres ministerios, en conjunto con la Organización Panamericana de la Salud (OPS)/OMS conforma una base sólida para enfrentar este desafío global desde una perspectiva nacional, científica y colaborativa.