31 de agosto

Día Internacional de los Afrodescendientes

Por Resolución de la Asamblea General de las Naciones Unidas se proclama el 31 de agosto «Día Internacional de los Afrodescendientes», a fin de promover un mayor reconocimiento y respeto de la diversidad del legado, la cultura y la contribución de los afrodescendientes al desarrollo de las sociedades, así como de promover el respeto de los derechos humanos y las libertades fundamentales de los afrodescendientes.
Placa Día Internacional de los Afrodescendientes

La directora general de Servicios Sociales, Roxana Berois, representante del Ministerio de Defensa en el Consejo Nacional de Equidad Racial y Afrodescendencia, invita a reflexionar sobre el racismo en nuestro país y para ello realiza un breve pasaje por la historia de uno de los muchos soldados negros que acompañaron al «padre del Federalismo y protector de los pueblos libres», José Gervasio Artigas, refiriéndose al conocido «Ansina».

Joaquín Lencina: «Ansina»

Nació en Montevideo en 1760, hijo de esclavos africanos, fue aguatero en su niñez. Se dice que Artigas lo compró como esclavo para liberarlo inmediatamente. Terminó sus días en casa de otro afrouruguayo que lo acogió ya con casi 90 años. Falleció en 1860.

Una noche del año 1820, antes de cruzar el río Paraná, y estando Artigas rodeado de sus más leales y constantes compañeros, les revela su última y heroica resolución: pedir asilo al Paraguay, despidiéndose de su patria.

Ansina, su buen Ansina, es el primero que, puesto en pie, le responde: «mi General, yo lo seguiré, aunque sea hasta el fin del mundo». Y así Ansina acompañó a Artigas en Paraguay, cumpliendo con su palabra, hasta la muerte del prócer en 1850.

A partir de 1846, este fiel asistente en el exilio aparece en la memoria letrada para no salirse de ella nunca más. En el largo recorrido que lo trae a nuestros días, su historia es una suma de incertidumbres y controversias.

Tras su apodo «Ansina» se esconden por lo menos dos hombres: Joaquín Lencina y Manuel Antonio Ledesma.

Fue a partir de esos dos nombres que se construyen dos representaciones de Ansina diferentes: uno sumiso, símbolo de fidelidad y amor al héroe y otro letrado, poeta - autor de composiciones sobre la gesta artiguista-, políglota e incluso líder en asuntos afro en el proyecto del prócer.

Sin embargo, hay que decir, con enjundia, que estos dos relatos permanecen vivos en la sociedad. Fue un personaje formidable en nuestra historia nacional, un esclavo que ganó su libertad a sangre y fuego al cual no hay mejor forma de homenajearlo que haciendo referencia a sus virtudes e integridad.

El 29 de octubre de 2018 el Poder Ejecutivo realizó un reconocimiento póstumo a Ansina como comandante de las Milicias de Libertos Artiguistas. En su honor, y en el de todos los integrantes del grupo de afrodescendientes liderados por él, se descubrió en esa jornada una placa que se instaló en la Plaza del Ejército en Montevideo.

Ansina ingresa en nuestra historia como mucho más que un fiel y leal soldado, será recordado como un digno representante de diferentes grupos de descendientes de africanos que hablaban diferentes lenguas y lograba trasmitir las órdenes y los mensajes del caudillo.

En la figura de Ansina es justo rendir homenaje a los cientos de soldados morenos que lucharon por la libertad y a los que hasta hoy siguen contribuyendo a la gloria de las Fuerzas Armadas de nuestro país.

Las celebraciones de los días internacionales invitan a los gobiernos, a la sociedad civil, a los sectores público y privado, a las escuelas y universidades, y a las ciudadanas y los ciudadanos del mundo a reflexionar sobre valores que unen a la humanidad y a adoptar acciones concretas en nombre de ellos.
 

Etiquetas