Brucelosis bovina

La brucelosis bovina muestra baja prevalencia y un control sanitario sostenido

En el marco de una jornada técnica realizada en la Asociación Rural de Paysandú, el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP), a través de los Servicios Ganaderos, presentó una actualización sobre la situación de la brucelosis bovina en Uruguay y los ajustes recientes en los procedimientos sanitarios ante resultados positivos en las pruebas diagnósticas.

La actividad estuvo a cargo del Dr. Pablo Charbonnier, integrante del equipo de Programas Sanitarios de la Unidad de Epidemiología (UNEPI) de la Dirección General de Servicios Ganaderos, quien explicó que, si bien la campaña nacional contra la brucelosis mantiene sus lineamientos generales, en los últimos años se identificó un nuevo fenómeno vinculado a interferencias en las pruebas diagnósticas.

“Desde 2022 comenzamos a observar reacciones que no siempre se correlacionan con la presencia real de la enfermedad, lo que generó la necesidad de analizar toda la información disponible y elaborar un nuevo procedimiento que permitiera uniformizar criterios en todo el país”, señaló Charbonnier.

Nuevo protocolo ante interferencias diagnósticas

El técnico explicó que estas interferencias no se presentan de manera homogénea en el territorio nacional, sino que tienen una distribución espaciotemporal, concentrándose principalmente en rodeos de carne del centro-norte del país, mientras que en la cuenca lechera —donde existe una mayor vigilancia sanitaria— no se ha detectado este comportamiento.

A partir del análisis epidemiológico y de la evidencia acumulada, el MGAP aprobó un nuevo protocolo de actuación que habilita el resangrado de animales que resulten positivos en una primera instancia. Según detalló Charbonnier, si tras 30 días los animales se negativizan y no existen indicadores reproductivos ni antecedentes sanitarios compatibles con la enfermedad, la sospecha se descarta y se cierra la investigación.

En caso contrario, el procedimiento se extiende hasta 90 días. Si persisten resultados positivos, se dispone la faena sanitaria de los animales involucrados, definiéndose finalmente si se trata de un foco o de una sospecha descartada. Durante todo el período de investigación, los predios quedan interdictos y no pueden mover animales.

“La clave es actuar con rapidez. Cuanto antes se detecta y se sanea, menor es el impacto sanitario y económico para el productor y para el país”, subrayó.

Vigilancia, trazabilidad y rol de los frigoríficos

Charbonnier destacó que muchos de los primeros positivos surgen en faena, ya que varios frigoríficos realizan muestreos serológicos a un alto porcentaje —e incluso al 100%— de los animales. Gracias al sistema de trazabilidad, es posible reconstruir el historial completo del animal y activar rápidamente la investigación epidemiológica en los predios de origen.

Asimismo, resaltó el rol de los frigoríficos en la campaña, señalando que no existen demoras en las faenas sanitarias, lo que contribuye a reducir la diseminación de la enfermedad.

“El mayor riesgo se da en el momento del parto o del aborto de un animal infectado, que es cuando se libera la mayor cantidad de brucelas al ambiente. Por eso, la faena sanitaria oportuna es clave para cortar la cadena de transmisión de la enfermedad”, explicó.

Situación sanitaria y datos de faena

En cuanto al panorama nacional, el técnico afirmó que la prevalencia de la brucelosis bovina en Uruguay es muy baja y que la incidencia continúa descendiendo. Al cierre de 2025, el país registra 61 focos activos, en un contexto de vigilancia permanente y fortalecimiento de los controles.

Los datos de faena por brucelosis en los últimos años reflejan esta tendencia descendente. Mientras que en 2020 se registraron 4.644 animales faenados por esta causa, en 2024 la cifra se redujo a 860 y en lo que va de 2025 asciende a 880 animales. La mayor parte de estas faenas se realiza en planta, con una participación cada vez menor de faena en campo.

Finalmente, Charbonnier remarcó la importancia del compromiso conjunto entre productores, veterinarios, laboratorios y servicios oficiales para sostener los avances logrados. “Es una enfermedad dinámica, la biología cambia, y por eso necesitamos protocolos que se ajusten a la realidad, sin perder de vista el objetivo central: seguir bajando la prevalencia y proteger la sanidad animal y la salud pública”, concluyó.

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Entrevista a Dr. Pablo Charbonnier

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