Controladores biológicos: horticultores trabajan en producción con valor agregado

El desafío de adoptar los controladores biológicos en el combate a las plagas y enfermedades en la producción hortícola ya tiene un logro que abarca toda la cadena, desde la fabricación hasta la aplicación. El resultado es un producto diferenciado, con calidad, inocuidad y valor agregado ambiental.
La experiencia de producción orgánica y, en algunos casos, de complementación con una producción integrada, comenzó hace 20 años atrás, cuando Alda Rodríguez Dos Santos comenzó a investigar y plasmó el Instituto Orgánico Batoví, en Tacuarembó. Ahora la experiencia de producir controladores biológicos es una realidad y tiene un mojón que se llama Punto Verde, una cooperativa cuya mayor parte de su producción abastece a Tienda Inglesa.
Un grupo de productores de esa cooperativa, que reúne a 11 familias para la producción hortícola en Canelones, recibió este miércoles 23 la visita del ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP), Enzo Benech, en una jornada de campo sobre fabricación y uso de controladores biológicos organizada por la Dirección General de Servicios Agrícolas (DGSA). Los directores de la DGSA, Federico Montes, y de la Dirección General de la Granja (Digegra), Daniel Silveira, también participaron de la actividad.
El ministro Benech recordó que Uruguay vive de la producción de alimentos y “todos queremos usar menos agroquímicos”. Agregó que el uso de los controladores biológicos, que “nosotros apoyamos, es ciencia” y estimó que un insecto puede sustituir el uso de 2.400 kilos de plaguicidas.
Para Montes, la producción y adopción de controladores biológicos “supone un salto cualitativo basado en la ciencia, una forma de producir diferenciada que es rentable, con calidad, inocuidad”, todo ello finalmente “un valor agregado”.
Recorrida por laboratorio e invernáculos
En una mañana soleada y cálida, los productores recibieron a los visitantes en un predio ubicado en San Bautista, donde funciona un laboratorio de producción de los controladores biológicos que utiliza Punto Verde en su labor productiva. La coordinadora del convenio entre la fábrica BioUruguay y Punto Verde, Alda Rodríguez Dos Santos encabezó la recorrida por las instalaciones.
“La idea es llegar a un producto estandarizado y respaldado”, comenzó diciendo, y contó que hasta ahora la biofábrica genera un hormiguicida biológico y un producto para el control de la mosca blanca en tomate y morrón. El objetivo siempre ha sido “llevar la formulación a un producto de uso simple” para los agricultores, acotó.
Mientras exhibía los productos que fabrica BioUruguay, Rodríguez Dos Santos recordó el apoyo de la Agencia Nacional de Investigación e Innovación (ANII) y de Más Valor, del MGAP-DGDR, dijo que hay que desarrollar la capacitación de los operarios, entre otras cosas para cosechar el producto se va extendiendo y adoptando más allá de la cooperativa.
El secretario de Punto Verde, Jorge Garrido, en cuyo predio empezó la recorrida y donde se encuentra uno de los dos laboratorios que produce los controladores biológicos (el otro está en Tacuarembó), remarcó que el uso de bioinsumos implica “un cambio de mentalidad” y reveló que la cooperativa posee 70 invernáculos, además de entre 60 y 70 hectáreas en producción a campo (cielo abierto).
Garrido informó que más de 50% de la producción de la cooperativa, entre 1.300 y 1.400 cajones de hortalizas por semana, se vende a la cadena de supermercados Tienda Inglesa, en tanto el resto se coloca para hacer canastas y para las ferias. “Todos los años venimos aumentando la producción”, subrayó el productor.
El grupo de productores y autoridades del MGAP se trasladó luego a otro predio que no hace producción orgánica, sino integrada, y busca compatibilizar el uso de controladores biológicos con los agroquímicos. Cuentan con el apoyo y monitoreo del Fondo de Promoción de Tecnología Agropecuaria (FPTA), realizaron la opción de trabajar con una planta fuerte para evitar los hongos, no aplican agroquímicos “por las dudas” y llevan una planilla semanal de los cultivos, básicamente morrón y tomate en invernáculos.
Reflexiones al final de la jornada
Una vez concluida la jornada, el director de la DGSA, Federico Montes, explicó respecto a la fabricación y uso de controladores biológicos que “hay un desarrollo basado en la ciencia y el conocimiento, convertido en una biofábrica, con transferencia y adopción por parte de un sector productivo”.
Tratándose de una forma diferente de producir por el uso de controladores biológicos, el resultado final es un producto diferenciado, con un valor agregado que implica ciencia, investigación, manejo, ambiente y salud humana.
Un aspecto destacado por algunos productores durante la jornada fue el regreso de hijos que se habían ido a desarrollar otras actividades fuera del predio y ahora están volviendo porque ven que “el negocio de producir orgánicos creció y tiene futuro”. Así como otros regresaron porque “los cambios tecnológicos también entusiasman”.
En el caso del trabajo del Instituto Orgánico Batoví y de Punto Verde, el director de la DGSA remarcó el desarrollo de un controlador biológico que es un hongo captado del propio ambiente productivo, que controla plaga o insectos.
“Ese controlador biológico que tiene una formulación, posee un registro que asegura la inocuidad a la hora de consumir”.
Precisamente, la DGSA ha elaborado normas claras para el registro de los controladores biológicos, ha exonerado el pago de la tasa de registro y, a futuro, proyecta la instalación de una plataforma de estímulo para la fabricación y adopción de estos bioinsumos por parte del sector productivo.
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