Ministerio de Trabajo y Seguridad Social

Barrios recordó que en Uruguay cerca del 75% de los trabajadores dependientes negocian en el ámbito de los Consejos de Salarios, y que la ronda 2025 concentra la mayor parte de los grupos con convenios vencidos. Si bien el proceso tuvo un inicio más lento, marcado por las novedades en los lineamientos —como la incorporación de la inflación subyacente y la ausencia de un crecimiento asegurado—, destacó que ya se alcanzó el 60% de las mesas cerradas y que en los próximos días se continuarán presentando propuestas de acercamiento.

De los acuerdos alcanzados, el 75% fueron tripartitos y un 16% aprobados por trabajadores y empleadores, con abstención del Poder Ejecutivo. “Estamos arriba del 90% de acuerdos entre los actores sociales, que es lo que verdaderamente nos importa”, señaló. En esta ronda, dijo, el Ministerio priorizó “trabajar para los acuerdos y no para cerrar por decreto”, apostando a que las soluciones provengan de quienes integran cada sector.

En relación con los lineamientos, explicó que el 60% de los convenios se firmó dentro de las pautas y el 40% por fuera, con acompañamiento o abstención del Poder Ejecutivo según la incidencia del sector y el tipo de apartamiento. También señaló que el inicio de la ronda se vio afectado por correctivos pendientes de la negociación anterior, tanto positivos como negativos, lo que llevó a algunos sectores a resolver ajustes previos antes de avanzar en la nueva negociación.

Asimismo, Barrios profundizó en el enfoque que el Gobierno busca imprimir al proceso negociador: diálogo, responsabilidad y abordaje integral de los temas laborales. “La apuesta es al diálogo y a contribuir a las dos partes, a los verdaderos actores del mundo del trabajo, para que puedan resolver todos los temas”, afirmó.

Destacó que la definición de los lineamientos fue fruto de un trabajo interinstitucional, en el que se incorporó un compromiso programático clave: elevar deliberadamente los salarios más bajos, especialmente aquellos trabajadores que perciben 25.000 pesos líquidos por 48 horas semanales, una cifra insuficiente para cubrir las necesidades básicas. Por ello, explicó, se establecieron lineamientos específicos “para que estos salarios puedan despegar” y evitar que un segmento de trabajadores quede estructuralmente rezagado.

Además, señaló que temas como la corresponsabilidad en los cuidados, la flexibilidad y la calidad del empleo forman parte de las prioridades del Gobierno. Subrayó que promover empleos donde las personas puedan conciliar su vida laboral y familiar no solo mejora el bienestar, sino también la productividad y la adhesión al trabajo.

Barrios insistió en que el país está en condiciones de abrir una discusión tripartita sobre la reducción del tiempo de trabajo, teniendo en cuenta que la legislación actual supera los 100 años y que el mundo laboral se transformó profundamente por la tecnología, la automatización y los cambios en las trayectorias de vida. La productividad, la flexibilidad y las particularidades sectoriales —afirmó— deben ser parte integral de esta discusión, que el Gobierno prefiere encarar mediante acuerdos y no mediante imposiciones.

En su última intervención, Barrios puso el foco en los desafíos estructurales del sistema de negociación colectiva y la necesidad de actualizar su diseño a la realidad del empleo en Uruguay. Recordó que el modelo vigente fue diagramado en 2005 y que desde entonces solo ha recibido ajustes menores. “Ya no se corresponde al mundo del trabajo actual ni a las empresas que hoy están en Uruguay”, sostuvo.

Indicó que existen bandejas de negociación que representan sectores prácticamente inexistentes, donde incluso resulta difícil identificar empresas que actúen como delegados. En contraste, sectores con miles de trabajadores —como servicios globales, datos o call centers— se encuentran en residuales sin negociación específica, pese a su creciente peso en el empleo. Los recientes anuncios de empresas que dejaron el país, explicó, exponen esta asimetría.

Barrios planteó que entre una ronda salarial y otra debería abrirse un proceso para actualizar la estructura del sistema, de modo que refleje con fidelidad la realidad sectorial del país y no “una foto que ya quedó vieja”.

La directora cerró su exposición señalando que, más allá de las particularidades de esta ronda, el país enfrenta desafíos más amplios asociados a los cambios acelerados en el mundo del trabajo. Reivindicó la importancia de mantener un modelo tripartito fuerte, capaz de negociar, compartir información y adaptarse con rapidez a nuevas dinámicas productivas y laborales.

“Ese es el principal desafío: no tanto mirar esta ronda, sino mirar lo que tenemos por delante”, afirmó. Empresarios y trabajadores —dijo— deben afrontar juntos estos cambios, incorporarlos con agilidad y construir acuerdos que permitan que Uruguay no quede rezagado.

En el panel de este ciclo “Diálogo con protagonistas". Entre acuerdos y desafíos. El nuevo mapa laboral que deja la ronda salarial 2025”, desarrollado en la sala de eventos del IMPO, con la moderación del periodista Maximiliano Montautti, intervinieron también los representantes del sector empleador Pablo Durán y Diego Yarza, y por el PIT-CNT, Alejandra Pico.