De aguiluchos y gallinas
Crece el salario real, baja el desempleo, asciende la tasa de empleo, aumenta el consumo familiar y la credibilidad del país para radicar inversiones externas o nacionales en el desarrollo, fundamentalmente en el sector servicios. Lo cual no obsta para reconocer dificultades sobre la lentitud del fluir de las mismas o el reciente crecimiento inesperado de la inflación.
Si a ello agregamos un 60% de apoyo a su gestión, 86% entre los frenteamplistas y 30% entre votantes de los partidos tradicionales, no le resultaría difícil al Presidente en especial y al gobierno en general, remar tranquilamente en aguas mansas mientras pesca algún que otro dorado, su deporte favorito según se dice. O hacer lo de las gallinas con el aguilucho.
Pero no. Al parecer, la pesca en agua mansa, no le inhibe de cambiar los remos de su bote poniendo motor fuera de borda. Y así seguir procesando cambios, con la gradualidad del caso, tal cual todo el gobierno insiste hasta el cansancio. No sería sorpresa que un día en vez de un dorado aparezca un tiburón.
No sería positivo para este primer gobierno progresista darse por satisfecho con lo hecho y dejar que las aguas corran tranquilamente. De ser así pasaría a la historia sin pena ni gloria. Lo mismo que a las gallinas les pasa a muchos humanos en la vida cotidiana. ¿Para qué meterse en crear, transformar cosas que siempre han sido de determinada forma si igualmente no han dejado de ser felices? Y reconocemos que no todos los uruguayos viven bien. Falta mucho todavía.
Los cambios en el equipo gubernamental, la ratificación de prioridades para el año 2007: Reforma Tributaria, de la Salud y del Estado; Plan de Equidad, Plan Ceibal y Uruguay Productivo, a lo que se agrega 185 milllones de dólares más a los 100 previstos para gastos sociales como consecuencia del ajuste al alza del PBI para 2007 del 4.5% al 5.25% están demostrando que la utopía, que no es quimera, sigue vigente.
Desmiento a aquellos que afirman que Uruguay anda a los tumbos en materia de inserción internacional. Porque una cosa es que exista más de una opinión en el seno de la fuerza política que gobierna y aún dentro del propio gobierno, y otra muy distinta que ello se traduzca en imposibilidad de adoptar decisiones gubernamentales.
Es que los hombres fácilmente se ponen de acuerdo para hacer el bien, hablando claro y fuerte. Y entran a tartamudear si se trata de otro tipo de acciones. Y conste: esta cualidad no está sólo en la fuerza que gobierna. Existe en general en todo el sistema político uruguayo.
Eso sí, ojalá todo el universo político ventilara sus diferencias sobre temas claves, la inserción internacional lo es, democráticamente como lo hace el gobierno y la fuerza política ganadora en las últimas elecciones. ¿O acaso es descabellado lo que dijo el Presidente acerca de que, la ratificación del MERCOSUR como prioridad estratégica no es ajena al concepto de regionalismo abierto que refiere a fases de un proceso de integración que es compatible con el multilateralismo global? Máxime en épocas en que el déficit de la integración regional es más que notorio. Y tampoco en este rubro el Presidente se ha quedado quieto. Su visita a la Presidenta Bachellet y la posterior gira a otros países mucho más lejanos, lo está demostrando.
El tamaño de las presas es enorme. Pero realismo, gradualidad y la lección del aguilucho en el gallinero, son líneas de acción que pueden posibilitar la pesca del tiburón. Es cuestión de tiempo. Se dará progresivamente en definitiva.
Dr. Jorge R. Bruni. Subsecretario del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social