Ñopo: "El mundo del trabajo requiere que las personas sean continuos aprendices"

En el marco del seminario Análisis y Comentarios al Informe de la Comisión Mundial “Trabajar para un futuro más prometedor”, el economista de OIT, Hugo Ñopo, realizó una exposición y análisis del Informe de la Comisión Mundial sobre el Futuro del Trabajo.
Durante la actividad, realizada el día 15 de marzo en el Paraninfo de la Universidad de la República, el economista regional de la OIT para América Latina y el Caribe, Hugo Ñopo, destacó que el informe incluyó un conjunto de 25 expertos y expertas globales en trabajo, muchas de ellas mujeres latinoamericanas.
Según el especialista, en la actualidad hay “varias fuerzas” que están operando actualmente en el mundo de forma simultánea. Por un lado el desarrollo tecnológico, quizás “el que más llama nuestra atención. Pero no olvidemos que hay otras no menos importantes, de repente menos sobresalientes”, sostuvo. Y se refirió al cambio climático, a los cambios demográficos especialmente en América Latina y el Caribe, y la globalización.
“Todas esas transiciones juntas implican un reto importante para el mundo del trabajo”, enfatizó.
En este sentido, planteó “aprovechar esa sumatoria de fuerzas y repensar el mundo del trabajo para que sea un mecanismo renovado de generación de oportunidades que ayuden a reducir las desigualdades”.
Con respecto al desempleo señaló que se necesitan 190 millones de empleos en el mundo para reducirlo y, por otra parte, para 2030 se deben generar 344 millones de empleos más.
“Hay un reto importante en esta materia, tanto para cerrar la brecha de desempleo como para generar empleo para toda la población que viene”, añadió.
Asimismo se refirió al desafío vinculado a la calidad de esos empleos. “El reto es también formalizar ese mundo del trabajo especialmente en nuestra región” debido a las implicancias en materia de seguridad dentro del trabajo, accidentes laborales etc.
Otro de los elementos referidos fue la extensión de la jornada de trabajo y su incidencia de acuerdo al género. En tal sentido comentó que hoy en día, más de un tercio de los trabajadores tiene una jornada semanal que sobrepasa las 48 horas.
“Pero esto tiene un ángulo de género que es bien importante, porque en nuestros países, para que un hogar pueda funcionar normalmente, necesita unas 30 horas de trabajo no remunerado, para que la comida esté caliente, para que las compras estén hechas, para que la casa esté limpia, etc”, señaló el especialista.
Ñopo agregó que en este sentido “hay una desigualdad bien importante, porque de las 30 horas semanales, 24 horas son manos femeninas, solo seis son manos masculinas. Hay una desigualdad de género bastante importante dentro de los hogares, de estas horas de trabajo no remunerado”, dijo.
Por tanto, si las mujeres deben invertir 24 horas semanales en trabajo no remunerado en un mundo donde la jornada esta extendiéndose, y más de un tercio de los trabajadores deben trabajar, por distintas razones, por encima de las 48 horas semanales, “las cuentas no cuadran, y las posibilidades de las mujeres de ascender en el mundo del trabajo, quedan notoriamente limitadas”, afirmó.
“Por eso en nuestros países en los campus universitarios vemos que hay paridad, hombres y mujeres se gradúan en tasas mas o menos similares. Pero cuando nos fijamos en quiénes son los gerentes generales de las compañías o quiénes se sientan en los directorios de las compañías, vemos que las mujeres son más o menos el 10% de esos segmentos”, recalcó.
En cuanto a este punto se refirió a los “techos de cristal”, que tienen que ver con qué es lo que pasa al interior de los hogares, y cómo se reparten las tareas.
Con este escenario “no es de sorprender que exista también una brecha salarial entre hombres y mujeres” y que “al mismo nivel de responsabilidad y productividad, las mujeres reciban salarios 20% menores al de los hombres”, tanto a nivel global como latinoamericano.
A continuación Ñopo introdujo reflexiones respecto a la brecha digital, y en tal sentido sostuvo que “no todos los hogares del mundo y de América Latina tienen acceso por igual a las oportunidades tecnológicas, que permiten a los individuos y a sus hogares montarse en esta ola de globalización”.
En este sentido, es necesario “reducir esas brechas tecnológicas, que resultan ser una de las brechas de oportunidades mas importantes”, afirmó.
En cuanto a la incidencia de la tecnología se refirió también al riesgo de la automatización de las distintas profesiones, y planteó poner este aspecto “en perspectiva”. Para ello citó el ejemplo ficticio de una persona que comenzó a trabajar en 1975 y se jubiló en 2015, es decir, se inició trabajando con instrumentos como el télex y la máquina de escribir, y al momento de jubilarse lo hacía con una notebook o smartphone. A su vez, al comenzar su carrera existían profesiones como el mecanografista, que para 2015 ya habían desaparecido.
Esto, sostuvo Ñopo, muestra que probablemente muchas cosas cambiarán para alguien que comenzó su carrera laboral en 2015 y se jubilará en 2055, “pero la esencia de su quehacer probablemente se mantenga”.
“Cambiará la manera en que usa las herramientas, pero la esencia de la ocupación va a mantenerse. Y esto va suceder con muchísimas profesiones, abogados, economistas, por ejemplo”, afirmó.
Esto marca una segunda tendencia en el mundo del trabajo según el especialista, y es que “se requiere que las personas sean continuos aprendices”.
“Todo lo que pudo automatizarse pasó a ser hecho por máquinas, mientras que lo que no puede automatizarse, aquello que requiere pensamiento complejo y no rutinario, es lo que va a permanecer”, expresó.
Al respecto, hay algunas habilidades que vienen ganando más importancia, dijo: las analíticas y las socio emocionales, como la extraversión, la capacidad de comunicar, la amabilidad la responsabilidad, etc.
Otro aspecto importante es que “el mundo del trabajo se mueve a una velocidad muy dinámica, mientras que el de la educación lo hace mucho mas despacio”.
“Entonces si no se puede alcanzar esa alta frecuencia de cambio, ¿a qué se debe apostar? Se tiene que apostar a habilidades generales, básicas y maleables, que permitan a las personas después aprender las cosas”, manifestó el economista.
Por otra parte, el futuro del trabajo implica repensar el énfasis en la competitividad, como el elemento que va a “llevarnos adelante en nuestras economías”, y mencionó que recientemente han surgido lecturas nuevas, como la cooperación. “No solamente sobrevive el mas apto, sino que sobrevive quien mejor coopera”, dijo.
Finalmente, destacó que el informe plantea un programa, centrado en el desarrollo de las personas, que se basa en tres pilares: invertir en las capacidades de las personas, invertir en las instituciones del trabajo e invertir en un trabajo decente y sostenible.