Mieres en evento de CEPAL

Protección social, capacitación y transformación educactiva como respuestas a los desafíos del mundo del trabajo

“La gran respuesta al futuro del trabajo es tener una educación de avanzada, con el ojo y el oído puesto en las tendencias del mercado de trabajo”, señaló el ministro Mieres durante su exposición en el Taller sobre Efectos en el Mercado Laboral de la automatización y la adopción de tecnología en la Economía Mundial, organizado por la Comisión Económica para America Latina y el Caribe (CEPAL).
Mieres en evento de CEPAL

Este taller de dos jornadas, desarrolllado en Santiago de Chile, tiene como objetivo reunir a investigadores que trabajan en temas relacionados con la automatización, el cambio tecnológico y los mercados laborales en la economía global y tomadores de decisiones de los países de la región, para discutir las contribuciones teóricas y empíricas en materia de automatización y sus impactos en las economías de América Latina y el Caribe y explorar los espacios y las prioridades de política para los países de la región.

El ministro de Trabajo y Seguridad Social, Pablo Mieres, participó del primer panel del evento desde la Oficina de CEPAL en Montevideo, y subrayó que las políticas públicas deben responder a los desafíos de un mercado de trabajo cambiante a través del desarrollo de una red de sostén social, de instituciones de "capacitación y recalificación laboral oportuna", y de la transformación permanente de la educación formal.

Mieres comenzó señalando que desde la primera Revolución Industrial en adelante, cada vez que se ha producido un salto tecnológico o una revolución tecnológica, se plantea la cuestión sobre el futuro del trabajo y en cada oportunidad siempre se han desarrollado dos interpretaciones o pronósticos: Por un lado, aquella que sostiene que la incorporación tecnológica implica la creciente desaparición de los puestos de trabajo, y citó la obra de Jeremy Rifkin, El fin del trabajo. Y, por otro lado, la perspectiva de una revolución del mercado de trabajo que trae consigo la desaparición de un número importante de las formas de organización del trabajo, de roles laborales y ocupacionales, pero al mismo tiempo, el surgimiento de otros tantos puestos de trabajo y ocupaciones que en general tienden a ser mayor en número, pero diferentes en las competencias y habilidades requeridas.

“Yo soy de los que sigue creyendo en la segunda interpretación. Toda la evidencia histórica de las revoluciones tecnológicas anteriores sustenta esta mirada. Obviamente que haya sido así hasta ahora, no garantiza que en algunos de los nuevos desafíos que generan las revoluciones tecnológicas no vaya a ocurrir de manera diferente, pero al menos hasta ahora, la historia ha ratificado este patrón de comportamiento sobre el trabajo humano”, sostuvo Mieres, y manifesto su convicción en que “las transformaciones en curso modifican la estructura de roles laborales, pero eso no implica la reducción del stock de puestos de trabajo”.

En este sentido, señaló que muchas de las sociedades de vanguardia en la incorporación de las tecnologías más avanzadas son sociedades con altos niveles de empleo, incluso de pleno empleo, mientras que otras sociedades con niveles  menores de incorporación tecnológica y menos avanzadas presentan défcitis importantes déficits en materia de creación de empleo con tasas de desempleo mucho más altas.

No obstante, aclaró que “no significa que los cambios tecnológicos en el mundo del trabajo no sean traumáticos, no generen afectaciones graves y no produzcan enormes riesgos sociales”. Y agregó que “si no actuamos con eficacia, sin duda que multiplican la inequidad y la desigualdad social”.

Asimismo, expresó que los contextos de crisis económica generan un aumento en la velocidad de la incorporación tecnológica, como estrategias de supervivencia de las empresas. “Justamente estamos viviendo una acumulación de crisis muy aguda en estos últimos años”, señaló, mencionando primero la pandemia de Covid-19 y luego la invasión de Rusia a Ucrania, que ha impactado en las economías del mundo, particularmente en el poder adquisitivo de los salarios. “Asistimos a un drástico proceso de reconversión laboral que en corto plazo implica, por un lado, una reducción significativa de puestos de trabajo preexistente y, por otro lado, un fuerte incremento de la demanda de nuevos puestos de trabajo que requieren habilidades y competencias novedosas”.

Comentó además que este desajuste entre la oferta y la demanda laboral no es aleatorio, sino que afecta a los puestos de trabajo de menor capacitación y también de menores ingresos. “Los que quedan por el camino son otra vez, sin duda, los trabajadores más débiles y vulnerables”.

En un mercado del trabajo marcado fuertemente por el desarrollo de habilidades no mecánicas ni repetitivas, ni rutinarias, que van a requerir cada vez más una mayor capacidad de innovación y creatividad, y sobre todo, niveles de capacitación y especialización permanente, Mieres señaló que se advierten dos tendencias: “Cada vez va a ser más imprescindible que un trabajador tenga habilidades para el manejo de redes para el manejo de internet, para el manejo de paquetes estadísticos, de software, etcetera; y por otro lado, habilidades blandas: capacidad de trabajar en equipo, proactividad, el cumplimiento de ciertas reglas de juegos a hábitos, etc”.

Asimismo, añadió que se está viviendo un cambio en la modificación de las reglas de juego clásicas del mercado de trabajo del siglo XX, las dimensiones de la distribución del tiempo en el trabajo (unidad de medida, tiempos de descanso, derecho a la desconexión), y por otro lado, el tema de la productividad.

Mieres expresó que este contexto require de respuestas de las políticas públicas en tres dimensiones simultáneas y complementarias: “Estrategias de contención y sostén social; desarrollo de propuestas adecuadas y oportunas de capacitación o recalificación laboral y, en tercer lugar, una concepción de transformación continua del sistema educativo formal”.

Con respecto a los instrumentos de sostén de la red de protección ante la pérdida de puestos de trabajo, manifestó que “no hay red de contención social ante la pérdida de los puestos de trabajo, si no existe un fuerte desarrollo de la formalidad laboral yes un desafío pendiente para la mayor parte de los países de la región”. Del mismo modo, expresó la importancia, como instrumendo escencial, la existencia de un subsidio ante el riesgo de la pérdida del empleo.

En segundo término, destacó la importancia de implementar y desarrollar políticas de capacitación laboral, la existencia de instituciones de capacitación y formación profesional que desarrollen una oferta de cursos para ayudar a la reincorporación de aquellos trabajadores cuyos puestos de trabajo desaparecen. Pero aclaró que, si bien recalificar al trabajador que queda desempleado es fundamental, el objetivo central debe ser que esa oferta se construya con el foco puesto en las oportunidades y necesidades reales del mercado de trabajo. “De nada sirve una política de capacitación laboral si sus contenidos no están alineados con las competencias y habilidades que se van a demandar en el futuro inmediato. No nos satisface simplemente brindar cursos, el resultado, la eficacia, el impacto está en que efectivamente aquellos que recibieron la capacitación tengan una realización laboral efectiva para ellos”, puntualizó.

Finalmente, Mieres se refirió a la transformación de la educación formal: “La gran respuesta del futuro del trabajo es tener una educación de avanzada con el ojo y el oído puesto en las tendencias del mercado de trabajo. Las nuevas generaciones para incorporarse exitosamente al mundo adulto tienen que recibir una educación formal en sintonía con el Mundo actual y con las tendencias de la sociedad futura”, concluyó.

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