Mes del Ambiente

El cuidado del ambiente en el Ordenamiento Territorial

Desde hace un par de décadas el Mvotma impulsa la planificación del territorio y pone el foco en el cuidado ambiental.
Foto aérea del departamento de Canelones, que muestra diferentes actividades realizadas en el suelo: agricultura, fábricas y zonas de viviendas.

El impacto sobre los territorios por el aumento de las actividades desarrolladas en él para lograr el pleno desarrollo de la vida de las personas desafía cada vez más a las sociedades. Planificar los territorios y establecer reglas claras para su gestión para subsanar y prevenir problemas ambientales, hace mucho tiempo que es una preocupación central de los países y en particular de Uruguay.

Desde la creación del Mvotma, el ordenamiento del territorio pasó a tener un lugar relevante. Como resultado de un largo proceso de trabajo, finalmente se generó una legislación que muestra la importancia de pensar, diseñar y gestionar el territorio a través de un sistema de instrumentos de ordenamiento territorial.

Esto permitió avanzar en la planificación integral del territorio, donde la incorporación de la dimensión ambiental es tenida en cuenta durante todo el proceso de construcción de los instrumentos de ordenamiento territorial a través de la Evaluación Ambiental Estratégica.

Hoy se cuenta con variados instrumentos de ordenamiento de escala local, departamental, regional y nacional que definen usos y medidas normativas para el desarrollo de las actividades sobre el territorio. Entre otras cosas, determinan sanciones, delimitan áreas de exclusión de actividades incompatibles, la no urbanización en áreas contaminadas, criterio de distancias mínimas, etc. Esos cometidos se logran a través de la categorización del suelo y la zonificación de usos (admitidos, condicionados y prohibidos) tendientes al cuidado y mantenimiento de la calidad de los recursos hídricos, de los sistemas naturales, la preservación de la biodiversidad o de los servicios ecosistémicos.

El cuidado del ambiente se manifiesta en medidas prácticas como el establecimiento de áreas buffer libres de diversas actividades, como por ejemplo la agrícola, con el propósito de preservar la calidad del agua.

Si bien se realizaron muchos avances en esta perspectiva, aún queda un largo camino por recorrer. El gran desafío es alcanzar una integración entre el Ordenamiento Territorial y la Gestión Ambiental más sólida, que favorezca a la sostenibilidad del territorio.
 

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