Competitividad está apuntalada por trazabilidad, transferencia de tecnología y genética
El ministro de Ganadería, Tabaré Aguerre, dijo en la conferencia “El Agro en los tiempos que vienen” que la trazabilidad como un bien público “es una brutal plataforma de competitividad basada en la productividad y eficiencia”, y es la manera de identificar a donde apuntar en el comercio internacional bovino. Recalcó la transferencia de tecnología para desarrollar el sector ovino y asegurar la calidad e inocuidad alimenticia.

El ministro añadió que el sistema de trazabilidad habilitó el acceso a cuotas especiales arancelarias en las exportaciones cárnicas uruguayas a Estados Unidos y Unión Europea, además de aumentar la Cuota 481 adquiera mayor relevancia que la Cuota Hilton a nivel comercial.
Destacó que el valor de un bife ancho en un supermercado de Alemania es de 48 euros el kilo. Está vendiendo carne a valor de un auto de alta gama porque “si se divide lo que pesa el automóvil Audi o BMW con su valor, vemos que es menor al precio de nuestra carne. “Ese es el impacto de la certificación, identificación y valorización del producto a nivel internacional”, concluyó.
La mejora genética es otro punto estratégico del agro nacional. Sobre dicho tema, Aguerre recordó que su cartera y otros institutos públicos y privados colaboran en el Campo Experimental de Kiyú del Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA), donde se incluyó la faena de los primeros 28 novillos en 2014. En 2015 y 2016 se prevé el ingreso de 160 novillos cada año.
“Identificar los resultados de nuestro mejoramiento genético en función de los resultados de producto vendible es la forma de saber la eficiencia de conversión y en el primer año da un 30 % de diferencia entre el mejor y peor animal”, apuntó.
“Si en ese núcleo selecto de animales Hereford hay 30 % de diferencia de conversión, cuánto tendremos como país para mejorar en ese tema en la lógica del sistema nacional de competitividad”, reflexionó el ministro.
También acotó que el compartimiento ovino, proyecto que se desarrolla en Cerro Colorado, Florida, posibilitó que aquellas ovejas que pasen los últimos 4 meses en engorde a pastura natural, cielo abierto y sin vacunación, derriben la barrera para-arancelaria que significó no vender carne ovina con hueso en Estados Unidos. “Es una oportunidad magnífica para que 7 mil productores familiares que ven acotada su posibilidad de crecimiento tengan posibilidad de crecimiento”, dijo.
En referencia al nuevo escenario mundial, el ministro enfatizó que existen economías avanzadas que repuntan y economías emergentes que se desaceleran, que hay algunos socios comerciales que atraviesan coyunturas menos favorables, algunos más complicados dependiendo el sector que comercializan “porque no es lo mismo la carne que la soja y la carne que la leche”.
También expresó que se fortaleció el dólar por un tipo de cambio acelerado alineado con el resto de los clientes y competidores y desalineado con países de la región, y que la caída de precios no hace que la gente deje de comer sino que se generó relaciones de stock y consumo “muy alto”. Cuando comparamos un período con un dólar a 28 pesos con otro a 22,80 pesos, el ministro preguntó a la audiencia cuál es el impacto que esa facturación en dólares tiene hacía adentro de la economía corregida por tipo de cambio.
Sobre la expansión de los mercados para Uruguay, reflexionó que “después que un asiático cambiará el almuerzo y cena de arroz por la patita de pollo o costillita de cerdo, podrá haber un crecimiento al 7 y no al 10 %, pero nunca dejarán de comer proteínas animales. El aumento de ese consumo en dos mil millones de personas en los últimos 10 años explica el ciclo de buenos precios que tuvieron los commodities agrícolas”.
En los próximos 35 años se deberá producir más alimentos acumulados que en toda la historia sobre la tierra y Uruguay debe jugar como productor confiable de alimentos de calidad “y si es en nichos de mejor valor mejor”, dijo.
En su extensa oratoria el jerarca remarcó que el 8,7 % del PBI está definido por el sector agropecuario, pero cuando se encadena los servicios, la logística, el comercio y la construcción vinculada al sector alcanza un 24,4% del PBI, “es decir una cuarta parte de la actividad económica nacional” y genera 245.000 puestos de trabajo directa o indirectamente, que explican algo así como el 14% de la población económicamente activa.
También que el 78% de las exportaciones de Uruguay son de bienes agropecuarios o agroindustriales en sus distintos grados de transformación y que el 57 % de la industria es agroindustria. Expresó que el consumo medio interno es de 100 kilos de carne por persona y de 200 litros de leche.
Recordó que para lograr ingresar arancelariamente a los mercados internacionales primero hay que discutir temas sanitarios, donde la bioseguridad será la palabra clave a negociar en el futuro, y en esa lógica, el MGAP creó la Dirección General de Bioseguridad.
Otros desafíos que se generan se enmarcan en la intensificación productiva sostenible, la adaptación al cambio climático (“porque somos la última generación de la humanidad para que el mundo no llegue al tiempo del no retorno”), manejar la información en tiempo real, el manejo de nuestros sistemas estadísticos con un sistema de cuentas ambientales y no solo económicos y promover la inclusión social sobre la base de inserción en las cadenas de valor desempeñando la función que sea.
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