Atención a víctimas

Asesoramiento psicológico para adolescentes

Guías

Orientación ante el fallecimiento de un ser querido.

Los adolescentes ya de por sí se encuentran en una etapa complicada de su evolución. El añadir un impacto emocional como puede ser: sufrir ellos un siniestro de tránsito o ser los causantes, o que familiares o amigos queden heridos o fallezcan no hace sino romper el equilibrio, que ya de por sí en esa etapa está en constantes cambios.

Tras un hecho traumático, las reacciones entre la población son distintas según edades. Al igual que con los niños, debería procederse del mismo modo, explicando reacciones, observando, dejando que expresen, y no mintiendo. Ayudarles a poner nombre a aquello que están sintiendo. Sin embargo, las manifestaciones más visibles aquí pueden variar: ira, irritabilidad, comportamiento asocial, hermetismo, bajo rendimiento académico (liceo, colegio, universidad).

Cabe señalar también que quizás pueda albergar sentimientos de culpa relacionados con lo que se llama “síndrome del superviviente (“tenía que haber muerto yo”) o bien manifestaciones que le hagan sentir que el hermano que falleció se convierte en alguien “magnificado” (importante) y se siente relegado del núcleo familiar, intentando estar siempre a la altura de las circunstancias o bien intentando suplir a quien ya no está (“hubiera preferido que muriera yo”). Pero los rasgos del adolescente que son propios, no deberían confundirse con aquellos que ya eran “normales” antes del accidente con sintomatología inexistente. No debemos olvidar que uno de los rasgos más característicos en esta edad es la “omnipotencia”, el “a mí no me va a pasar...”

Cuando por desgracia, ven que “sí ocurre”, se tienen que enfrentar a un sinfín de pensamientos, abandono de creencias, toma de conciencia ante la evidencia de su vulnerabilidad, y una futura superación de la presión de grupo ya habitual; así, si antes era capaz de subir a un auto con el conductor bajo los efectos del alcohol, ahora se resistirá más, pero el grupo “manda, insiste”.Es un buen momento para potenciar y enseñar a resistir esa presión de grupo.

La actividad académica puede verse alterada. Habrá que partir del expediente habitual del alumno, si era brillante, mediocre o malo. En los dos primeros casos, cualquier cambio significativo tendrá que darnos pistas acerca del estado de ánimo y proceso del trauma, ya que no siempre será fácil saber qué está ocurriendo.

Así como en la población infantil los padres pueden llevar al niño a un profesional, aunque el/la adolescente sea menor, es conveniente que exista demanda de ayuda por su parte. Si se la ofrecemos, es posible que la rechace pero podemos explicarles que hay personas que van a entender lo que le ocurre o que lo pueden ayudar a prevenir futuros problemas.

Tras un hecho traumático, los adultos pueden reaccionar con conductas adictivas (alcohol, drogas). Por tanto en la edad pre adolescente y adolescente habrá que tener especial cuidado con prevenir el inicio o incremento —si las había— de posibles conductas adictivas. Si se observan, es conveniente consultar a profesionales.

Es la etapa de sus primeros encuentros con el sexo opuesto, de los primeros éxitos y fracasos sentimentales, la imagen de su propio cuerpo cobra extraordinaria importancia en esta edad. Por tanto, especial cuidado se habrá de tener si el adolescente resultó herido, ya que en ocasiones, y junto a diversos aspectos añadidos, pueden ser factores precipitantes de trastornos de conducta alimentarias (anorexia, bulimia, dismorfofobia), de la misma forma que un duelo no cerrado será también uno de los factores precipitantes. Por último, otro campo de observación será el de su grupo de referencia: ¿continúa saliendo o por el contrario se aísla en casa? Dice que no sale porque tiene que estudiar o bien lo está evitando. En cualquier caso, la mejor prevención será atender a sus demandas, explicarle y ayudarle a solicitar ayuda, que en ocasiones “el tiempo solo no lo cura todo“ y hay que acudir a un profesional, así como intentar detectar —sin confundir con lo propio de la etapa evolutiva— cualquier comportamiento que nos llame la atención.

FUENTE: Stop Accidentes