Protocolo para mitigar riesgos ante la mortandad de lobos marinos por influenza aviar

En nuestro país, el primer caso se produjo en Montevideo y al 12 de setiembre eran 11 los casos positivos identificados con influenza aviar, hallándose ejemplares en esta situación también en los departamentos de Canelones, Maldonado y Rocha.
El presente protocolo establece medidas de bioseguridad para los operarios a cargo de la toma de muestras y gestión de los ejemplares fallecidos, cómo debe ser el procedimiento y la conservación de las muestras.
Asimismo establece el procedimiento para la disposición de residuos derivados de influenza y en particular de los especímenes afectados, a fin de mantener la seguridad, minimizando el riesgo sanitario e impacto ambiental.
Los ministerios de Ganadería, Ambiente y Salud, junto a las intendencias municipales involucradas, continúan trabajando sistemáticamente y de manera coordinada para toda actuación en este sentido, tal y como se describe también en el presente protocolo.
Recordamos a la población que el virus de la influenza aviar es capaz de afectar mascotas, tanto perros como gatos, por eso se aconseja no bajarlos a la playa sí hay lobos marinos muertos o enfermos.
Para denunciar ante Ministerio de Ambiente, la presencia de lobos o animales muertos en las costas: denuncias.dinabise@ambiente.gub.uy.
De 175 patógenos emergentes, 73% son zoonosis y el 70 % de ellos de animales silvestres. El aumento de la interfase entre el ser humano y la fauna silvestre ha sido la causa del aumento de las emergencias y reemergencias de enfermedades. Además del impacto en los seres humanos, impactan en la vida silvestre, contribuyendo incluso a la amenaza o extinción de especies.
Solamente una respuesta rápida reduce la morbilidad y mortalidad en la población afectada y limita el poder de diseminación de la enfermedad en cuestión. Para la gestión y el manejo del riesgo se necesitan realizar una serie de acciones y procedimientos que prevengan el desarrollo de eventos infectivos y, en caso de no ser posible, minimicen pérdidas y aumenten la capacidad de recuperación de las poblaciones. La vigilancia epidemiológica es clave en una respuesta efectiva y eficiente.