Producción familiar

COAPRUSA socializa su experiencia de venta al Estado y sus proyectos de negocio a futuro

La Cooperativa Agraria de Productores Rurales Unidos de San Antonio (COAPRUSA) y la Cooperativa Agraria Limitada Uruguaya de Productores de Cerdos (CALUPROCERD) contaron sus experiencias y aprendizajes en el camino recorrido para poder venderle al Estado. Lo hicieron en el curso-taller de formación para facilitadores comerciales agrarios que ofrecieron la semana pasada la Dirección General de Desarrollo Rural (DGDR) junto al Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA).
Gustavo Patrón de COAPRUSA

Aportar y apoyar sobre el proceso, a otras cooperativas, resulta importantísimo para quienes han tenido que recorrer este camino, lleno de dificultades, pero también de satisfacciones:   “como socio fundador de la cooperativa, como productor rural y como técnico, es un compromiso moral que tenemos el hecho de poder aportar el aprendizaje que hemos recibido”, dice Gustavo Patrón, integrante de COAPRUSA. En esta oportunidad, compartimos su experiencia.

La Cooperativa Agraria de Productores Rurales Unidos de San Antonio (COAPRUSA) se conformó en el año 2014 y en este momento está integrada por 50 familias de productores familiares. Nace a partir de la Sociedad de Fomento Rural de San Antonio, para comercializar al Estado, ante la posibilidad de generar un convenio con el Ministerio del Interior, para abastecer en una primera etapa a las cárceles del país y en una segunda etapa a otras Unidades Ejecutoras como la Escuela de Policía, Guardia Republicana, Jefatura de Policía, Bomberos y Policía de Tránsito, entre otras.

Gustavo recuerda los comienzos de la cooperativa, cuando se trabajó por el marco legal y luego la firma del primer convenio, atendiendo las necesidades del área metropolitana. Ya en el segundo año se logró firmar un convenio para todo el país, donde se incorporaron el resto de las Unidades Ejecutoras del Ministerio del Interior: “El trayecto ha sido un proceso complejo, no sólo en términos de relacionamiento con el Estado, sino también a nivel de la organización de la cooperativa. Y esta es una de las actividades que hoy podemos valorar como muy positiva”, dice Gustavo.

En cuanto al vínculo con el Estado, sostiene: “además de los recursos económicos que hemos recibido por la venta, hemos cosechado la posibilidad de proyectarnos como empresa. Nos dio una base económica y una base de organización y conocimiento que de otra forma hubiera sido difícil de obtener”. Gustavo aclara que el mercado del Estado es seguro: “El Estado siempre pagó y eso nos da cierta posibilidad de proyectarnos en el negocio e ir abriendo otras posibilidades de venta”.

Creciendo paso a paso

“Hemos tenido la posibilidad de ir creciendo, no sólo a nivel organizativo, sino a nivel de producción, de ir desarrollando otras cadenas comerciales dentro de las cuales el área privada es la que nos da una perspectiva de futuro mucho más estable”, afirma Gustavo.

COAPRUSA viene desarrollando dos proyectos complementarios a las ventas al Estado: uno es la instalación de una planta de procesado de productos hortícolas frescos y otra, la venta directa a través de un puesto en el Mercado Modelo: “Las dos actividades siempre estuvieron como un anhelo y lo podemos viabilizar a partir de que empezamos a comercializar con el Estado, porque nos dio un nivel de ingreso que nos permite proyectarnos”, dice Gustavo.

La planta de procesado se va a co-gestionar con la Sociedad de Fomento de San Antonio y el puesto en el Mercado será una sucursal de la cooperativa. La idea es desarrollarlo en forma progresiva: en una primera etapa se va a trabajar con todo el fraccionamiento que se hace para las jefaturas y a medida que se pueda, se generarán otras ventas.

Algunos traspiés

Si bien el camino no ha sido fácil, el productor no deja de reconocer que el balance ha sido positivo: “Hoy el balance es 100% positivo; hubo miles de dificultades, desde la conformación de la cooperativa, todo el tema legal, estatutario, la inscripción en el RUPE, la presentación ante la Auditoría General de la Nación, el BPS… fueron todos aspectos que fuimos solucionando en la marcha, con mucha dificultad, y que nos llevó bastante recursos económicos, pero hoy lo tenemos resuelto”. Reconoce que cuando la cooperativa inició la actividad no había mucho conocimiento sobre el tema a nivel de los organismos del Estado: ni sobre la Ley de Cooperativas ni la de Compras Públicas, pero, afortunadamente, “se ha hecho camino en ese sentido, se han ido sorteando obstáculos”. De todas formas, el productor plantea que “la herramienta es muy válida”. También afirma que se deben dar ciertas condiciones para poder instrumentarla y expresa que no es solamente el formato cooperativo el que posibilita al productor familiar desarrollarse: “Nosotros adoptamos por esa herramienta porque en definitiva fue la que encontramos como más cercana a nuestras posibilidades, pero de hecho, pequeños grupos de productores, las Sociedades de Fomento hoy pueden ser un agente comercial directo con el Estado y con el medio privado. Cada lugar, cada territorio, cada organización debe buscar su figura de acuerdo a sus necesidades y sus posibilidades”, dice Gustavo. Por otra parte, sostiene que “la gran ventaja de participar de las compras públicas, en el formato que está planteado, es que en la medida que la organización encuentre cómo canalizar todos los recursos que se capitalizan de eso, le permite crecer, organizativamente y económicamente”. Según Gustavo tiene que existir un proyecto para poder dar continuidad a la actividad y que no muera solamente en la compra pública. Aun así, reconoce que “sin duda [la compra pública] es una oportunidad y en el caso nuestro fue vital”.

 

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