Desarrollo rural

DGDR apoya proyectos de huerta comunitaria en Villa García

En la escuela 157 de Villa García funciona desde hace cuatro años un taller de cocina comunitaria y una huerta que cuenta con el apoyo de la Dirección General de Desarrollo Rural. El martes 5 de noviembre, la cocina recibió la visita de Natalia González, la ganadora de Master Chef Uruguay.
integrantes escuela de Villa García

En la huerta los niños trabajan los contenidos programáticos desde un lugar más desestructurado, con un formato escolar diferente al clásico. Más allá de la escuela, en el barrio existe un proyecto integral que por un lado busca impulsar una huerta agroecológica y popular, donde también se proyecta abrir un poli-deportivo, una biblioteca popular y una policlínica. Detrás de esta iniciativa hay un grupo de gente trabajando, del Gobierno, de la Universidad y de la comunidad. La Dirección General de Desarrollo Rural apoya ambos proyectos, tanto el integral como el de la escuela. A la escuela, con un invernáculo y con talleres de huerta para los niños y los padres; al proyecto integral, con materiales para la huerta, entre otras cosas.

 

La escuela y sus proyectos

La escuela 157 de Villa García está ubicada en el Km 21 de ruta 8, en la zona rural de Montevideo. “Dentro de nuestra tarea como maestros comunitarios tenemos una línea de trabajo que es el trabajo con padres. Estuvimos probando diferentes opciones de intereses de los papás, vimos que el interés no se sostenía y hace cuatro años nos planteamos que capaz estábamos pensando en lo que nos interesaba a nosotros y no en el interés de ellos, y nos propusimos un taller de cocina. (...) Dentro de eso fuimos construyendo, creando y buscando opciones que les sirviera para su desafío en la vida laboral”, cuenta Denis, la maestra comunitaria de la escuela.

“Hay gente que ha sostenido los cuatro años, hay gente que hace tres años que participa y todos los años ingresan personas que se van enterando y les va gustando el desafío”, agrega la maestra. Explica que tramitaron el carné de manipulación de alimentos con ayuda de la Intendencia de Montevideo y el carné se salud.

Paralelamente al taller de cocina, en la escuela funciona una huerta. “En Villa García la huerta es histórica. Existía una huerta comunitaria hace muchísimos años dentro del proyecto de Martínez Matonte* y siempre tuvimos una intencionalidad de sostenerla con algunos profesores que vivieron por diferentes proyectos o por la Facultad de Agronomía”, cuenta la maestra. Hace un par de años elaboraron un proyecto con los grupos de sexto de la tarde, con el que consiguieron cercar un espacio de la escuela con este propósito: “Traer la cosecha de la huerta a la cocina, tanto con los gurises como con las mamás, se transformó en un desafío... Cómo podemos producir en casa, en pequeños espacios y a la vez convertirlo en el sustento de la olla de todos los días, o en una salida laboral, ya que hay muchas mamás que están cocinando y eso les genera un ingreso económico a las familias”, dice la docente.

Los niños disfrutan muchísimo con la propuesta: “El estar en el aula cuatro horas hoy, con esta idea del aula inclusiva, a aquella idea de sentarnos tras un banco y estar siempre con un cuaderno y un lápiz en la mano... hoy en realidad no abarca el interés y las posibilidades de todos. Los talleres de huerta y de cocina dan la posibilidad de trabajar todos aquellos contenidos programáticos que se nos piden, desde otro lado, desde un lugar más desestructurado, desde otro formato escolar diferente al clásico... Ellos se enganchan porque se sienten partícipes, logran cosas... muchos gurises han llevado a la casa la propuesta de plantar en un balde, en un cantero...”, dice Denis.

Hace poco participaron de una actividad que se llama “Acampa comunidad”: se fueron de campamento con todas las madres del taller y sus hijos y en el cierre participaron con una muestra de alimentos donde pudieron dar a conocer todo lo que aprendieron a través de una exposición. “Es la tarea que me gusta y cuando estas cosas salen... ellos se sienten bien y eso nos gratifica a nosotros”, dice la maestra.

 

Un invernáculo para la escuela

Uno de los proyectos en lo que trabajan es en concretar un invernáculo. “Tenemos La propuesta de trabajar Verano Educativo. Es el cuarto año que seguimos con la escuela abierta en verano, para que los chiquilines tengan la posibilidad de tener un lugar desde el lado del disfrute, con paseos, talleres... otra dinámica de escuela. El taller de huerta es uno de los fuertes que pensamos mantener y queremos darle una continuidad en verano...”. “Poder tener un invernáculo en la escuela sería el semillero para un proyecto barrial que hay, que es el proyecto integral de Villa García, donde se piensa hacer una huerta agroecológica con el acompañamiento de vecinos que están en eso, además de una biblioteca, una policlínica y un espacio de encuentro. Este invernáculo de alguna manera nos vincula a ese proyecto y podrá hacer que esto se conozca y se sume gente del barrio”, concluye.

 

“A muchas compañeras les ha servido de sustento para la familia”

Melisa Pereira es exalumna de la escuela y madre de dos exalumnos de la escuela. Participa desde hace tres años en el taller de cocina de la escuela. “Venimos una vez por semana, a fin de año nos dan un diploma, tenemos que cumplir con cierta cantidad de horas para lograr completar todo el curso. Tenemos el carné de manipulación de alimentos y en estos tres años hemos hecho cantidad de cosas, unidades de carne, de comida saludable, de postres... y aparte ayudamos mucho en todos los eventos de la escuela... tratamos de apoyar en todo de manera de retribuir todo lo que la escuela nos da...”, dice.

Melisa cuenta que a fin de año hacen una exposición para mostrar todo lo trabajado en el año: “hacemos todas las recetas que hacemos durante el año y lo vendemos. Con eso tratamos de comprar las cosas que hacen falta para la cocina...”.

Sobre qué les aporta el taller, Melisa dice: “aparte de aprender, a muchas de las compañeras les ha servido de sustento para la familia... Se han quedado sin trabajo y acá aprendemos recetas que con un kilo de harina hacemos cien bizcochos... Hay compañeras que aprendieron hacer pastel de hojaldre y han vivido meses vendiendo pastel en la cancha, en la parada, en el barrio... Tenemos compañeras que en navidad venden budines y pan dulce... Es un sustento para la familia”.

Melisa cuenta que en un momento tuvieron la intención de formar una cooperativa: “no prosperó pero sí lo que se hizo y tuvo muy buena repercusión es que en el día de la madre, del niño y de los abuelos vendimos cajas de desayuno... Llegamos a vender cien tazas... Hacíamos desde 50 pesos la tacita con unos bombones artesanales, hasta 300 pesos el desayuno completo”.

La visita de la ganadora de Master Chef

El pasado martes 5 de noviembre los visitó Natalia González, la ganadora de la última edición de Master Chef Uruguay, que además es agricultora familiar. “Lograr eso, que la gente se entere que estamos acá y que nos reconozcan con la visita de ella, está muy bueno. Ella hizo una mermelada de limón y menta, que es algo muy refrescante... Capaz la mermelada de limón uno no la tiene muy en cuenta, y acá en la zona hay muchos árboles frutales y con la misma receta podemos hacer mermelada con cualquier cítrico, hasta la cáscara la podemos utilizar, caramelizar y usar como fruto seco”. Natalia también hizo un pan casero: “Esa receta cada cual la puede hacer a su gusto... poner jamón, especias... lo que sea. Estuvo muy bueno y para los niños fue toda una experiencia”, dice Melisa.

 

*José Pedro Martínez Matonte (Durazno, 17 de febrero de 1927 – Íb., 14 de noviembre de 1990)  fue un maestro y pedagogo uruguayo que dirigió una experiencia escolar y cooperativa innovadora en Villa García, barrio periférico de Montevideo, desde 1952 hasta 1975, año en que fue encarcelado por la dictadura cívico-militar.​

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