Es necesario que la sociedad valore mejor los pastizales, coinciden actores vinculados a la ganadería y los pastizales del Uruguay

Se realizó en Punta del Este un Taller de Capacitación y Orientación para el “Análisis de Prioridades e Identificación de Indicadores para monitoreo e información sobre los procesos relacionados a la degradación de tierras de pastizales“. Audios al pie de la noticia. A nivel mundial ya son pocos los espacios de campo natural (o pastizales) que se conservan como tales: un 30% de la superficie terrestre. Esa es una de las riquezas de Uruguay, que integra el sistema natural conocido como Bioma Pampa (junto a Brasil, Argentina y Paraguay), en el que se basa su reconocida producción pecuaria. Tanto así que “el 85% del territorio uruguayo está gestionado por productores ganaderos que tienen entre sus manos la decisión última de gestión del territorio a nivel productivo y ambiental”, destaca Santiago Medina del Sistema Nacional de Áreas Protegidas, y la gran mayoría de los que producen en ese sector, lo hace en pastizales naturales.

El campo natural es un ecosistema delicado, que a su vez no solo es un recurso valioso para la producción pecuaria, sino que es un eslabón clave para preservar la biodiversidad, la calidad del agua y luchar contra el cambio climático. Rinde numerosos servicios llamados “ecosistémicos”.

Los pastizales retienen el 30% del carbono mundial, siendo una herramienta natural de lucha contra el calentamiento global. A su vez, el carbono ayuda a reducir efectos de la sequía porque retiene el agua en la tierra.

Además, como los bosques, los campos naturales son maravillosos reservorios de biodiversidad, hábitat de multitudes de animales, plantas y microorganismos. Los de Uruguay son particularmente ricos debido a las condiciones climáticas y de conservación, entre otras.

Hay otras tres zonas del planeta donde aún existen pastizales naturales, pero de momento no hay criterios mundiales establecidos para valorar el estado de conservación o de degradación de estos ecosistemas, ni tampoco consensos formales en cuanto a cómo preservarlos.

Para ayudar a resolver este debe, el Fondo Mundial para el Medio Ambiente (conocido como GEF por sus siglas en inglés) financia un proyecto global que implementa la FAO.

Este proyecto, titulado Evaluación participativa de la degradación de tierras y manejo sostenible de la tierra en pastizales y sistemas de pastoreo es una iniciativa piloto que se lleva a cabo en paralelo en Uruguay, Kenia, Níger, Burkina Faso y Kirguistán, países que representan distintas zonas de pastizales. Uruguay representa el Bioma Pampa y los pastizales de América.

El objetivo del proyecto es alcanzar un manejo sostenible de pastizales, fortaleciendo la capacidad de los actores locales y nacionales para evaluar la degradación de la tierra.

Para eso se van a acordar primero criterios comunes de evaluación y conservación a nivel nacional para luego acordarlos a nivel global, buscando puntos de consenso, en base a un método participativo que integra a la academia y el conocimiento técnico con el saber y la experiencia de productores y trabajadores del campo.

Primer paso nacional

En Uruguay, los puntos focales del proyecto están en el Ministerio de Ganadería Agricultura y Pesca y el Ministerio de Vivienda, Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente.

Para comenzar a avanzar hacia un consenso de país respecto a la situación y los criterios de evaluación y conservación, el proyecto uruguayo convocó a los integrantes de la Mesa de Ganadería sobre Campo Naturalampliada a dos jornadas de trabajo que se celebraron en Punta del Este.

La Mesa de Ganadería sobre Campo Natural es una instancia institucional que funciona desde el año 2012 como ámbito de búsqueda de acuerdos y coordinación en asuntos vinculados al campo natural en Uruguay, asociando a los actores gubernamentales, con los productores, la academia y otros actores vinculados a la ganadería y el campo natural. Uruguay es el único país del proyecto que cuenta con una institucionalidad como ésta y en este caso, el proyecto definió a la Mesa de Ganadería sobre Campo Natural Ampliada como el ámbito nacional de discusión y asesoramiento.

En el encuentro de Punta del Este se pudieron “identificar temas relevantes para la Mesa, vinculados a la situación del campo natural, para tener prioridades establecidas y por lo tanto posibles líneas de intervención en cuanto a oportunidades de políticas u otras que se puedan mejorar y profundizar a lo largo del proyecto”, explica Jimena Pérez Rocha, la consultora de la FAO que coordina el proyecto en Uruguay.

En ese sentido, los temas prioritarios que se identificaron para Uruguay en esta instancia fueron: la pérdida en superficie del agroecosistema campo natural, su degradación que afecta su capacidad de brindar servicios ecosistémicos, y la poca valoración del agroecosistema por parte de la sociedad.

Esa instancia marcó el inicio de la etapa de construcción del proyecto, señala Marcos Martinez, coordinador de la Unidad de Campo Natural del Ministerio de Ganadería Agricultura y Pesca y punto focal del proyecto global sobre pastizales. Ademáe, el referente del proecto junto a Santiago Medina, del Ministerio de Vivienda, Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente, adelantó que en Uruguay el objetivo es establecer un “plan estratégico para el manejo sostenible del campo natural”. 

Medina destaca la importancia de contar con “herramientas concretas para desarrollar políticas que empiezan por definir estados deseados acordados entre diferentes actores de relevancia en la sociedad es fundamental. Poder tener, después, indicadores para medir hacia donde van esos estados, también lo es”.

El Oficial a cargo de la representación de la FAO en Uruguay, Vicente Plata destacó que para Uruguay es muy interesante que algún indicador acordado a nivel nacional sea reconocido a nivel global. Además, agregó que “el agro va a tener que demostrar cada vez más que tiene un compromiso ambiental y humano” y que este proyecto apunta en esa dirección.

En el marco de este proyecto, en Uruguay están previstas otras dos instancias, con mayor protagonismo de los productores, que se desarrollarán en dos zonas piloto donde se harán evaluaciones, en el Este y en el Norte del país. Estos pasos tienen que ver con conocer el estado del campo natural en esas localidades seleccionadas para hacer un ejercicio colectivo de evaluación.

“Tendremos que ver cómo integramos en esa instancia el conocimiento técnico y académico con el conocimiento local y ver cómo se puede dar esa sinergia entre lo técnico y el saber local antes de seguir avanzando hacia las otras fases del proyecto a nivel global”, adelanta Jimena Pérez.

Una vez que se cumplan las tareas a nivel nacional, está previsto sumar la experiencia de Uruguay a la de los otros países que integran el piloto para determinar un método común que permita trabajar en los distintos pastizales del mundo, siempre con una metodología que integra conocimiento técnico con conocimiento participativo.

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