Grupo de productores familiares de Salto busca ampliar sus canales de comercialización

Una de las organizaciones presentadas al Llamado “Somos producción familiar del campo, el río y el mar” fue la Asociación Civil Grupo Parada Viña. Este grupo está conformado por 14 productores vecinos de la zona de Colonia Garibaldi, Parada Viña, Parada Herrería y Tropezón del departamento de Salto. El grupo inició sus actividades en el año 2007, cuando el Proyecto de Producción Responsable se encontraba en ejecución. Tenían la inquietud de contar con asistencia técnica, intercambiar experiencias y perseguían la posibilidad de hacer compra-venta en conjunto, tanto de insumos como de productos, además de conocerse entre vecinos, aprovechando la cercanía de los predios, que están en un radio de 8 kilómetros.
Víctor Miller es ingeniero agrónomo y trabaja con el grupo desde el año 2012. Se integró en el momento en que había unos proyectos de planes de negocios en ejecución, con DIGEGRA, para la comercialización colectiva de hortalizas y la construcción de estructuras de protección para los cultivos. En el año 2013 se da cierre a los convenios con DIGEGRA y el grupo se presenta al “Proyecto de Fortalecimiento Institucional”, con la intención de seguir fortaleciendo la organización, a través del registro de actividades y la puesta a punto de los libros de secretaría y tesorería, apostando a la dinámica grupal, a la toma de decisiones en conjunto e incorporando la visión de la gestión colectiva de los recursos. De esta manera se propone la compra de maquinaria en conjunto. “El propio grupo lo toma como fortaleza y empieza a trabajar en el cálculo de costos, mantenimiento de la maquinaria, control de los préstamos de alquiler de la maquinaria y adquiriendo un tractor con pala y estercolera, proyecto que fue cerrado en el año 2016 y que ha sido evaluado por el grupo como una buena estrategia de desarrollo”, dice Miller.
En ese momento se incorpora a trabajar con el grupo una asistente social, que realiza todo el trabajo vinculado a organización, género y juventud. “Al grupo le vino muy bien, permitiendo que mujeres y jóvenes se integraran a las reuniones grupales y a las giras prediales”, explica Miller. Las giras prediales se hacen cada dos o tres meses. Se visitan tres o cuatro predios, para conocer sus experiencias y aplicar en otros predios a nivel interno, y además se hacen devoluciones a los dueños de casa. “Es la gran fortaleza que tiene el grupo, que inclusive ha sido visto como algo a replicar en otras organizaciones. Este es un grupo que siempre tiene esa inquietud de querer reunirse y de ir tras objetivos en común, más allá del acompañamiento técnico”, sostiene Miller.
En el Proyecto Familiar Integral y Sustentable, llamado que realizó la DGDR a fines de 2014, el grupo presentó propuestas a nivel predial y colectivo para el manejo de recursos, la sistematización de los predios, la mejora en el manejo de los productos fito-sanitarios: el manejo del envase del producto mediante la construcción de recintos y el manejo de los envases vacíos, desagües, caminería, control de erosión, construcción de nuevas estructuras de producción adaptadas a las condiciones climáticas y la compra de maquinaria de selección y envasado de productos (tomate y cebolla) de manera colectiva.
El próximo paso que se ha propuesto el grupo como meta es la construcción de una central de empaque que recepcionará los productos para destinarlos a los diferentes canales comerciales que tenga cada productor. Además se presentaron al llamado “Más Integrados”, que lleva adelante la DGDR con la intención de anexar algún otro servicio, como incorporar el servicio de frío y verdizado de morrón.
En última instancia, el grupo se presentó al llamado “Somos producción familiar”, con la idea de ampliar sus canales de comercialización. Si bien actualmente los productores han desarrollado canales comerciales alternativos al tradicional, que se basa en el comisionista o intermediario y la venta al Mercado Modelo, se ha incorporado la venta en almacenes y supermercados de Salto y a alguna ONG. Ahora la idea es desarrollar la comercialización con el Estado, teniendo en cuenta la oferta de producción con la que se cuenta. El hecho de tener 12 predios en producción le da al grupo variedad de productos y la posibilidad de tener una oferta sostenida durante todo el año, lo que puede resultar atractivo para algún canal comercial. Así se puede adquirir la canasta de productos de un solo lugar (tomate, morrón, frutilla y cebolla como rubros fuertes y todos los cultivos de hojas: lechuga, acelga, remolacha perejil, repollo, brócoli, coliflor, chauchas, zapallitos). “Variedad de productos que hacen un atractivo interesante para los comercializadores”, dice Miller.
Venderle al Estado es una posibilidad interesante que tiene a los productores muy expectantes: “Como estos canales no son tan visibles, tan tangibles como los ya conocidos, tienen esa expectativa de poder abrir ese canal y después mantenerlo, que es lo que más cuesta, por eso recalco lo de la oferta en cuanto a variedad y cantidad en el año, para lo que hay que tener bien organizada y planificada la producción”. “Hay muchas expectativas en el grupo (…) de poder comercializar una canasta y cubrir momentos del año en los que la comercialización baja por la estacionalidad de los productos. Esto podría ser muy atractivo y que le dé sostenibilidad a los predios”, concluye Miller.