Ministerio de Ganadería apoyó a productores familiares con 90 millones de dólares en 10 años

La creación de la DGDR
La Ley de presupuesto de 2005 en su artículo 161 crea la institucionalidad que en 2008 se consolida como la Dirección General de Desarrollo Rural del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca.
¿Por qué el desarrollo rural se estableció como una prioridad de gobierno?
El campo se vaciaba, los asentamientos urbanos crecían con población rural en busca de posibilidades de desarrollo que no encontraban en el medio rural.
Uno de los principales desafíos de las administraciones de Tabaré Vázquez y José Mujica (2005- 2020) es el diseño de políticas que garanticen la permanencia y desarrollo de la población rural en nuestro campo. Esto implica un gran esfuerzo de redefinición de la institucionalidad pública para escuchar las verdaderas necesidades de esta población y diseñar respuestas adecuadas a las mismas.
“La decisión del gobierno de poner en funcionamiento un modelo de desarrollo inclusivo para todos los uruguayos… significó el desafío de diseñar simultáneamente políticas destinadas a detener y anular las causas que generaron los graves e importantes desequilibrios económicos y sociales existentes en el área agropecuaria y en la población rural. Se enfrentó a un modelo político que, en su larga permanencia, fue creando y perfeccionando la normativa legal, los procedimientos burocráticos y la organización necesaria que le permitieran perpetuarse” Robert Frugoni Director de desarrollo rural 2008-2010. Destacando al cambio cultural como uno de los desafíos más importantes para el abordaje de políticas sectoriales.
10 años implementando políticas de desarrollo rural han dejado grandes satisfacciones, familias que cumplieron su sueños de acceso a la tierra, de mejora de los procesos productivos, de comercialización, familias que pudieron concretar proyectos de vida, jóvenes que pudieron acceder a estudios secundarios, técnicos y terciarios sin la necesidad de abandonar sus hogares, organizaciones que se formaron, crecieron y se desarrollaron, miles de sueños cumplidos, de celebraciones, y también tantos desafíos, tantos aprendizajes y tantos golpes de esos que nos ayudan a redoblar el trabajo.
El Director General de Desarrollo Rural, José Olascuaga destaca “durante estos años hemos cosechado grandes logros, se validó el concepto de agricultura familiar y la importancia de aplicar políticas diferenciadas, también el concepto de implementación de las políticas a través del diálogo político público/privado y la participación activa de los actores, el fortalecimiento de las organizaciones rurales, la focalización en productores familiares y asalariados rurales, el trabajo articulado con todas las instituciones, la ley de compras públicas, las bases para la construcción del sistema de asistencia técnica y extensión rural”
Para Olascuaga “Estos son motivos para celebrar, pero no para darse por satisfecho, debemos mantener y profundizar lo logrado, cuidar lo que tenemos, avanzar en la construcción de ciudadanía en la población rural, mejorando los procesos de participación y diálogo, fortalecer las mesas de desarrollo rural y las mesas sectoriales como espacios de construcción y dialogo permanente. Construir una política integral para los jóvenes en clave de desarrollo rural. Avanzar en modelos de producción, agregado de valor y comercialización más justos para productores familiares y trabajadores asalariados, con desarrollo e incorporación de tecnologías inclusivas y respetuosas del medio ambiente”
Si no se redoblan los esfuerzos en el desarrollo de políticas diferenciadas dirigidas a la Agricultura Familiar, “no sólo se profundizará la crisis de ésta, sino que también tendremos un país rural más vacío, más pobre, más envejecido, más desintegrado socialmente, con más problemas de sustentabilidad ambiental” (Propuesta de políticas públicas diferenciadas para el desarrollo de la Agricultura Familiar, Comisión Nacional de Fomento Rural, 2009).
Queda aún mucho por hacer para el desarrollo rural y la agricultura familiar en Uruguay y en la región en general. Queda hacia delante el desafío como sociedad de darle la importancia que se merece a los agricultores y agricultoras familiares como productores de los alimentos que día a día llegan a nuestra mesa.