MUJERES RURALES

Mujeres rurales presentan los resultados de sus proyectos ante la Mesa de Desarrollo Rural de Canelones Oeste

El pasado 17 de agosto, en la Mesa de Desarrollo Rural de Canelones Oeste, dos grupos de mujeres rurales presentaron sus logros y resultados luego de cerrar sus proyectos, en el marco de las convocatorias Camino Mujer y Somos Mujeres Rurales 3era. Edición.

Se trata de los grupos “Hierbas del Oeste” y “Murucal”, de Los Cerrillos y alrededores, del departamento de Canelones. Este último es una continuación del grupo Mupata, que fue el grupo beneficiario en la convocatoria Somos Mujeres Rurales. Cuando presentaron sus propuestas, la MDR les dio su aval y ahora, que cerraron la ejecución de los proyectos, los grupos hicieron un cierre, presentando los resultados ante la Mesa. La actividad tuvo lugar en el local de la Cooperativa de Productores de Miel y participaron representantes de las diversas organizaciones que suelen participar en la Mesa, que son unas 14, además de representantes del CAD y de los grupos de mujeres rurales. Fue una jornada llena de emociones, que además contó con la retroalimentación de los presentes.

 

Murucal

Claudia Demarco nació y creció en Las Piedras, pero en el 2006 se fue a vivir a Cerrillos. Tiene dos hijos varones, Pablo y Bruno, y un nieto de 15 meses, Gerónimo. Su pareja tiene un hijo varón, Vicente, y un nieto de 5 años. Hasta 2010 trabajaba en empresas y luego comenzó a trabajar en las labores de la casa, en el campo. Este año empezó con una herboristería en Cerrillos. Pertenece al grupo de Mujeres Rurales de Cerrillos y Alrededores (Murucal). Cuenta que se formaron como grupo en abril de 2021, porque tenían una necesidad en común de generar cosas y unirse: “Fueron comienzos difíciles y distintos, porque fue en época de pandemia. Nos empezamos a reunir en la Plaza de Los Cerrillos (...) A veces hacíamos reuniones por zoom, pero nos costaba por problemas de conexión, también nos costaba reunirnos por los horarios de trabajo y de actividades de cada una”, recuerda Claudia.

Desde el comienzo estuvieron apoyadas por el MGAP, a través de la DGDR y de su Equipo Territorial de Desarrollo Rural: “Empezamos apoyando a los hogares de ancianos con ropa y lo que cada una podía; luego participábamos en ferias con lo que cada una generaba y también nos llamaron a hacer la cantina en la Noche de los Museos, en el Museo de Parador Tajes. Además, hicimos el curso de género y violencia, que nos motivó mucho”´.

Son 18 mujeres en total, pero un grupo de 7 u 8 son las más activas, que participan prácticamente de todas las instancias: “Empezamos a movernos en esto de la violencia, a descubrir cuántas cosas tenemos aprendidas que no son muy buenas; cómo nos movemos cada una en el medio con las cosas que cada una trae y el taller fue desaprender para aprender y observar en nuestra sociedad una cantidad de cosas que consideramos naturales y que no lo son”, dice Claudia.

Su idea era en principio estar como grupo presentes en las ferias y ante las instituciones y poder producir. “Al no tener una cocina habilitada, al no tener los productos habilitados, no podemos vender en forma formal en los comercios o en las ferias. Hay muchas compañeras que se dedican a la producción de mermeladas y conservas... Queríamos unirnos al municipio con la idea de acceder a una cocina comunitaria”, dice la mujer rural.

Ahora que finalizó la pandemia, intentan reunirse una vez al mes y generar encuentros entre mujeres: “Es muy importante para nosotras generar encuentros, escucharnos, comprender las realidades, observar los problemas del grupo, dejar ver lo que nos pasa...”

En el grupo también hay mujeres que hacen artesanías en cueros y lana. “La idea sería generar cosas para vender”, dice Claudia.

 

Hierbas del Oeste

Laura do Canto vive en la zona de Los Cerrillos, en Canelones, con su esposo y sus dos hijos. En realidad son de Montevideo pero hace seis años que están en el campo, en un campito de 5 hectáreas, donde crían ovinos. “Además de la producción ovina, estoy participando del grupo Hierbas del Oeste, donde estamos plantando y procesando hierbas medicinales y aromáticas, a partir del llamado Camino Mujer”, cuenta. En los ratos libres hace artesanías en lana y fieltro.

En el grupo son cinco mujeres, cuatro de los Cerrillos y una compañera de Montevideo. “Es un grupo que ronda entre los 30 y 40 y poquitos años, todas con saberes y profesiones diferentes. Algunas estudian Agronomía, yo soy productora y otras compañeras trabajan de manera dependiente”. El grupo se conformó a partir de la convocatoria Camino Mujer. Si bien eran todas de la zona y se conocían, nunca habían generado un grupo de trabajo productivo como es este. Se conocían, tenían intereses comunes y habían hecho un curso de farmacia casera en Los Cerrillos. “Esa fue como la chispita, y cuando apareció ese llamado, de Camino Mujer, decidimos armar el grupo y presentarnos con esta propuesta”, dice Laura.

Tenían idea de que fuera un proyecto para la producción de hierbas medicinales y aromáticas, la construcción de un secadero solar para el secado de las hierbas y la construcción de una sala de elaboración, para procesar y envasar. Además pretendían instalar un destilador, para comercializar el destilado de aceites esenciales con las plantas que produjeran.

El proyecto finalizó su ejecución en el mes de mayo pasado y las mujeres presentaron los resultados ante la Mesa de Desarrollo Rural. Ahora continúan solas, pero siguen trabajando. La parte que no han implementado totalmente es la parte del destilador, que se importó desde China. Una vez que llegó a Uruguay, demoró su liberación, por lo que lo tienen hace poco, pero la idea es empezar a probar y experimentar con el destilado de aceites esenciales. “Es la parte que nos queda y nos tiene muy entusiasmadas”, dice Laura. Piensan pagar una capacitación, que la van a hacer ahora en setiembre, en Maldonado, con uno de los referentes en el destilado de aceites esenciales que trabaja en el Castillo Pitamiglio.

“El apoyo de la DGDR fue total: nosotras no estábamos trabajando previamente en el proyecto, o sea que todo lo que se ejecutó y todo lo que se pensó y planificó y todo lo que tenemos hecho, tanto la implantación de las plantas, el secadero, la sala de elaboración, el destilador que se adquirió... todo fue a partir del dinero que se nos adjudicó a través del llamado Camino Mujer. Además de todo el apoyo de los técnicos”, dice Laura.

Cuenta que apenas supieron que les fue adjudicado el proyecto, empezaron a trabajar en el campo, que es un predio de Colonización en la zona de ruta 64 cerca del Empalme Dogliotti. Es un campo que se le adjudicó a un grupo de jóvenes, y una de las jóvenes adjudicatarias es integrante de Hierbas del Oeste, entonces coordinaron con Colonización y se les permitió ejecutar el proyecto en una parte del predio. Están utilizando alrededor de una hectárea. Allí han hecho todo el proceso, desde el laboreo de la tierra, el trabajo en los canteros, el abono y la implantación de algunos cultivos. Al momento manejan cerca de 15 plantas: caléndula, melisa, tomillo, romero, salvia, palma imperial, epilobio, hipérico, menta. Ahora que llega la primavera tienen para implantar manzanilla, malva, y renovar algunas plantas y agregar otras como albahaca. Otras, como el eucaliptus, la carqueja y la ortiga, las recolectan.

Realizan un manejo agroecológico y orgánico. Cuando hacen recolección de plantas, tienen como precaución que sea en predios donde se realiza un manejo similar, sin uso de químicos. Además de ese trabajo de implantación a campo de los cultivos (algunos de ellos tienen microtúneles para protección), se realizó el trabajo de construcción del secadero, de 7 por 4 metros. Se hizo la platea, se levantó la estructura, se colocó el nylon y las bandejas para la colocación de las plantas. En ese secadero queda para instalar, a cargo del grupo, una estufa para ayudar en el secado en la época de invierno y de humedad. También se construyó la sala de elaboración, que es un galpón de  6 por 3 metros, que se acondicionó con revestimiento de yeso y piso de cerámica, para llevar allí el stock de plantas secas para el envasado y el destilado.

“La mayoría de las cosas han sido con mano de obra nuestra, ayuda de familiares y amigos que nos han dado una mano y algunas cosas puntuales si estaban previstas pagar la mano de obra”, cuenta Laura.

“Nosotras estamos muy satisfechas por haber cumplido prácticamente todo lo que nos habíamos planteado (...) Nos queda un camino largo todavía por recorrer y por aprender. Esta es una producción en la que tampoco hay tanta experiencia en Uruguay, pero vamos a seguir aprendiendo y buscando las informaciones que sean necesarias para poder seguir adelante”, dice la productora. Cuenta que durante el proceso se contactaron con dos grupos de mujeres que ya estaban trabajando en esta área, unas de Florida (Hierbas de Paso Severino) y las mujeres de Calmañana, del Grupo Tapia: “Eso nos aclaró un montón de dudas y nos llenó de energía para seguir adelante con el proyecto”, dice Laura. A nivel grupal, según ella todo el proceso las ha consolidado como grupo: “nos ha hecho valorar los saberes de cada una, el poder organizarnos, respetar nuestros tiempos... llegar a acuerdos, dividirnos el trabajo, generar confianza entre nosotras (...) realmente ha sido un proceso precioso como grupo y nos sentimos muy contentas de la forma que hemos venido consiguiendo para trabajar. Estamos muy entusiasmadas, además vemos que es un área donde hay interés de compra y de comercialización”. Al momento están comercializando los productos por Instagram y también tienen una herboristería en Los Cerrillos que les compra la producción, además de dos locales en Montevideo. También han hecho alguna feria. Próximamente van a estar con sus productos en la Fiesta de la Chacra, ya que algunas de las mujeres del grupo son integrantes de AMRU, la Asociación de Mujeres Rurales del Uruguay.

A futuro piensan seguir creciendo a nivel organizacional. Han hecho algunos contactos con Facultad de Economía y este mes, un grupo de estudiantes las va a ayudar en la organización económica del proyecto y la comercialización de los productos: sacar costos, horas de trabajo, etcétera. Además, piensan fortalecerse en el destilado de aceite para seguir creciendo en el rubro, con cantidad de plantas y productos para ofrecer. “Soñamos con que este proyecto pueda ser una semillita de mano de obra para otras mujeres rurales, ya sea de la zona o no, que también estén interesadas y se quieran sumar”, dice Laura.

 

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