Desarrollo rural

Productora familiar mejoró su calidad de vida gracias a proyectos de desarrollo rural

A veces, contar con apoyo para hacer alguna mejora en el campo, por más pequeño que parezca, puede ser una gran ayuda para mejorar la calidad de vida de la gente. Tal es el caso de Laura Fagián, que gracias a un proyecto presentado en el marco del llamado “Producción Familiar Integral y Sustentable”, pudo hacer que su trabajo como productora rural no fuera tan duro.
Imagen de mejoras en predio familiar

María Laura Fagián es de Carpintería (ruta 100, kilómetro 85), departamento de Durazno. Tiene un predio de 116 hectáreas. “La voy llevando”, dice. Se dedica a la producción ganadera y ovina. Tiene unos 80 animales en total. Vive sola, pero tiene a sus padres cerca. Su hijo trabaja en otra estancia.

En 2014 se presentó al Llamado “Producción Familiar Integral y Sustentable” y pudo hacer pradera, alambrado, eléctrico, dos tanques de agua y dos bebederos. Además pudo instalar una bomba de agua con un generador. “Me fue bastante bien, aunque me ha costado mucho”, dice. “Lleno el tanque, que está a 700 metros, una vez por semana y me sirve para la pradera”, cuenta. Además pudo plantar raigrás y trébol blanco.

Laura, que forma parte de la Liga de Trabajo del Carmen, se enteró de los llamados por una técnica privada y porque su compañero ya se había presentado a otro proyecto. Cuenta que el apoyo del MGAP le ha servido mucho: “Antes pasaba más trabajo porque tenía todo un predio solo, después hice una repartición en dos parcelas y mejoré un poquito; ahora, con la pradera puedo ir rotando y mejorar cada vez más”.

Últimamente se presentó al llamado “Más ganadería de carne y lana” para que el piensa hacer otras subdivisiones en el campo. Un vez que reciba el apoyo económico, la idea de Laura es hacer un tubo con manga (para evitar tener que trasladarse dos kilómetros con los animales) y un potrero.

“El trabajo es sacrificado para la mujer, además que a veces no ayuda el clima… pero yo voy a seguir. Me gusta el campo y es lo que sé hacer. Toda la vida he vivido en el campo; salí del campo sólo para estudiar, que hice hasta Secundaria, después me casé y siempre he vivido en el campo. Quedé viuda, estuve 10 años sola, pero siempre en el campo… Es lo que me gusta”, dice.

El hecho de reunirse y formar grupos de productores es también la posibilidad para tener contacto con otra gente y no sentirse tan sola. Laura recuerda con alegría el momento en que se encontraba con otros productores, para elaborar el proyecto: “Comíamos, pasamos lindo. Después, cuando el proyecto se terminó ya no nos reunimos más, pero tengo muchos conocidos gracias a eso”. Reunirse con otras mujeres, generar vínculos, es complicado debido a las distancias en el campo, por eso, presentarse a este tipo de iniciativas, es también una buena oportunidad.

 

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