Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca

Lucía Margarita González vive en Paso de los Mellizos y participa en el proyecto. Es ama de casa y productora familiar. Tiene tres hijos. El grupo del que forma parte está conformado por seis mujeres de la zona. Empezaron a trabajar en diciembre del año pasado. Funcionan en un predio de la Escuela Nº 11 de la localidad. Ya comenzaron a cosechar. Como en la escuela había un invernáculo, decidieron continuarlo. Ya había plantados zapallitos de tronco, tomates y repollo. Las mujeres mejoraron la estructura y plantaron rabanitos, tomates, morrones, albahaca, acelga, perejil, orégano, porotos, chauchas, lechuga y rúcula, todo con la ayuda de los vecinos.
“La idea es tener un sustento porque dentro del grupo hay madres solteras que tienen hijos a cargo. (…) Es para demostrarle a la sociedad que las mujeres podemos salir adelante sin tener un compañero… mostrar que como mujeres podemos trabajar igual que los hombres, ganar nuestro dinero y salir adelante con nuestro proyecto”, dice Margarita.

Además de colaborar con el comedor de la escuela, a futuro proyectan elaborar pastas con los productos obtenidos de la huerta. Como tienen un predio bastante grande para trabajar, el proyecto está pensado como invernáculo, huerta y chacra. A su vez, la escuela cuenta con árboles frutales y las mujeres no descartan la posibilidad de capacitarse para hacer dulces y conservas. También piensan vender plantines de jardín. El trabajo implica saber organizarse; por lo general concurren todos los días a la chacra: “Después de plantar, había que regar todos los días… Algunas integrantes dejaron por distintosmotivos y pasamos por una etapa en que no sabíamos si el grupo iba a seguir funcionando o no, hasta que hicimos una reunión y todas nos comprometimos y hablamos de nuestras responsabilidades. Que la idea que teníamos es que las mujeres somos comprometedoras y luchamos; entonces vamos todos los días a regar o sacar pasto. Generalmente de lunes a sábado”, comenta Margarita.

Paso de los Mellizos queda a 25 kilómetros de Guichón, en el departamento de Río Negro. Es una localidad muy pequeña y, según dicen, “bastante olvidada”. Tiene alrededor de 400 habitantes, una escuela a la que concurren unos 30 niños, un CAIF y un liceo. Hay dos planes de vivienda de Mevir y una policlínica. “Acá por lo general todos nos criamos trabajando la tierra, porque por lo general todos tienen una quintita en su casa… Yo me crié haciendo chacra, plantando zapallo, maíz y boniato”, dice la productora. “Al ser un pueblito tan pequeño, la verdura y la fruta que se puede comprar no es de muy buena
calidad; si queremos una buena mercadería de frutas o verduras la gente tiene que i r a Young o Guichón a comprarla; ahora hay un comercio donde se consigue pero, a veces escasea y los precios son caros; pensando en eso, armamos este proyecto”, señala Margarita.