Discurso de representante de trabajadores en OIT

Fernando Pereira, presidente del PIT CNT, hizo uso de la palabra el miércoles 7 de junio en la 106 Conferencia Internacional del Trabajo, en representación del sector trabajador de Uruguay. A continuación compartimos el discurso completo.

Señoras y señores delegados, es un alto honor dirigirnos a esta magna asamblea en nombre de los trabajadores del Uruguay. Asistimos a una época de profundas transformaciones marcadas por una revolución tecnológica que parece no tener límites. El progreso material y de conocimiento humano han alcanzado horizontes inimaginables, la biotecnología, la robótica y las comunicaciones son ejemplos de dichos avances.

No obstante ese enorme progreso, el hombre no ha podido eliminar las lacras que laceran la humanidad y condenan a millones de hombres y mujeres a vivir en la pobreza, la marginación y la ausencia total de libertad. No solo la violencia y las guerras, formas extremas de la violencia obligan a millones de personas a migrar a riesgo de sus propias vidas, sino también las situaciones de explotación e injusticia que padecen en sus países de origen. Para unos la utopía, el país de la abundancia de miel y leche se han convertido en realidad, en tanto que para la inmensa mayoría de la humanidad ese horizonte sigue siendo una quimera.

Como hace 200 años, la revolución en curso se presenta como el dios Jano, como aquel que tiene dos caras: una refleja la promesa de una mejor calidad de vida y la otra una maldición por cuanto conlleva la pérdida del trabajo y derechos para millones de hombres y mujeres sumado a nuevas formas de servidumbre que atentan contra los valores de la libertad, la igualdad, la solidaridad. En este contexto, la OIT debe asumir un rol protagónico y generar una legislación que consagre niveles de protección éticamente aceptables conforme a la evolución jurídica de nuestro tiempo, reglas internacionales vinculantes sin las cuales la vorágine del mercado solo puede conducir a mayores inequidades e inestabilidad social.

La globalización requiere de reglas y estas no son ni pueden ser las reglas de la oferta y la demanda. Lo contrario es dejar librado el camino a la fragmentación. El desempleo crónico, las modalidades atípicas de empleo, la migración, el poder creciente de las multinacionales y una cada vez mayor desigualdad social son fenómenos que requieren respuestas urgentes. Las normas por sí solas no solucionarán estos problemas, pero no hay solución posible sin estas. Ha sido un acierto incluir en la presente reunión el tema de la migración. Estamos viviendo una situación verdaderamente escandalosa, donde todos los días miles de seres humanos se ven sometidos a vejámenes y riesgos por el hecho de buscar un mejor destino para sí y su familia. Una tragedia que nos indigna y nos convoca desde lo más profundo a procurar una solución digna, un imperativo humano y ético que no podemos soslayar. Yendo a cuestiones nacionales, debemos realizar algunas consideraciones sobre el diálogo social y la negociación colectiva.

Una retrospectiva que no tiene otro fin que dar cuenta de una experiencia que en términos de progreso ha significado un avance para los trabajadores de nuestro país. El sistema de negociación colectiva hoy vigente en el Uruguay, que combina la negociación tripartita con la bipartita ha llevado a unas relaciones laborales más equilibradas, más democráticas y más equitativa la distribución del ingreso.

Algunos datos: la negociación colectiva abarca 100 % de la fuerza laboral, ha permitido un crecimiento sensible del salario real, el salario ha crecido 3.81 % mientras que el producto 4.67 % y los niveles de acuerdo superan el 90 %. permitió elevar los salarios más bajos en particular el salario mínimo, se redujo la pobreza personal en un 32.5 % y la informalidad disminuyó en forma notoria. Un sistema jurídico que tiene como finalidad apoyar y fomentar el diálogo y la negociación colectiva en cuanto instrumentos esenciales para la convivencia de intereses contradictorios y la vigencia plena de la libertad sindical. Una regulación inspirada y ceñida por principios y derechos fundamentales relativos al trabajo.

El movimiento sindical ha señalado reiteradamente que aun reconociendo los avances que supuso la Ley 18.566 en materia de negociación colectiva, ella no recoge aspectos considerados claves, por ejemplo el derecho de información. También ha dicho, a raíz de la queja presentada por dos organizaciones de empleadores y la OIE, que está dispuesto a introducir modificaciones en la ley, pero ello siempre que impliquen un mejoramiento de la norma y no un retroceso. El cambio debe apuntar a mejorar y a consolidar los derechos allí contenidos. En esa lógica es que los trabajadores han asumido un compromiso tripartito, tras múltiples instancias de negociación tendientes a solicitar apoyo técnico a la OIT con miras a tentar una solución negociada, que ponga término en la queja que no tiene otro motivo que cuestionar la política laboral seguida por Uruguay en estos años y que ha sido, desde todo punto de vista, sumamente positiva para el país.

Esta organización ha considerado el modelo uruguayo como un modelo de referencia para muchos países de la región y del mundo en cuanto a la adopción de sistemas de relaciones laborales públicos y privados. Ahora bien, esta realidad que pone de manifiesto el sistema normativo no se compadece, desde el punto de vista del movimiento sindical, con la aplicabilidad de la práctica de las normas nacionales y supranacionales en lo que concierne al sector público. Solicitamos en esta instancia un apoyo completo para mejorar la negociación en el sector público; una vez más, frente a la ética del frío mercado se opone la ética de la dignidad humana, nada duradero se construye sin respetar la libertad, la igualdad y la solidaridad. Muchas gracias, señor Presidente.