Panorama del trabajo decente en Uruguay con perspectiva sectorial 2006 - 2012

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Panorama del trabajo decente en Uruguay con perspectiva sectorial 2006 - 2012.

Introducción

El presente trabajo analiza la evolución de una serie de indicadores de trabajo decente en Uruguay, en el período comprendido entre los años 2006 y 2012. El concepto de trabajo decente es tomado de la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Bajo este enfoque se fomenta la generación de “oportunidades para que los hombres y las mujeres puedan conseguir un trabajo decente y productivo en condiciones de libertad, equidad, seguridad y dignidad humana” (OIT. 2008).

Como se observa, este concepto engloba seis aspectos claves: oportunidades de empleo, trabajo productivo, libertad, equidad, seguridad y dignidad. Los mismos serán desarrollados a partir de extractos del trabajo de Anker et al, (2003).

“Las oportunidades de trabajo, refieren a la necesidad de que todas aquellas personas que deseen trabajar encuentren un empleo decente. Esta noción de trabajo es de carácter general y abarca todas las formas de la actividad económica, comprendiendo por tanto el trabajo por cuenta propia, el trabajo no remunerado en la familia y el empleo asalariado, ya sea en la economía formal o en la informal” (Anker et. al, 2003).

Por otra parte, el trabajo productivo es esencial para que los trabajadores tengan medios de subsistencia aceptables para sí mismos y sus familias, así como también para que las empresas y los países alcancen un nivel de desarrollo duradero y sean competitivos a largo plazo.

“En cuanto a la idea de trabajo en condiciones de libertad, la OIT subraya el principio de que las personas deben escoger libremente el trabajo y que en el siglo XXI no son aceptables determinadas formas laborales, como ser, el trabajo en servidumbre o esclavitud y las peores formas de trabajo infantil. Asimismo, este principio implica que los trabajadores deben tener absoluta libertad para afiliarse a las organizaciones sindicales y que no deben sufrir discriminación” (Anker et. al, 2003).

La noción de equidad enuncia la necesidad de los trabajadores de gozar de un trato justo y equitativo, y de oportunidades profesionales del mismo signo. Lleva consigo la ausencia de discriminación tanto en la contratación como en el trabajo, y la posibilidad de conciliar de modo equilibrado la actividad laboral con la vida familiar. Por otro lado, la seguridad laboral nos recuerda la necesidad de salvaguardar la salud, las pensiones y los medios de vida, y de proporcionar la adecuada protección financiera y de otra índole en caso de enfermedad u otras eventualidades. Además, reconoce la necesidad de los trabajadores en cuanto a que existan atenuantes para la inseguridad que conlleva la posibilidad de perder el trabajo y por tanto los medios de subsistencia.

Por último, la dignidad exige que en el ámbito laboral exista un trato respetable a los trabajadores, que estos puedan expresar sus preocupaciones, así como también participar en la toma de decisiones que afecten las condiciones en que desempeñan sus tareas. Un aspecto esencial de ello es la libertad como derecho de los trabajadores para defender colectivamente sus intereses (Anker et. al, 2003).

Las oportunidades de trabajar y la libertad de escoger empleo, refieren al objetivo de que existan empleos suficientes y que a su vez éstos reúnan condiciones mínimas aceptables. Las restantes cuatro facetas — trabajo productivo, equidad, seguridad y dignidad — indican hasta qué punto el trabajo existente es “decente” y si el mismo ha sido aceptado libremente.

Además de estas seis facetas que enmarcan el trabajo decente, es importante considerar el entorno socioeconómico que en ciertos aspectos determina lo que una sociedad considera “decente” y hasta qué punto el logro del trabajo decente mejora los resultados económicos, sociales y del mercado laboral de un país. (Anker et. al, 2003).

Para abordar estas temáticas en el caso uruguayo se utilizó como principal fuente de información la Encuesta Nacional de Hogares Ampliada del año 2006 y las Encuestas Continuas de Hogares de los años 2007 a 2012 elaboradas por el Instituto Nacional de Estadística (INE)5. Como fuente de información adicional se utilizan las provenientes de distintas oficinas del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social (MTSS), el Banco de Previsión Social (BPS), el Banco de Seguros del Estado (BSE), el Banco Central del Uruguay (BCU) y la Universidad Católica del Uruguay (UCUDAL).

El documento se organiza de la siguiente manera. El análisis inicia con la presentación de una serie de indicadores del contexto en el cual se ve inserto el Mercado de Trabajo uruguayo. Los mismos, nos permiten obtener una mirada global de la realidad nacional de los últimos 20 años, operando como marco de análisis para el resto del trabajo. En el capítulo siguiente, se presenta una serie de indicadores respecto a lo que la OIT define como trabajo decente, abarcando las distintas facetas de este fenómeno. La mayoría de ellos se presentan para el período 2006-2012, aunque en algunos casos se profundizará únicamente en el año 2012. Por otra parte, se presentan los indicadores por sexo, grupo de edad, región y ascendencia étnico racial, con el fin de detectar posibles desigualdades en cada una de estas dimensiones. En el capítulo 3, se presentarán los principales indicadores de trabajo decente analizados en el capítulo anterior, desagregados por sector de actividad. Esta información nos permitirá indagar respecto a las condiciones de empleo existentes en cada sector, identificando las carencias en cada una de las dimensiones del trabajo decente y las heterogeneidades existentes. Finalmente se presentan una serie de conclusiones.

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