Los Arenales apuesta a la multiplicación y distribución de agentes biológicos para el control de enfermedades y plagas hortícolas

En paraje Los Arenales, departamento de Canelones, funciona uno de los proyectos aprobados por el Llamado “Más tecnologías para la producción familiar”. Se trata de un proyecto para el desarrollo de un centro de multiplicación y distribución de agentes biológicos para el control de enfermedades y plagas hortícolas en la Sociedad de Fomento Los Arenales. Participan el Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA) y Facultad de Agronomía como entidad de investigación.

Gustavo Patrón, técnico del área hortícola, ha estado vinculado a la Sociedad de Fomento Los Arenales (ruta 81, kilómetro 60/500) desde el año 2008, a través de distintos proyectos. En el año 2009, con la idea de generar alternativas de producción a las convencionales, se comenzó a investigar el problema de la mosca blanca, una de las plagas más importantes en la producción de tomate y morrón en invernáculo. Desde ese momento se generaron vínculos con distintas instituciones, principalmente con el Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA) y Facultad de Agronomía. “Tomando como base experiencias de Cuba y Brasil, empezamos a estudiar la incorporación de los hongos al sistema de producción, que controlan tanto enfermedades como plagas”, cuenta Gustavo.

El llamado “Más tecnologías para la producción familiar”, que llevan adelante el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca a través de la Dirección General de Desarrollo Rural (MGAP/DGDR), junto con el INIA, les pareció una buena oportunidad para financiar parte del proyecto que ya venía funcionando. Se presentaron y resultaron aprobados. En una primera etapa funcionaron con un proyecto financiado por el Ministerio de Industria, Energía y Minería (MIEM) para la generación de herramientas alternativas y lograron financiar la construcción de un laboratorio para desarrollar las herramientas de control biológico.

La mosca blanca es una plaga que ha ido tomando relevancia con el uso de productos químicos que fueron generando resistencia. Es un insecto que genera daño físico (ya que el excremento de la mosca queda depositado tanto en la hoja como en el fruto, limitando la fotosíntesis de la planta y la calidad del fruto). En el caso del morrón, la mosca es transmisora de virus. Lo que se hizo, a nivel del proyecto, fue poner en funcionamiento el laboratorio para la producción de los agentes y capacitar a un grupo de jóvenes, hijos de productores, para que trabajen allí. “La idea es que esto trascienda lo local y se pueda incorporar en todos los lugares donde se cultive morrón y tomate bajo invernáculo”, dice Gustavo.

Si bien hasta ahora la mosca blanca se combatía con productos químicos, con malos resultados, en este momento se está incorporando, como herramienta de control biológico, el hongo Bauveria. La espora de este hongo germina en el cuerpo de la mosca y la va eliminando. En el laboratorio se trabaja en multiplicar varias cepas de este hongo. Desde el inicio del proyecto se cuenta con una colección de cepas, de INIA y Facultad de Agronomía, y se seleccionaron las más virulentas para multiplicarlas.

20 productores implicados directamente

Participan directamente en este proyecto un total de 20 productores. Se eligieron tres predios de referencia para incorporar la herramienta e ir haciendo ajustes. Se hizo un esquema de monitoreo, para determinar el momento de aplicación de producto, ya que éste no se puede aplicar luego que la plaga colonizó el cultivo. “Los productores han ido incorporando la herramienta en la medida que se han visto resultados positivos”, señala el técnico. En estos momentos se está en una etapa de expansión de la herramienta.

Gerardo De León, productor de la zona de Arenales, es uno de los participantes de este proyecto, y su predio fue uno de los elegidos como experimental: “Se está probando en nuestro predio; nosotros éramos hinchas de esta iniciativa por ver lo malo que son los químicos y los problemas que había dentro de la producción, llegando a no producir en algunos casos por problemas de mosca blanca. Además, los que trabajábamos empezamos a intoxicarnos y hace mucho tiempo que veníamos peleando por esto”, cuenta. El productor se muestra muy contento con el trabajo realizado, ya que, según él, “está dando buenos resultados”. En su predio produce tomates, morrones, chauchas y pepinos (dependiendo de la época). “El hongo anda bien; tampoco es que sea la solución. Es un paso que estamos dando y ha sido una herramienta que nos va a ayudar. Igual el problema sigue; en verano, cuando las temperaturas son muy altas, el hongo no se multiplica. De todos modos, ha sido un paso muy importante el que hemos dado”, dice. La experiencia le ha parecido muy interesante: “dado lo separados que a veces nos encontramos los productores pequeños en el medio rural, esto nos alienta. Además es muy bueno que se esté capacitando a varios hijos de productores, que están trabajando en el laboratorio. Como productor me siento muy contento de estar dentro de la Fomento y del proyecto”, agrega. Además se incorporó otro organismo (el hongo Tricoderma) que controla enfermedades del suelo producidas por hongos. Muchos productores, tanto vinculados como de fuera de la Fomento, ya lo están utilizando.

Socialización de aprendizajes

Desde el inicio del proyecto se definió que los hijos de los productores participaran del aprendizaje para que la herramienta quedara en manos de la producción. Es así que se hizo un llamado a jóvenes que quisieran participar de la propuesta y quedaron seleccionados seis hijos de productores a los que se los capacitó para la multiplicación del hongo y monitoreo de plagas en los predios. Ya están trabajando en el laboratorio. Tal es el caso de Yanina Curbelo, una joven productora rural de la zona, de 23 años, que trabaja con su familia en un predio rural en horticultura, ganadería y avicultura. Yanina es además la presidenta de la Sociedad de Fomento Los Arenales. Formó parte de todo el proceso de armado del proyecto: “A mí, como productora joven de la zona, me interesaba mucho que los jóvenes pudieran ser parte y me interesó todo el tema de los agentes biológicos, que no sólo solucionaban problemas de enfermedades que hay en nuestra zona a nivel de los cultivos, sino también un tema de la vida saludable de las personas”. Yanina participó de las capacitaciones junto a otros cinco jóvenes y actualmente trabaja en el laboratorio. En el laboratorio se trabaja en la producción de los dos agentes biológicos (Bauveria y Tricoderma). Los jóvenes, acompañados por una laboratorista, se encargan de la producción de los hongos, hacen el conteo de cepas, envasado y además explican a los productores de la zona cómo se utiliza el producto y se encargan del monitoreo en los tres predios de referencia. Según Yanina, la experiencia ha sido muy gratificante: “ha sido una experiencia muy linda, donde he aprendido muchas herramientas técnicas y además rescato todo el diálogo con la gente y lo que le está dejando a los productores. (…) Todo eso genera satisfacción”, dice la joven. Para Yanina es fundamental que los productores vayan tomando conciencia: “que los productores se vayan sumando y se vaya haciendo ese clic en la mente de todos, para dejar un poco todos los químicos y apostar a una vida saludable”. Esta primera fase del “Más tecnologías” finalizaría en el mes de diciembre, pero el grupo de productores presentó un proyecto ampliado a la Agencia Nacional de Investigación e Innovación (ANNI), para la incorporación de otras herramientas de control biológico, tratando de abarcar un período mayor de control. El perfil de proyecto les fue aprobado y están en una etapa de formulación de proyecto final.

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