Desarrollo rural

DGDR apoya siete proyectos productivos en Cerro Largo, en el marco del Plan Piloto de Adjudicación de Predios Escolares

El Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca, a través de la Dirección General de Desarrollo Rural participa del Plan Piloto de Adjudicación de Predios Escolares. El piloto consiste en abrir llamados con el fin de que se presenten proyectos productivos para que funcionen en escuelas rurales que están cerradas, con bajo alumnado o mucho espacio, como las ex escuelas granjas. La idea es que los productores mantengan los locales escolares. Para ello se constituyó una comisión de seguimiento de proyectos integrada por Primaria, la Asociación Magisterial, Facultad de Agronomía y el MGAP. En este momento hay siete escuelas adjudicadas y tres en ejecución en Cerro Largo.

Fabricio Rodríguez vive junto a su familia: su esposa Andrea y sus dos hijos en la escuela 53 de Sarandí de Aceguá. Antes trabajaba como asalariado en una arrocera, lugar donde vivía. La escuela 53 cerró por falta de matrícula y se hizo un llamado productivo. Fabricio presentó un proyecto de cría de cerdos y mejoras en verdeo, que fue evaluado por la comisión de seguimiento y se le asignó dicha escuela: “Si bien el local estaba en perfectas condiciones, venimos mejorándolo y manteniéndolo para que quede en buenas condiciones”, dice el productor. Al momento construyó una portera, rellenó la entrada con material, ha hecho alambrados y construyó un galpón para guardar la ración. Trabajó también en el revoque y pintura de la vivienda.

En la actualidad, Fabricio produce cerdos y además tiene animales vacunos. Plantó maíz y dos hectáreas de pradera. Participó además en un proyecto de engorde y cría de cerdos en el marco del llamado “Somos Productores Familiares” que lleva adelante la DGDR. Gracias a este proyecto, el productor realiza la primera etapa de la cadena de la entrega de cerdos al Ministerio del Interior. Él se encarga de la cría, saca los lechones para un engordador de Río Branco, que los lleva a 80 o 100 kilos, y luego éstos se faenan en Montevideo. A futuro, el productor piensa aumentar la producción. Para ello necesita un depósito de agua para los animales y construir más galpones, además de mejorar el verdeo.

“Ahora vivimos en un lugar con más espacio y con otro tipo de compromiso; para nosotros esto fue un buen cambio (…) estamos contentos de estar acá. Tenemos el compromiso de mantener todo el predio escolar y estamos abiertos, si surgen niños, para que siga funcionando como escuela y para la comunidad que así lo requiera”, dice Fabricio.

Primaria aporta el local y el predio, y la DGDR apoya con el proyecto productivo, en la adquisición de cerdos, verdeo y asistencia técnica.

Para acceder al plan, se debe cumplir con ciertos requisitos:

En primer lugar, presentar un proyecto. Puede ser cría de cerdos, de aves, instalación de colmenas, producción agrícola, huertas, invernáculos, chacra, u combinar estas producciones.

En segundo lugar, que la persona tenga el compromiso de estar radicada en la escuela para lograr el mantenimiento del local escolar.

En tercer lugar, que la persona que lo habita, mantenga el local escolar en condiciones, con un espacio dispuesto a la comunidad o a las instituciones que sustentan el programa a través de la comisión de seguimiento (Primaria, el Ministerio de Ganadería, la Asociación Magisterial) para que se realicen actividades de taller, cursos, Mesas de Desarrollo u otras actividades que surjan.

El ocupante a su vez debe comprometerse a devolver a Primaria el espacio en caso que surjan niños en la zona. En el caso de las escuelas abiertas, con predios ociosos, también se pueden presentar este tipo de proyectos.

“Hay escuelas, por ejemplo las escuelas granjas que tienen porquerizas, invernáculos que están sin uso, galpones, lugar de ordeñe, herramientas… que por baja matrícula no están teniendo el sustento necesario para poder desarrollar su actividad (…) entonces está bien que ese predio sea utilizado mediante contraprestación del ocupante para desarrollar alguna actividad”, explica el maestro Darvi Paz. Darvi fue maestro rural, inspector de Educación Rural y alumno de escuela rural.

“Nosotros siempre estamos sustentando esto: que la escuela rural debe ser una escuela productiva (…) para que el niño, a través del desarrollo de la actividad agropecuaria aprenda lo que está establecido en el programa”, agrega.

Otro objetivo que se persigue es que el proyecto sea sustentable. Que tenga posibilidad de permanecer y desarrollarse: “Creemos que con todo esto cerramos haciendo una política social, porque se le está dando la oportunidad a un vecino, que no tiene dónde poder desarrollar la producción que ha querido realizar, para que lo pueda hacer en este lugar. Por lo tanto es una retroalimentación: por un lado mantenemos la escuela viva y por otro le damos la oportunidad a las personas del medio rural a permanecer en el medio rural y desarrollar el sustento para su familia”, dice el maestro.

Darvi cuenta que hoy quedan unas mil escuelas rurales abiertas y funcionando, de un total de más de 1.400 escuelas que funcionaron en los noventa. “Es un tema estructural, sin duda, debido a la migración campo ciudad, que se explica por diversos factores estructurales, de producción, locomoción, problemas culturales, etcétera. A raíz de eso, en nuestras visitas a las escuelas rurales pensamos que los predios de las escuelas debían tener otro fin, que no debían estar en condiciones ociosas e improductivas. De ahí surgen los proyectos productivos”, dice.

En el departamento de Cerro Largo funcionan siete proyectos, como experiencia piloto. Existe un proyecto de reglamento que está para ser aprobado por Codicen. “Estamos impulsando este tipo de emprendimientos desde la comisión de seguimiento porque creemos que vale la pena. Toda la comisión está convencida de que es una propuesta que vale la pena llevar adelante para todo el país, incluso hay otros departamentos que nos están preguntando cómo desarrollamos la propuesta”, concluye el maestro.

 

DGDR busca fortalecer a los productores y que accedan a diferentes herramientas

Estos planes piloto se presentaron en la Dirección General de Desarrollo Rural para recibir fondos no retornables para instalaciones, insumos, infraestructura y mejora genética, pero además se trabaja en la generación de capacidades para que los productores queden aptos para las políticas diferenciales.

En una primera instancia, el apoyo de la DGDR fue de evaluación técnica de los proyectos: “qué proyectos eran sustentables, cuáles no, cuáles tenían algún impedimento o alguna limitante sobre todo en cuanto a las normativas vigentes, al tema ambiental, ecológico y bromatológico”, explica el integrante del Equipo Territorial de Desarrollo Rural de Cerro Largo, Diogo Delgado.

La DGDR se incorporó a la comisión de seguimiento y actualmente trabaja en dos niveles: uno que tiene que ver con la parte productiva o predial, es decir, apoyando en la ejecución de las propuestas que los productores plantean y fortaleciéndolas. “Casi todos los predios tienen emprendimientos que no son tradicionales en la zona, no es ganadería extensiva sino que hay granja, chacra, apicultura y avicultura”, dice Diogo. El segundo nivel se trabaja con los productores y sus familias. Tiene que ver con a quiénes está dirigida la propuesta y cómo se evalúa el perfil del productor: se trata que sean personas radicadas en la zona, productores familiares registrados o asalariados rurales. Las propuestas que se presentan deben recibir el aval social de la Mesa de Desarrollo Rural: “Nosotros tratamos de generar capacidades, de trabajar con la gente, para que al momento que tengan estos predios instalados y estén realizando la explotación, puedan acceder a otras políticas diferenciales del Ministerio de Ganadería, por ejemplo, los distintos proyectos de apoyo vinculados a las Mesas de Desarrollo, a acceder a fondos mediante microcrédito rural u otras fuentes de financiación”, dice el técnico territorial.

Si bien esto es un plan piloto, “la idea es difundirlo en todo el país y perfeccionarlo. La comisión está explorando la posibilidad de lograr una financiación propia”. La idea es que “en algunas situaciones, de productores que quieren acceder a predios y no cuentan con fondos, además del período de gracia que se les da, ellos puedan contar con algún fondo retornable, manejado por la comisión, para comenzar a desarrollar esas actividades”, agrega el técnico.

“Acá no se le regala nada a nadie; tiene que ser gente de trabajo: se les da un período de gracia porque muchos de los predios están deteriorados en sus instalaciones y luego de que pasan ese período de gracia, empiezan a pagar una renta idéntica a la que fija el Instituto Nacional de Colonización para sus colonos”, concluye Diogo.

 

Maestros satisfechos con el plan

Josefa Silva es maestra jubilada, trabajó muchos años en una escuela rural y fue alumna de una escuela granja. Ahora fue convocada por la Inspección para integrar la Comisión de Seguimiento de los Proyectos Productivos. “Acepté porque fue una linda manera de volver a aquello que quise tanto de niña y que lo trabajé mientras pude. Y estoy muy satisfecha de formar parte de esta comisión, porque he visto muy lindos trabajos”, dice.

“Ocupan la escuela, la mantienen prolija, tienen su vivienda propia donde están con la familia y además tienen la producción (…). Es una gran satisfacción ver cómo la escuela no se muere, queda viva esperando que en un futuro puedan venir niños o que se utilice como espacio educativo, para encuentro rurales… todo ese tipo de actividades que ayudan a que nuestra campaña no se muera totalmente”, agrega.

Mateo Madruga ocupa el cargo de maestro de Centro de Apoyo Pedagógico Didáctico para Escuelas Rurales (Capder) en el departamento de Cerro Largo. Fue director de la escuela 53 hace unos años. También valora este plan como algo positivo: “Esta era una escuela que se cerró por falta de matrícula (…) y pensando en que la escuela podría estar en forma abandonada, como tapera… no, me encontré con una gran satisfacción. En base a los proyectos productivos está Fabricio Rodríguez ocupando el edificio y efectuando trabajos en el predio y eso permite a uno ver que es lo mejor para la escuela: está mantenida… y a su vez se permite el trabajo de extensión a la comunidad, ya sean Mesas de Desarrollo, reuniones… Pienso que es lo mejor para la institución”, dice el maestro. “Ojalá esto se continúe en otras escuelas del medio rural que están cerradas”, sostiene.

 

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