Empezó el "Dialogo de Adaptación de la Lechería para el Plan de Adaptación al Cambio y Variabilidad Climática"

El Diálogo de Lechería para el Plan Nacional de Adaptación al Cambio y Variabilidad Climática para el Sector Agropecuario en Uruguay (PNA-Agro) se llevó a cabo el 3 de abril en la sede del Instituto Nacional de la Leche (INALE). Participaron productores lecheros, investigadores del Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA) y de la Universidad de la Republica, técnicos del INALE y del Ministerio de Ganadería Agricultura y Pesca (MGAP).

Walter Oyhantçabal, Director de la Unidad de Sostenibilidad Agropecuaria y Cambio Climático del MGAP, inició la actividad con una presentación sobre los resultados de diferentes reducciones de escala de escenarios climáticos para Uruguay.  Las estimaciones de cambio climático para diferentes escenarios coinciden en un probable aumento de 1 a 3 grados en las temperaturas mínimas y máximas, y difieren en la probabilidad de lluvias, desde un leve aumento a una leve disminución al año 2070. Se especula, además, que la variabilidad de temperatura y precipitaciones aumentará, así como la ocurrencia de eventos extremos.

Santiago Fariña, Director del Programa de Bovinos de Leche de INIA, presentó los principales desafíos de la lechería en Uruguay.

La producción lechera representa actualmente un 4,8% de la producción agropecuaria nacional. Durante el período 2007 – 2004 ha crecido a una tasa anual de 7%. Sin embargo, el crecimiento no ha sido homogéneo y los tamberos de menor escala han tenido tasas de crecimiento sensiblemente menores. De acuerdo a los datos publicados por el INALE, en 2014 el 20% superior de los productores lecheros producían un promedio de 2013 litros de leche por hectárea por día, en comparación con el 20% inferior que producía 819 litros de leche por hectárea por día. Los datos publicados indican que, en el mismo período, hubo una reducción del número de productores de menor escala (49%), mientras que los establecimientos de mayor tamaño aumentaron un 40%.

De acuerdo a los datos presentados por el Dr. Santiago Fariñas el aumento de productividad en la lechería ha sido acompañado por un aumento en el uso de pasto y reservas (24%) y un aumento significativamente mayor (311%) en el uso de suplementos concentrados y granos. Este factor constituye una vulnerabilidad debido a las variaciones de precios recibidos por los productores por la leche remitida a industria.  En la última década, los precios de la leche al productor han oscilado entre 0,17 y 0,41 dólares por litro (INALE).  Aproximadamente un 70% de la producción de leche y sus derivados son exportados de manera que los productores son tomadores de precios y deben absorber los costos incrementales de comparar alimentos extra prediales y vender la producción a valores menores al costo de producción.

Fariñas propone que los tambos con menor productividad son aquellos que son menos eficientes, y que no tienen un manejo optimizado de los recursos forrajeros. Por un lado, tienen una menor cosecha de forraje por hectárea asociado a una baja carga animal. Por otra parte, el costo de producción por kilo de materia seca en los predios de menor escala es mayor y deben suplementar la dieta proporcionando suplementos de alto costo.

El rendimiento de las pasturas en Uruguay es muy variable entre años, los resultados de la Evaluación Nacional de Cultivares del Instituto Nacional de Semillas (INASE) son ilustrativos al respecto. En el período 2008 – 2015 el rendimiento de cortes de parcelas de Festuca cv. Tacuabé de segundo año varió entre un máximo de 15.132 kilos de materia seca por hectárea y un mínimo de 7.034 kg MS/h.

De acuerdo a estudios en base a modelos de crecimiento de pasturas, el cambio en el clima supondrá cambios en las curvas de producción de forraje y posiblemente en la producción de materia seca anual de las pasturas (Climate change effects on pasture systems in south-Eastern Australia- Cullen et al., 2009). Cuál será el grado de ese cambio es desconocido, pero estas modelaciones dan relevancia a la utilización sub-óptima del forraje en las unidades de producción y la gran variabilidad interanual característica del país.

El componente social es crítico para la adaptación de la lechería al clima. El número de vacas en ordeñe y el equipamiento e infraestructura determinan el número mínimo de personas necesarias para funcionar. Se maneja el criterio de que una persona puede ordeñar unas 50 a 55 vacas en aproximadamente dos horas con 10 vacas por órgano.  Un ordeñe que dura más de dos horas implica contratación de personal adicional y para los productores de menor escala esto implica un cambio no deseado, de administrar principalmente los animales y la pastura a administrar personal.

Por otra parte, los trabajadores en todos los rubros de la producción agropecuaria han tenido un cambio en las expectativas personales. Para las generaciones mayores lo prioritario es la estabilidad, el ingreso seguro, las tareas establecidas con jerarquías claras y expectativas de una carrera en el mismo sitio. Las generaciones más jóvenes tienen expectativas de tiempo libre para diversión, trabajo que implique desafíos y logros personales, movilidad y participación en las decisiones en las de trabajo (Copenhagen Institute for Future Studies, 2012)

La estrategia de adaptación al cambio climático en los sistemas de producción lecheros necesariamente incluye un sistema de producción sostenible desde el punto de vista de la utilización de los recursos naturales. El concepto de sostenibilidad en esta visión va más allá del enfoque de una sostenibilidad productiva e incluye la sostenibilidad en su interacción con la sociedad. Por ejemplo, el balance de entradas y salidas de fosforo en un establecimiento y su posible escurrimiento a cauces de agua tiene impacto fuera de los límites de la unidad de producción. En una concepción de la sostenibilidad que integra las demandas y expectativas de la sociedad, las decisiones de manejo y productivas deben tenerla en cuenta (Cornelissen, 2003).

Los tres eventos climáticos identificados por orden de importancia durante el Diálogo de Adaptación fueron: exceso hídrico, déficit hídrico y sequía y olas de calor.

Los participantes señalaron la falta de herramientas para contrarrestar los efectos del exceso de lluvias en la lechería. En las pasturas y cultivos, en invierno, estos efectos se combinan con bajas temperaturas y niveles de radiación, que resultan en bajo o nulo crecimiento vegetal, combinado con el daño por pisoteo durante el pastoreo. La acumulación de barro en los caminos y pavimentos afecta directamente al ganado y también daña la infraestructura del tambo. El efecto es drástico en la producción de leche. Inversiones en infraestructura de caminería, de canalización y drenaje de exceso de agua (para evitar la formación de barro), y pavimentos que permitan el movimiento del ganado en estas condiciones, atenuarían parte del impacto.

El déficit hídrico es un evento climático que se identifica como positivo sobre la producción de leche cuando el establecimiento cuenta con reservas forrajeras y agua en cantidad y calidad adecuada. Esto es en respuesta a menor incidencia de problemas sanitarios en las vacas. Sin embargo, cuando períodos de déficit hídrico se suceden de manera consecutiva, de manera que impiden la acumulación de reservas forrajeras, el efecto es marcado. En el Diálogo de Adaptación se señaló que el desarrollo de sistemas de riego permitiría mantener los niveles de producción durante períodos de déficit hídrico o sequía. De acuerdo a los datos publicados por INALE en 2014, un 7% de los establecimientos lecheros tenía algún tipo de sistema de riego, un 0,6% del área total de producción lechera de Uruguay.

El estrés calórico, con o sin déficit hídrico, tiene un impacto directo sobre la producción lechera. El efecto sobre la salud animal es drástico por un aumento en la incidencia de enfermedades, menor tasa reproductiva y aumento de abortos. También tiene un efecto directo sobre la producción por animal debido a una reducción en el consumo. Las herramientas para adaptación a condiciones de estrés calórico implican inversiones en sombra, ventilación e infraestructura para acondicionamiento térmico para el ganado.

Los elementos recogidos durante el Diálogo de Adaptación de la Lechería indican un cierto consenso de que, para las condiciones de Uruguay, una lechería adaptada al cambio climático y a un aumento de la variabilidad climática es un sistema con una dieta basada en maximizar el pastoreo directo de pasturas de ciclo largo, con reservas estratégicas de forraje producido en el establecimiento. Un sistema lechero adaptado incluye infraestructura para sombra y acondicionamiento térmico del ganado durante el verano, y caminos y pavimentos que sean capaces de canalizar excesos de lluvia de manera evitar el daño a la caminería y que el barro no afecte al ganado.

La discusión agregó un énfasis en los aspectos sociales y económicos.  Hay una necesidad identificada de desarrollar sistemas de producción que sean capaces de atraer a jóvenes a la producción. En este sentido sistemas automatizados que sean compatibles con jornadas laborales de 8 horas son oportunos. Se enfatizó también la necesidad de instrumentos financieros y fondos para disminuir el efecto de la fluctuación de precios y los aumentos de costos asociados a la ocurrencia de eventos extremos.

En el intercambio se planteó que una herramienta para manejar la incertidumbre asociada al clima en la planificación del sistema lechero sería la disponibilidad de pronósticos a mediano plazo, presentados con un formato que contribuya a la toma de decisiones sobre cultivos y forraje. En ese contexto, se planteó la conveniencia de desarrollar seguros de cobertura de riesgos climático que permitan manejar la incertidumbre y el riesgo.

La siguiente tabla resume los elementos recogidos durante el Diálogo de Adaptación de la Lechería:

Objetivos de Adaptación

¿Porqué?

¿Qué?

¿Cómo?

Fortalecer la base forrajera en base a pasturas de ciclo largo y reservas intra prediales

Condiciones climáticas determinan variabilidad año a año en la producción de pasturas. Estrategias de acumulación de reservas forrajeras reducen vulnerabilidad. La suplementación con ración y alimentos extra predio aumenta los costos de producción. Es estratégico reducir la dependencia de insumos externos.

Pastoreo directo por disponibilidad de forraje y priorizar planificación de reservas forrajeras. Usar alta relación pasto/grano. Mantener una base forrajera perenne o de ciclos largos. Investigar opciones de especies y variedades para la siembra. Desarrollo de riego para períodos de déficit.

Investigación, adopción y manejo de tecnología que permita mejora productiva en situaciones de mayor incertidumbre. Sistematización del pastoreo y optimización de la cosecha directa de forraje por ganado con manejo de carga animal.

Analizar soluciones a nivel de cadena. Analizar costo beneficio de las alternativas no solo a nivel económico. Desarrollo de políticas orientadas a bajar incertidumbre. Promoción del aprendizaje social.

Adecuar el manejo animal al clima

Desafíos por sol, calor, exceso hídrico y barro  afectan producción y bienestar animal. Aumento de incidencia de enfermedades y problemas reproductivos. Dificultades para el pastoreo durante períodos de exceso de lluvias.

Infraestructura para amortiguar eventos climáticos extremos: olas de calor y exceso hídrico. Invertir en desagües y pavimentos que permitan tránsito de animales y drenaje rápido durante excesos de lluvia. Invertir en sistemas de ventilación y sombra para períodos de alta temperatura.

Acceso a fondos y créditos para facilitar inversiones en infraestructura para ventilación, sombra, pavimentos y caminería.

Proveer de manera segura agua para animales y cultivos

Sistema de producción es sensible a la disponibilidad de agua para animales y ordeñe. Solo 7% de los tambos usan riego para cultivos.

Agua en cantidad y calidad adecuada para abrevadero y sistemas de riego para mantener producción durante períodos de déficit hídrico.

Desarrollo de políticas de acceso a agua y riego

Producir de forma que contribuya a la sostenibilidad ambiental global

Se prevé mayor riesgo de erosión. Sistema de producción emite gases de efecto invernadero. Riesgo de que solo costos ambientales sean trasladados a los productores.

Desarrollar pasturas y rotaciones que incorporen C al suelo. Diseñar rotaciones de pasturas y cultivos que maximicen la cobertura del suelo. Incorporar gramíneas C4 en las rotaciones.

Analizar sistemas en función de eficiencia, uso de energía y agua. Trabajar en sistemas más eficientes en la captura y transformación en biomasa Gestión con visión de cuenca para conservar calidad de agua.

Desarrollar herramientas para la gestión de riesgo

Faltan herramientas para pronósticos climáticos de los próximos 4 meses. Incertidumbre para planificar manejo de reservas, siembras de cultivos.

Desarrollar sistema de información meteorológica que contribuya a la planificación dentro de la unidad de producción. Desarrollar seguros de riesgo climático para amortiguar impacto de eventos extremos.

Integrar sistemas de información en la gestión. Planificación de infraestructura y reservas forrajeras para situaciones de mayor incertidumbre climática

Implementar estrategias para fortalecer el componente social

Edad promedio de productores 54, edad promedio de los trabajadores 43 años. Falta gente para trabajar.

Es necesario hacer el rubro atractivo para jóvenes. Necesidad de formación de gente para trabajar en sistemas complejos y dinámicos. Desarrollar sistemas de producción automatizados que sean compatibles con jornadas laborales de 8 horas.

Apoyo organizaciones locales para medidas apoyo y capacitación. Que la enseñanza comience a preparar operarios para el nuevo sistema. Probar sistemas automatizados para Uruguay

Crear herramientas que contribuyan a estabilizar la ecuación económica

Los productores son tomadores de precios que están ligados a precios de exportación A menudo los costos de producción superan los precios de ventas. 

Desarrollar instrumentos económicos financieros entre el mercado y los productores y sistemas financieros que amortigüen variaciones de precio de la leche. Aplicar sistemas de producción que no aumenten la dependencia del productor por los insumos.

Fondo estabilización para escenarios de variación de precios.

 

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