“Era un espacio necesario… un encuentro entre mujeres para compartir saberes”

Natalia vive en Paraje Cololó, a unos 30 km de la ciudad de Mercedes, en Soriano. El cambio de la capital al medio rural “al prinicipio fue difícil venir de una ciudad grande, pero te acostrumbrás… y en el balance es positivo el cambio”. Junto a su compañero que es socio de la cooperaria Cololó, viven en un campo adjudicado por el Instituto de Colonización donde se desarrolla esta cooperativa agraria y de producción de alimentos que abarca varios rubros como lechería, industria, agricultura, cerdos, y nos comenta que la cooperativa “ha pasado por varias etapas, hay familias que viven desde hace más de 20 años, nosotros somos de la nueva camada”. Su compañero trabaja en la cooperativa desde hace un tiempo, en varios rubros productivos. Y ella es educadora social e integra una cooperativa de educadores que tienen un convenio con INAU y trabajan en esta comunidad, dando talleres de distintas temáticas, algunas de índole productiva como lechería, alambrado, etc. “Ahora estoy dando un taller de alimentación y salud que se da a la hora de la cena con todos los jóvenes”…cuando vienen a recibir capacitaciones en otros talleres, también sobre trabajo en grupo, trabajo colectivo.
Somos Mujeres Rurales
La convocatoria que llevara adelante MGAP/DGDR e INMUJERES, financiaba iniciativas colectivas de promoción de la participación e incidencia de las mujeres en el territorio donde viven.
“El proyecto consiste en un espacio de costura, la mayoría quería hacer algo vinculado a la costura, y pensaron reciclar materiales de descarte, bolsas de semillas de plastillera muy grandes, que cuando se terminaban de usar se quemaban o se tiraban, y decidimos reciclar ese material y usarlo como base de las cosas que íbamos a hacer en el taller de costura”. Desde el día que se juntaron para empezar a armar la idea que presentarían, nos cuenta que todos los sábados… “ya empezamos a coser con las máquinas que teníamos”… en el salón de la Escuela, incluso antes de que el proyecto fuera aprobado. Con los fondos aprobados compraron sillas y mesas, además máquinas de coser, herramientas y materiales para la confección de los productos. Tienen interés también en capacitarse por ejemplo en un taller de moldería que les aporte conocimientos.
Quieren hacer productos útiles y originales, reutilizando material de descarte y aprovechar los conocimientos, la capacidad creativa y el interés de ellas por aprender. Pero el motivo central es compartir un espacio y un tiempo semanal, para además conversar, intercambiar ideas, sueños, experiencias, saberes y vivencias. El grupo de mujeres “Las Abejas” al inicio estaba integrado por 7 mujeres. “Hoy somos 4 fijas y tenemos de todas las edades, alguna más de 50 años, alguna de 40 y dos que somos de más de 30, …y los hijos vienen a jugar, las hijas adolescentes que vienen a cuidar a los bebés, o a veces vienen a diseñar alguna cosa nueva, ….siempre a la vuelta algún niño hay”.
Siempre crean nuevos productos que resultan útiles: capas para la lluvia, bolsas de mandados, materas, bolsitos, estuches para herramientas, necesaires, etc. El primer producto que realizaron fueron bolsas de hacer mandados, y luego materas. “La Cooperaria tiene un local en Mercedes donde vende productos, dulce de leche y otros alimentos…y empezamos a venderlos ahí”. A medida que vayan perfeccionando los otros productos, también podrán ofrecerlos al público.
A raíz del proyecto han compartido otras actividades, como la feria del Día de la Mujer, el 8 de marzo, donde mostraron y pusieron a la venta las bolsas y materas en un stand propio. El proyecto las une, les permite estar más cerca,…”siempre tenemos que encontrarnos para algo. A medida que se multiplican los encuentros surgen nuevas ideas de actividades compartidas, como almuerzos, refaccionar la placita de la comunidad, etc”.
Un regalo hecho por ellas para las Mujeres Rurales
Para el festejo del Día de la Mujer Rural pensaron hacer un presente a todas sus pares,…”hicimos unas agendas con unos cuadernos forrados con el material que reciclan y con telas de colores, les mandamos uno a cada grupo que fueron seleccionados, en total 29 incluyendo la nuestra”. Hicieron llegar cada agenda a través del referente DGDR de Soriano que se encargó de coordinar con cada zona del país para enviarlas.
Como objetivo a corto plazo para seguir creciendo con el emprendimiento, han estado conversando sobre participar con sus productos en ferias fijas o publicarlos y venderlos a través de internet.
“Era un espacio necesario, algunas dicen que es como una terapia semanal, un encuentro entre mujeres para compartir saberes, no solo para coser, cosas de la vida de cada una que se conocen y vamos compartiendo conocimientos. Cuando fuimos a comprar las máquinas de coser (financiadas con el proyecto) tuvimos que ir a Montevideo y había algunas de las mujeres que hacía 8 años que no iban…pudimos ir todas juntas en grupo, esas experiencias nos enriquecen más allá de lo que pueda ser el aprendizaje del oficio”.