“Es imposible que una familia rural subsista si no fuera por la mujer que la sostiene”

“Fue un día de reconocimiento donde pasamos muy bien. Estuvo presente la institucionalidad de la zona y las instituciones que se ocupan de Género a nivel nacional. Pudimos intercambiar, hablar mirándonos la cara, y donde de repente alguna mujer que podría no sentirse lo suficientemente valorada, sintió ese calor de que nos reconocemos unas a otras en nuestra tarea y en nuestra existencia”, cuenta Elena Sosa, mujer rural de Cerro Largo. “Hay que cambiar; hay que hacer que nazca una nueva mujer rural”, dice la productora.
La importancia de la celebración
“La celebración del Día de la Mujer Rural me parece muy importante porque hace visible a la mujer rural que es invisible en muchos lugares. ¿En qué sentido es invisible?: la mujer rural es la que pone comida en la mesa todos los días. Es esa comida que para la familia sale de su trabajo, y eso no se ve, no se dice. El campo todavía sigue siendo muy machista y no se hace visible el trabajo de la mujer que es casi un trabajo continuo, un trabajo de hormiga, que no se tiene en cuenta. Sin embargo, en la economía familiar, es vital. Es imposible que una familia rural subsista si no fuera por la mujer que la sostiene. Una casa rural sin mujeres es una tapera. Hacer visible todo eso mediante un día internacional, me parece fundamental”, dice Elena Sosa, mujer rural del departamento de Cerro Largo.
Como mujer rural, a Elena le preocupan varios temas, y según ella, la mayoría de las cosas son abstractas: “porque las cosas concretas no han logrado solucionar las cosas abstractas. Por ejemplo, sabemos que la titulación de las empresas rurales está en manos de muchas mujeres. Si miramos los registros, gran porcentaje de las empresas rurales están a nombre de mujeres, sin embargo eso no se traduce en lugares de poder dentro de las instituciones rurales, ni se traduce en lugares de negociación en el medio rural”. Le preocupa “el lugar que debe ocupar la mujer rural, que le corresponde por derecho humano y por derecho hartamente ganado por su contribución en la economía familiar, en la radicación de la familia en el campo, en la lucha por los derechos...”.
Según Elena, el trabajo rural se asocia al hombre, y lo explica de la siguiente manera: “cuando hay empleo es para un hombre, porque se ha sacado a la mujer de las tareas remuneradas. Solamente el trabajo doméstico es remunerado para la mujer rural. ¿Por qué?, si hay trabajos técnicos que pueden ser realizados por ellas. Entonces lo que hay es prejuicio, no falta de empleo, y esa es mi preocupación como mujer rural: El acceso a la igualdad de oportunidades y el acceso a los lugares de toma de decisiones como corresponde a la importancia que la mujer tiene en el medio rural”.
Elena tiene su predio muy cerca de la frontera con Brasil, junto a su esposo lleva adelante un emprendimiento de la producción familiar. Tienen ganadería en lana y vacuna, además tienen un pequeño tambo de cabras. Ella es funcionaria de la policlínica rural de la zona y divide tareas entre las actividades del predio y las de afuera: “Como es sabido, la producción familiar, y más en esta parte, norte y noreste del país, muchas veces no basta para subsistir, entonces le tenemos que agregar dinero que salimos a buscar fuera del predio. No nos quejamos. Agradecemos tener la posibilidad de vivir de la forma que queremos en el campo”, dice.
Elena integra, como socia fundadora, la Comisión Vecinal de la Decimosegunda Sección (COVE12). A Través de esta organización es que se mueven por el desarrollo de la zona.
La productora cuenta que desde hace mucho tiempo vienen trabajando en diferentes proyectos con el MGAP, desde antes que existiera la DGDR, con el Programa Uruguay Rural. Posteriormente se presentaron a los proyectos de biodiversidad del PPR. “Nuestro campo tiene monte nativo y tenemos parches de conservación. Hemos hecho zonas protegidas privadas dentro de nuestro monte desde hace 11 años”, cuenta Elena. “Son experiencias fantásticas que hemos tenido de biodiversidad y con un intercambio muy rico con otros productores”, comenta.
Elena cuenta que también ha participado en congresos internacionales de la producción familiar: “Es invalorable la experiencia, el compartir experiencias, recibir las experiencias de otros”, dice.
El estereotipo “que no nos hace bien”
Un día en el campo para Elena, como mujer rural, es muy variado: “hay un estereotipo que no nos hace bien, porque hay tantas mujeres rurales como mujeres pueda haber. En mi caso, por ejemplo, el estereotipo de levantarse al amanecer no me cabe, no soy una gran madrugadora. Me levanto a las 7 de la mañana y después del desayuno lo primero que hacemos con mi marido es ir al ordeñe de las cabras y después empieza una organización que en mi caso puede ser o trabajar por internet o trabajar en la huerta. Eso antes de ir a cocinar. En seguida de almorzar me voy a mi trabajo en la policlínica, de donde llego a la tardecita, que es cuando hay que alimentar a todos los animales, las aves de corral, las ovejas, las cabras y los caballos. Después viene un baño y sentarse un rato a descansar, mirar televisión, cenar y dormir para empezar otro día que podrá ser idéntico o con cosas diferentes”, dice Elena. “La rutina del campo es tan variada como la naturaleza; nosotros nos tenemos que adaptar a los tiempos naturales”, dice la productora.
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Día de la Mujer Rural en Cerro Largo. Descargar imagen : Día de la Mujer Rural en Cerro Largo.

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