JUVENTUDES RURALES

Jóvenes de Montevideo instalaron invernáculos con proyecto financiado por “La Bujía”

Ian Tadich vive en Puntas de Manga, en Instrucciones y Belloni, en Montevideo. Estudia Agronomía y es egresado de la Escuela Agraria de Montevideo. Forma parte de un grupo de cuatro jóvenes, todos egresados de la Escuela Agraria y estudiantes de Agronomía. Funcionan desde 2018, cuando se presentaron a la quinta edición de la convocatoria “Somos de Acá”, pero se conocen desde 2014. Ian, junto a otro de los jóvenes integrante del grupo, Guillermo, ya venían trabajando en la producción, criaban terneros.

Como grupo, desde la quinta edición de “Somos de Acá”, venían trabajando en producción hortícola y luego se presentan al llamado “La Bujía”: “Queríamos crecer, queríamos arrendar un campo y conseguir financiamiento para comprar más terneros para dedicarnos a un negocio de ese tipo. Fue cuando le propusimos al grupo presentar esa idea. Fuimos a hablar al Ministerio (...) no era fácil por las complicaciones que llevaba arrendar el campo; al mismo tiempo sufrimos unos robos y tuvimos que dejar la actividad ganadera. Pero ya que veníamos trabajando con el grupo en el tema hortícola, presentamos un proyecto”, cuenta Ian. En ese momento tenían plantado zapallo, lechuga, repollo, brócoli y coliflor, entre otras verduras.

“Decidimos presentar proyecto para hacer cultivo bajo invernáculo. La idea era construir dos invernáculos de 40 metros por 10, que era lo que nos cubría el proyecto. Entre que se formula el proyecto, se presenta, se aprueba y se dan los fondos, pasó un año y algo, nosotros continuamos con el proyecto en la cabeza, hablando con uno y con otro y consiguiendo precios, y así logramos pasar de tener dos invernáculos, a tres. En este momento tenemos los dos que habíamos presentado en la idea original y estamos haciendo un tercero, gracias a que el grupo se movió, consiguió contactos, la madera más barata, nylon de mejor calidad y más barato...”, cuenta Ian.

El grupo cortó en el monte cerca de la mitad de la madera de los dos primeros invernáculos. La cortaron, la pelaron e hicieron todo el trabajo sobre la madera, lo que les permitió llegar con los fondos para cubrir un tercer invernáculo: “Fue un plus del llamado La Bujía, presentamos la idea de dos y terminamos con tres invernáculos. Es algo a valorar. Como grupo logramos adaptarnos y conectar con gente que ya tenía invernáculos, lo que nos favoreció para conseguir mejores precios”, cuenta el joven.

Los invernáculos los instalaron en la quinta del abuelo de Guillermo, que queda en Peñarol viejo. El MGAP, a través de” La Bujía”, aportó 10 mil dólares, pero el grupo de jóvenes puso su contrapartida: donde se hicieron los invernáculos había un monte de pelones que hubo que arrancar, árbol por árbol, prepararon el terreno sacando las raíces, tierra que hacía años no se movía, nivelaron el suelo, hicieron el tratamiento de los palos, el pozo para los postes, abonaron la tierra...

Al momento tienen plantado tomates en invernáculo y ya están por empezar a cosechar. Además están preparando la tierra para plantar alguna verdura más, a campo.

“Desde que nos presentamos al llamado tuvimos que aprender muchas cosas en cuanto al seguimiento, la presentación, la rendición... Siempre teníamos contacto con la gente del Ministerio, teníamos una duda y nos respondían enseguida... Tuvimos mucho apoyo. Una cosa que fue muy buena en este proyecto fue la posibilidad de haber contado con un técnico, que es nuestro Ingeniero. Las jornadas que el Ministerio nos cubría nos permitió tener un cultivo excelente”, cuenta el joven. “Todo el apoyo del Ministerio fue excelente. La experiencia fue muy enriquecedora.”.

Si bien Ian y Guillermo ya estaban vinculados a la producción, los otros dos jóvenes integrantes del grupo, Cinthya y Germán, que no estaban vinculados, comenzaron su con este proyecto y les sirvió muchísimo... “Fue muy enriquecedor para ellos, para su vida profesional y laboral”, dice Ian.

“Trabajar en grupo tiene algo bastante lindo. El tema de los consensos, y además saber que siempre estás contando con alguien que además de ser tu compañero de trabajo, es tu amigo”, dice el joven.

Su idea es continuar produciendo, crecer y vincularse más al tema agroecológico. Descubrieron allí un mundo nuevo: “algo a lo que queremos apostar. Nuestra idea es seguir en el tema y vincularnos aún más a la parte agroecológica para disminuir al máximo cualquier uso de químicos que se pueda tener en la producción”, dice Ian.

Un volumen muy grande de lo que producen, lo venden en la UAM, una parte se vende a feriantes de la zona y otra, directamente al consumidor. “Todo lo que se produce, hasta ahora se ha podido vender. No hemos tenido grandes descartes”, cuenta el joven.

Ahora que van a tener un invernáculo más, la idea que tienen es lograr un volumen de producción mayor y diversificar la producción. También esperan poder presentarse para vender en alguna cadena de supermercados: “Es difícil cumplir con los requerimientos que ellos tienen, pero lo venimos conversando. Tenemos el tema en mente”, dice el joven.

Sus sueños, como jóvenes rurales, son seguir vinculados a la producción y terminar la Facultad. “Quieras o no, el estar vinculados a la producción te da un plus para cuando trabajás con la gente. Una llegada más a los productores y una llegada más a lo que vivimos los productores día a día”.

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Ian Tadich, participante de La Bujía_el proyecto
Ian Tadich, participante de La Bujía_la experiencia y los proyectos a futuro.

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