“La mujer sigue teniendo inferioridad. Se debe luchar por más igualdad”
Para Andrea, que se celebre el Día de la Mujer Rural, es muy importante: “Creo que es importante que se celebre porque es un día en el que se le da un reconocimiento a la mujer, al increíble aporte que brinda a la vida del campo. Da trabajo, brinda mucho apoyo social, compañerismo con los jornaleros, educa a los niños... en fin, se tiene que tener un reconocimiento a la mujer rural que tanto aporta”.
En Durazno, para celebrar el día de la mujer rural, se realizó una exposición y venta de artesanías, con participación de mujeres de diversos puntos del departamento. Participaron artesanas de Ramírez, Paso del Gordo, La Alegría, Cerrezuelo, Sarandí del Yí, Puntas de Herrera, Blanquillos... una zona bastante extensa. “Se generó la convivencia, venta de productos. Tuvimos apoyo económico del MGAP, del Mides y de la Intendencia. Se logró un lindo evento y lo que se hizo fue contactar a distintas mujeres que no se conocían, que pudieran interactuar, convivir, contar su experiencia... y eso sirve para las que se están iniciando”, dice la productora.
Hubo macramé, artesanías en papel, vestimenta, ropa de campo, pintura, tejido, lana, telar, comestibles, licores, dulces, mermeladas, quesos, cervecería artesanal, artesanías en plástico...: “la verdad que fue una jornada muy linda, de intercambio y convivencia y con muchísimo marco de público. Nos visitaron escuelas rurales, hubo demostraciones, danza, baile...”, cuenta Andrea.
Luchar por más igualdad
Como a toda mujer rural, a Andrea le preocupan varios temas: “Me preocupa que la mujer rural tiene poca visibilidad todavía en el aspecto económico. A veces, por la misma actividad, la mujer es menor remunerada que el hombre, por el solo hecho de ser mujer. Igual se han logrado más derechos. Ahora, frente a Colonización, se tiene el mismo derecho a la tenencia de la tierra; hay préstamos para mujeres, pero igual la mujer sigue teniendo inferioridad. Se debe luchar más, por más igualdad”, dice la productora.
“Mi sueño es poder seguir en el campo, permanecer en el campo y trabajar del campo. Seguir luchando, poder vivir mejor, tener mejor calidad de vida, poder tener mi propia línea de trabajo de campo, porque soy modista y me gusta. Me gustaría que hubiera más obras sociales en la localidad, que las mujeres tuvieran un espacio así como los hombres tienen un espacio de fútbol. Que hubiera alguna actividad social que nos uniera más, donde la mujer pueda expresar sus problemas, sus dificultades y encontrar un poco más de apoyo en ese aspecto”, dice la mujer rural.
Por otra parte, la productora destaca los apoyos recibidos por parte de la institucionalidad agropecuaria: “Hemos recibido apoyo económico del Ministerio de Ganadería, a través de la Dirección General de Desarrollo Rural. Nos presentamos a la segunda convocatoria de “Somos Mujeres Rurales”, donde trabajamos desde agosto de 2018 a diciembre de 2019 en varios talleres, de cestería en diarios, restauración, autoconocimiento... En realidad, con esos talleres se pretendía tener más visibilización social, sobre todo para la mujer, porque acá estamos en una zona muy lejana. Hicimos algunas visitas. Fuimos a un cordero pesado, hicimos visitas a distintos eventos, organizamos cine para niños, exposiciones y ventas, que las hacemos regularmente; hay encuentro, comunicación, se hablan distintos temas sociales con las mujeres”, cuenta.
También cuenta que fueron parte de un proyecto con el Plan Agropecuario: “Ahí surgió la necesidad de formar una Fomento Rural en la zona, porque acá es una zona muy grande, muy extensa, y por tanto muchos proyectos no llegan porque no hay dónde dirigirlos. Encontramos ese apoyo y también tuvimos un apoyo económico de OPP y el MGAP, para la formación de la Fomento”, recuerda la productora. Cuenta que se hicieron talleres para el funcionamiento de la Fomento, de fortalecimiento institucional, sobre la parte administrativa: “Ese tipo de cosas vinieron muy bien porque se pudo trabajar muchas cosas a través de la Fomento”.
Cuenta que se está trabajando con pequeños productores, en un campo de recría con el Instituto Nacional de Colonización: “Se está trabajando en distintos ámbitos y la mujer está logrando encontrar un poco más de espacio”, dice.
Andrea cuenta cómo es un día de su vida en el campo: “me levanto muy temprano, tengo como actividad no solamente recorrer el campo, mirar el ganado, hay parte del ganado que va a la pradera, otra parte a la que se da ración; después se trabaja en la huerta, en horticultura. Acá producimos lechugas y es a gran escala. Se trabaja en la huerta, se planta cebolla... hasta el mediodía. Después vengo, tengo las actividades de la casa: cocinar, lavar, hacer todas las tareas y después de tarde trabajo en mi taller de costura. Soy modista y trabajo en eso. Fabrico ropa de campo”.