Mujeres rurales

Mujeres rurales de Salto participaron de curso sobre cambio climático y caminería con perspectiva de género

Del 18 al 20 de diciembre se realizó en Salto un curso que abordó, con perspectiva de género, dos temas relevantes en el medio rural: el cambio climático y la caminería rural. Tuvo lugar en la Estancia Experimental de Facultad de Agronomía y contó con la participación de 25 mujeres rurales del norte del país y cuatro del sur, que forman parte de la Red de Grupos de Mujeres Rurales.
Grupo mujeres rurales

El curso se impulsó en el marco del presupuesto con enfoque de género que tiene la Dirección General de Desarrollo Rural del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (DGDR/MGAP), que en 2017 apuntó a fortalecer y capacitar a las mujeres rurales. Se hicieron varios cursos y encuentros durante el año.

En esta instancia se reiteró algo que se había hecho en el sur: mirar con perspectiva de género el cambio climático y se adicionó una articulación con la Oficina de Planeamiento y Presupuesto (OPP) para apoyar a esta dependencia a mirar con perspectiva de género el tema de la caminería rural.

Conversamos con algunas de las mujeres rurales participantes de la capacitación.

 

“En continuo desafío”

Marita González vive en Paso del Tapado. Es productora familiar. Es la presidenta de la Sociedad de Fomento Rural de Cañas e integra el grupo de mujeres “Amazonas”. Tiene dos hijos y lleva adelante un pequeño emprendimiento productivo.

“Ser productora mujer es muy especial, estás en continuo desafío. En el mundo actual tiene mayor cabida la presencia de la mujer, pero a su vez la presencia del hombre continúa dominando ciertos rubros… Lo bueno es que en nuestra zona somos varias productoras mujeres, entonces nuestra presencia es bastante fuerte”, dice.

Según la productora, formar grupos es fundamental: “La existencia de los grupos en la zona es fundamental. Nosotros notamos que al haber muchos proyectos que cuidan la presencia de la mujer en el campo, que la valoran, hace que uno pueda crecer y pueda desarrollarse. (…) Tener emprendimientos en común es muy valorable porque te abre las puertas a un mundo que muchas veces es desconocido para las mujeres. Te da posibilidad de crecer, de aprender de otras personas… y de producir mejor”.

Para Marita, ser productora, madre de familia, esposa, gerenciar un emprendimiento y cumplir con las actividades sociales de la Fomento son parte de su vida cotidiana: “Hay épocas en que corrés todo el día, que no sabés cómo lo vas a hacer, pero creo que el hecho de ser mujer te ayuda y acomodás el cuerpo, cumplís con todo; llegás a la noche cansada pero satisfecha porque te encaminaste a lograr lo que te propusiste”.

 

“Vamos por buen camino”

Shirley Castro vive hace 17 años en un predio en el campo donde tiene tambo, ganadería y trabaja en familia: “Mi trabajo está con el ganado, en el tambo; yo me dedico más a los terneros y la limpieza del tambo y al tema de vacunación y baño del ganado”, cuenta.

Integra un grupo de mujeres en la Colonia Rubio. Se presentaron, con un subgrupo, al llamado “Somos Mujeres Rurales” en su primera edición, con la idea de trabajar en la recría de vaquillonas. Pudieron comprar terneras y las inseminaron y las venden en los tambos: “Somos ocho compañeras y estamos muy entusiasmadas; hicimos nuestra primera venta; a su vez, repusimos las terneras y hace diez días que repartimos la primera ganancia. Estamos muy contentas y pensamos seguir”, dice.

Shirley cree que es importante que existan acciones para reconocer a las mujeres rurales: “Tenemos que agradecer al Ministerio por los cursos, las capacitaciones… porque lo hacen pensando en la mujer. (…) Antes no teníamos la oportunidad de salir, de aprender, de conocer otras realidades. (…) Creo que vamos por buen camino. (…) Te sentís valorada, con otra fuerza, con otro ánimo para enfrentar las cosas. Te sentís útil y vista por los otros”.

 

“Vamos progresando”

Petrona Tabárez forma parte de un grupo de mujeres de Parada Viñas, con el que presentaron un proyecto con la idea de producir hierbas aromáticas: “Me siento feliz, con ganas. Es algo nuevo. Feliz de hacer algo por nosotras (…) Para mí esto es todo nuevo y está bueno, se aprenden muchas cosas”, dice. Con esta nueva experiencia productiva, se abren otras puertas; es la posibilidad para “soñar más grande”.

Siente que los encuentros de mujeres son importantes: “Es la primera vez que participo; pasé re bien, aprendí muchas cosas y conocí mucha gente. Es muy interesante. Se lo recomiendo a otras mujeres”. “Yo veo que las mujeres vamos progresando. Yo siempre tuve libertad. Voy a la chacra porque me encanta. No me imagino haciendo otra cosa”, concluye.

 

 

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