Desarrollo rural

“Para ser tambero tenés que ser de garrón duro”

Comenzaron produciendo 3 mil litros de leche por hectárea, en el 2000 alcanzaron los 7 mil litros. Se endeudaron, pasaron la crisis con ayuda del MGAP y hoy producen 13 mil litros por hectáreas... Reconocen que el trabajo en el tambo es sacrificado.
Cono López productor familiar lechero

Cono López produce en una fracción de Colonización en ruta 5, kilómetro 143, en Camino del Obelisco, Sarandí Grande, departamento de Florida. La titular de la fracción es su señora, Rosmary Ronco, con quien tiene dos hijos (de 24 y 28 años). Se instalaron en el campo en el año 1986: “hace más de 30 años que estamos acá. Siempre vinculados a la lechería”, dice el productor.

Cono tiene 58 años y su señora 50. “Yo siempre tengo un reconocimiento para el Ministerio, porque en el 95, cuando vino la electrificación rural y el tanque de frío, ahí nosotros hicimos una inversión muy importante. No había nada acá arriba. Nos endeudamos con un dólar a 10 pesos... Íbamos pagando muy bien hasta el 2000... En el 2002, 2003 no pudimos pagar más, la deuda era cada vez más grande. Seguimos laburando y, en uno de los Gobiernos, en 2008 o 2009, después de deber 25 mil dólares al Banco República, pudimos arreglar con 2.500. Nuestra deuda fue pasada al Ministerio de Ganadería y ahí nos dieron aire de vuelta. Y ese es un reconocimiento”.

Cono cuenta que después empezó a evolucionar el precio de la leche: “Con eso, más las ayudas del Ministerio, fuimos evolucionando a los niveles que tenemos hoy de producción. Y no tenemos endeudamiento”, afirma.

Producen a nivel familiar. Contratan maquinaria para sembrar y algún suplente para cuando se toman algún día libre, aunque pocas veces.

“Siempre estuvimos vinculados a los grupos lecheros; eso es muy importante. Está bueno porque los compañeros vienen una vez por año y te tiran ideas para aumentar la producción... cómo tenés que manejarte... y ahí se aprende mucho y lo volcás en tu predio”, dice el productor.

 

La historia

Antes que Rosmary, el titular de la fracción fue su abuelo, en el año 1947. Producía trigo. Luego pasó a tener el predio su padre. Cono y Rosmary son la tercera generación al frente de la fracción de Colonización, produciendo. El suegro de Cono tenía vacas en ordeñe, y cuando Cono y Rosmary se casaron, en el año 86, fueron a trabajar al campo: “Vinimos sin nada, dos bicicletas teníamos... Era una época muy difícil. Nosotros lo único que habíamos hecho era la escuela y lo único que sabíamos era ordeñar. Encontramos esto, yo me entusiasmé y acá estamos todavía”, cuenta.

“El tema está en lograr buenos niveles de producción y tratar de bajar los costos comprando concentrados a granel, de repente, y lograr dos vacas por hectárea... Más productividad, superar los 10 mil litros de leche por hectárea y como el caso de nosotros, que traemos la cáscara de soja directo de Argentina... Tratar de buscarle la vuelta para bajar costos”, dice el productor. A la vez, destaca que se produce en familia: “Yo siempre digo, de repente cuando un empleado gana 30 mil pesos por mes acá a la vuelta, a vos te quedan 50... Te va quedando capital, vas logrando capital”.

 

Las políticas de apoyo a la lechería

Para el productor, la Mesa de Desarrollo Rural es un espacio de participación importante. Y el asociativismo es fundamental: “es importantísimo estar agrupados para los diferentes proyectos”, dice.

Recuerda que se empezó a vincular con el Ministerio durante la primera entrega de cáscara de soja: “Ahí fue que nos empezamos a vincular y empezamos a agruparnos con productores familiares. Después, en la segunda entrega, empecé a concurrir a la Mesa de Desarrollo. Ahí encontré muchísima información”. “Ibas a la Mesa de Desarrollo y el regional te empezaba a comunicar ‘acá hay tal fracción libre’ y yo le comunicaba a los amigos acá en el barrio... Un amigo mío ahora puso un criadero y está muy contento... Y yo lo único que hice fue traer la información de la Mesa de Desarrollo y volcarla acá”, cuenta.

El ascenso de la producción, la eficiencia en el predio fue logrado a puro sacrificio y también con apoyos del MGAP: “Antes de tener los silos aéreos había que sacar a carretilla de la embolsadora y traerlo a pulmón... Los silos nos cambiaron la vida; hicimos una reforma de la sala, que la ampliamos. En vez de ordeñar en cuatro horas ordeñás en dos horas y media. Y eso tiene sus ventajas. Eso mejoró nuestra calidad de vida, y que una persona sola pueda ordeñar 60 vacas. Ese era el proyecto”.

Cono integraba la Mesa de Desarrollo y así se enteró de los proyectos: “Empezamos a armar los grupos. Yo corría la voz a los vecinos y enseguida se armaban. Incluso llegamos a entregar cáscara de soja acá, en el barrio; tuvimos dos entregas acá”.

“El Ministerio nos daba 4 mil dólares para arrancar. La inversión total eran 16 mil. Nos dio 4 mil dólares, nosotros pusimos 4 mil de mano de obra y otras cosas; después vinieron 4 mil más del Ministerio y nosotros completamos el resto con la plancha afuera y la reforma de la sala. O sea, el Ministerio te daba 8 mil dólares y vos ponías 8 mil, y no tenías que devolver un mango. Es todo donación”, cuenta el productor.

De los mejores momentos, Cono recuerda: “fue en el 2013, 2014, donde evolucionaron los precios de la leche. Ahí pasamos de 40 a 60 vacas. Esa plata se invirtió en el tambo. Se hicieron mejoras; se compró una traílla, se mejoró el tractor... cambiamos el tanque de frío; hubo que hacer la pieza del tanque de frío... Fuimos mejorando para tener mejor calidad de vida”.

 

Los sueños... el futuro

“Mis hijos no van a seguir acá; ya estamos pensando dentro de 10 años cambiar de rubro para que sea más aliviado. Como son fracciones chicas, de 39 hectáreas, o estás al mango o tenés que hacer otra cosa... De repente en unos años quedamos solos con mi señora y tendremos unos terneros acá, porque el tambo es muy exigente y ya con 60 años...”. “Son fracciones muy chicas y no te permite tener un empleado efectivo, porque no te dan los números, entonces tenés que hacerlo vos, con un suplente”, dice Cono.

 

Logros con sacrificio...

Con 30 años de trabajo, Cono se anima a dejar un mensaje a la juventud: “Te tiene que apasionar esto, te tiene que gustar... (...) Esto tiene montones de cosas, problemas a solucionar... tenés que estar muy comprometido y más si lo acompañás con un crédito... Desde el momento que vas al Banco y te dan 10 mil dólares para comprar vacas, después, si no lo acompañás con sacrificio, voluntad y compromiso, no le pagás al Banco. Más lo altibajos de los precios, los riesgos del clima... para ser tambero tenés que ser de garrón duro...”.

 

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