Productores de Baltasar Brum conformaron una cooperativa agraria con apoyo del MGAP

El Grupo Cipa (Centro de Investigación de Productores Agrarios) de Baltasar Brum, hoy “Cooperativa Agrícola Conseispe”, tiene varios proyectos financiados por la Dirección General de Desarrollo Rural del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (DGDR/MGAP). Se presentó al Proyecto de Fortalecimiento Institucional (PFI) con la Fundación Logros, luego siguió con un proyecto de Producción Familiar Integral y Sustentable (PFIS) y ahora tiene aprobado un proyecto en el marco de la convocatoria “Más Integrados”. El eje de trabajo es la producción agroecológica de hortalizas y plantas nativas.

Ruben Lorda es un productor radicado hace 30 años en Baltasar Brum. Allí vive junto a su esposa y cinco hijos. Es uno de los integrantes del grupo y cuenta que producen hortalizas en forma orgánica: “Al principio cada productor plantaba por separado en su quintita, después se formó el grupo. Éramos unos 14 productores, pero, por distintos motivos, quedamos cinco. Con el Proyecto de Fortalecimiento Institucional (PFI) se comenzó a trabajar con la Fundación Logros, se armó el grupo y tuvimos cursos de capacitación en agricultura orgánica”, recuerda Ruben. Además han recibido cursos de cooperativismo por parte de INEFOP. La intención es comercializar en conjunto de manera formal y por eso tienen una cooperativa en formación, llamada Cooperativa Agrícola Conseispe.

Producen en un área reducida con un invernáculo y siete macrotúneles. Se organizan para trabajar y llevan controles de las horas trabajadas. Comercializan en conjunto. Venden en la zona. “Es una producción que todavía no da para salir a vender afuera”, dice Ruben, pero aclara que la intención es en algún momento poder venderle al Estado. “Venimos trabajando en sistema cooperativo desde que se inició el proyecto; tenemos nuestros estatutos y nuestro esquema de trabajo”, dice el productor.

Joselito Ramos, otro de los productores integrantes del grupo participa en el mismo desde el año 2013. Cuenta que el Ministerio los apoyó para fortalecerse como grupo, en la construcción de invernáculos y en capacitación para la formación de la cooperativa. En el Llamado “Producción Familiar Integral y Sustentable” (PFIS) recibieron apoyo para la construcción de los macrotúneles, la compra de un triciclo para el reparto de hortalizas en la comunidad y la puesta en funcionamiento de una  sala de activación de microorganismos eficientes EM para el tratamiento de aguas servidas.

Actualmente están comenzando el trabajo en el marco del Proyecto “Más Integrados”, para el que proyectan la adquisición de maquinaria, la construcción de dos invernáculos y la realización de capacitaciones en informática, trabajo en equipo, marketing y valor agregado. “La intención con la cooperativa es formalizarnos como empresa, poder venderle a los comercios y facturar. Al tener factura ya le podremos vender al Estado, a la escuela, al municipio. Eso nos fortalece. Tendremos que plantar más, trabajar más y organizarnos, pero nos vamos a ver beneficiados”, dice Joselito. “Nosotros no trabajamos con productos químicos, es todo verdura sana, todo natural; tenemos aboneras y hacemos todo nosotros. Es una producción sana”, agrega.

Marcos Arzuaga es maestro de formación y es también uno de los productores integrantes de la cooperativa. Comenzó trabajando en el año 2002 con un proyecto de huerta orgánica en la escuela. Fue en la época de la crisis financiera y cuando la aftosa golpeó fuerte en el norte del país. En ese momento se consiguió el apoyo de la Fundación Logros, que en el año 2009 lo invitó a trabajar con toda la comunidad de Baltasar Brum, de unos 3 mil habitantes, en un proyecto de desarrollo local. La Fundación apoyó con alianzas y con un “capital semilla inicial” para fomentar el desarrollo sustentable. Se formaron algunas comisiones de trabajo: capacitación y salida laboral (apuntando a las mujeres); recreación (apuntando a los jóvenes y a la creación de un espacio cultural, educativo y recreativo; y la comisión de salud (que funcionó con un grupo de voluntarios que consiguió una ambulancia para la comunidad). Viendo el trabajo social logrado con este proyecto, una productora de la zona donó seis hectáreas para su funcionamiento. “Felizmente, un grupo de personas decidió apostar a esto; creía que era importante y hoy estamos con la primera Cooperativa Agraria de la comunidad”, dice Marcos.

La Fundación Logros cerró en Montevideo y como el único proyecto sustentable que continuó funcionando fue éste, el grupo se hizo cargo de la Fundación que hoy funciona en Baltasar Brum. Cuentan con una importante infraestructura. Los jóvenes presentaron al Ministerio de Transporte y Obras Públicas en conjunto con el INJU un proyecto de obra joven, por el cual pudieron construir un salón multifunción donde se reúnen los productores y hay clases de danza, cocina familiar y para los niños. Además cuentan con tres salones más, construidos con el apoyo de la Embajada de Japón, donde se ofrecen cursos de costura, tejido, reciclaje, música e inglés. Se está instalando una sala de informática y recientemente se inauguró una biblioteca solidaria que lleva el nombre del poeta Ignacio Martínez. En 2016 recibieron apoyo de la Embajada de Australia en Buenos Aires para equipamiento y además se construyó una sala de bombeo en la cual se instaló un sistema de ferti-riego orgánico destinado a frutales y hortalizas; también se construyó una compostera comunitaria donde  se recicla la materia orgánica para fertilizantes en huertas familiares y jardines públicos, así como sustrato para el proyecto de multiplicación de árboles nativos en la comunidad. Se trata de una zona populosa del Barrio Mevir, con 250 viviendas. Uno de los proyectos a futuro es la creación de un Centro de Atención Ciudadana, por lo que se están haciendo las gestiones con el Municipio y el Ministerio de Educación y Cultura. Actualmente se está desarrollando en la zona el Sexto Plan de Viviendas de Mevir, en vista de los altos índices de natalidad en la zona.

“Es un proyecto agroecológico pero en el más amplio sentido de la palabra, no se trata solamente de producir hortalizas libre de químicos, sino que también queremos generar un modelo de desarrollo sustentable en base a cinco líneas de acción: educativamente innovador; ambientalmente amigable, socialmente inclusivo, solidariamente inteligente y económicamente viable”, dice Marcos, que actualmente es funcionario municipal y es un cooperativista más.

Según cuenta, el fútbol femenino también tiene un espacio importante en la comunidad, y se le destinó un espacio para la cancha. Allí mismo se plantaron árboles para sombra. Se conformó una liga y hay seis equipos, con más de cien jóvenes involucradas. Pensando en fortalecer esta actividad, se presentó un proyecto al “Somos de Acá”, que fue aprobado para terminar de colocar la luz, hacer una cantina con un pequeño vestuario y un depósito para los materiales. “Con todo eso hay más de 200 personas beneficiadas directamente, e indirectamente, toda la comunidad de Brum”, dice Marcos. El predio es realmente comunitario: “Acá nadie se queda a cuidar por la noche, pero si un vecino ve que entra un animal, o lo que sea, avisa, porque se siente parte. La gente cuida; se ha puesto la camiseta del proyecto”, agrega el docente.

Con las “p” gravadas a fuego

“Conseispe” fue el nombre elegido para la cooperativa porque hace referencia a seis palabras con p que resumen el trabajo y la visión del grupo organizativo: “Pensamiento positivo: porque hace cinco o seis años atrás era un campo abierto, no teníamos nada y mucha gente decía que no se podía, que era imposible lograr el sueño que teníamos, entonces teníamos que creer realmente que podíamos tener confianza y compromiso para llegar adonde llegamos. P de pasión: porque estamos enamorados de lo que hacemos, por el bien del grupo y de la propia comunidad; Paciencia: porque no dependía sólo de nosotros, sino que queríamos que más gente se involucrara y a veces no dependía de nosotros sino de las instituciones que estaban apoyando y teníamos que tener paciencia; Perseverancia: porque teníamos que tener constancia en el tiempo, a pesar del mal tiempo, de los ‘no’ que recibíamos, de las puertas que se cerraban… había que seguir; y por último, Participación: que todos los integrantes tuvieran voz y voto y también darle participación a la comunidad”.

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