Proyecto Piloto de Eficiencia Energética beneficiará a 20 tambos de San José

Las acciones se realizarán a través de Empresas de Servicios Energéticos (ESCO) registradas en el MIEM y por este motivo se realizó una convocatoria para contratar una o dos ESCO que propongan medidas de eficiencia energética, su implementación y su posterior evaluación de ahorros energéticos en los establecimientos de los productores beneficiarios del proyecto. El 4 de setiembre se celebraron los contratos con las dos ESCO ganadoras: Effiza y SEG Ingeniería.
En el piloto también está UTE involucrada, que hará una retención a los productores. “El objetivo es mejorar la eficiencia energética de los predios lecheros, tanto en instalaciones que puedan cambiar, incorporar, cambios tarifarios en la facturación...”, explica Fabián Mila, referente de la DGDR para el Proyecto Piloto de Eficiencia Energética.
Si bien en principio inicia con un piloto en el departamento de San José, “la idea es ver cómo funciona y en caso que veamos que funciona bien, los productores lo ven con buenos ojos y la institucionalidad involucrada también, la intención es poder avanzar a más predios”, agrega Mila.
Antecedentes
Al tener altos consumos de energía, el sector lechero, en el año 2105, 2016 comenzó a reclamar al MIEM y a UTE pagar menos por la energía eléctrica. Debido a la situación de la lechería se decidió darle algunos descuentos en la factura de UTE. Eso fue para los tambos, tanto a nivel primario como a nivel de industria. Según explica Mila, como contraparte, se pedía completar un formulario con una información de base para que UTE estudiara la situación de los tambos. Se realizó un “asesoramiento tarifario”: se identificaron 800 casos de tambos del país que se habían presentado al descuento, había 380 casos que sólo con un cambio tarifario podrían reducir en promedio hasta un 15% de la tarifa. Si bien a muchos de los tambos se les aconsejó realizar el cambio tarifario, y además era algo que UTE hacía en forma gratuita, no lo hicieron. Fueron pocos los tambos que cambiaron de tarifa.
Con este piloto se busca entonces una medida más estructural en eficiencia energética. “Se eligió San José de manera arbitraria, simplemente porque es un departamento con una concentración importante de lecheros”, sostiene Mila.
El piloto
En un primer momento se firmó un convenio marco entre MGAP, INALE y MIEM y luego otro convenio con UTE. De los 800 casos que llenaron el formulario para el primer programa de descuentos de UTE, se tomaron los tambos de San José, de estos, se tomaron los tambos de productores familiares. De esa base, con esos tres cortes, se hizo un sorteo ante escribano público y de allí surgió o una lista de prelación de donde surgieron los 20 tambos para el piloto.
En paralelo, se hizo un llamado a las ESCO, que son empresas privadas expertas en asesoramiento y puesta en funcionamiento de medidas de eficiencia energética. Se presentaron cuatro y finalmente quedaron dos.
A los productores sorteados para el piloto se los invitó a una reunión para explicar en detalle el programa. Lo próximo será hacer una firma de contrato con ellos y ya ahí se dirá cuál es la ESCO asignada a cada predio. “Al hacer estas inversiones se va a bajar el consumo energético y eso va a redundar en una mejor rentabilidad del negocio, en este caso del tambo. Ellos van a ver que su factura de UTE va a bajar”, sostiene Mila.
El rol de la ESCO
“La Esco visitará los predios... Hará un informe detallado para determinar qué cosas se pueden hacer para mejorar la eficiencia, que va desde cambio tarifario, hasta cuestiones que tienen que ver con la instalación eléctrica, porque hay muchos tambos que no tienen buena instalación, y esos costos pueden ser cubiertos por el programa... Además de mejorar ciertas instalaciones, como puede ser instalar un panel solar, hacer cambio de calefón, etcétera... Las ESCO son las especialistas que verán qué se pude hacer”, explica Mila.
Los ahorros que haga ese tambo tienen que ser efectivos en corto plazo. Las inversiones (equipamiento y parte de la asistencia técnica) serán cubiertas por el programa, con fondos del MIEM y del MGAP. El MIEM aporta 2 millones de pesos y el MGAP otros 2 millones más. La otra parte de la asistencia técnica la cubre el productor, en base a la retención de UTE (de los ahorros que se generen por la eficiencia energética).
La ESCO hace la auditoría (diagnóstico), que es revisada por el MIEM y luego es entregada al productor. También se encarga de efectivizar la compra (con el dinero del programa cubierto por MIEM y MGAP) de los equipos e instalaciones que se necesiten en cada tambo en base a la auditoría que realice y de instalarlos. “Ahí se da el fin de obra; se controla que efectivamente se hayan hecho las cosas y hay un control en los siguientes tres meses, para ver los ahorros. El MIEM va a medir el ahorro efectivo de esos meses. Si efectivamente hay un ahorro, a los tres meses UTE va a comenzar a hacer la retención”, explica Mila.
Con la firma de los contratos con los productores, las ESCO están en condiciones de visitar los predios para realizar las auditorías. El productor deberá aceptar los cambios propuestos, luego se hará la compra e instalación de las maquinarias. Luego habrá tres meses de prueba de la efectivización de los ahorros. Recién ahí empezará a correr la retención de UTE. “La retención de UTE es algo que nosotros impusimos... de manera que el productor pusiera algo de su parte. Nos parecía que la mejor manera era retener a través de UTE más que pedirle al productor que él desembolsara. Además lo queremos relacionar con los ahorros. O sea, el productor no va a tener que poner extra, sino que parte de los ahorros generados van a ir para pagar la asistencia técnica de la ESCO”, dice Mila.
“Si el piloto funciona bien, la idea es avanzar a más tambos. Cuántos tambos y dónde, será un tema de decisión política y de fondos disponibles”, concluye Mila.
“Tengo muchas expectativas”
José Parenteli es uno de los productores lecheros participantes de esta propuesta. Tiene tambo en San José, en la Colonia Carriquiri, donde vive desde hace 57 años. Comenzó con 10 vacas y hoy, en las mismas 80 hectáreas de pastoreo, tiene unas 120 vacas en ordeñe, produce unos 8 mil litros de leche por hectárea por año y remite a Conaprole: “Tengo muchas expectativas respecto a este plan porque, como lo planteé en la reunión que tuvimos con los productores, mi situación es preocupante en el tema energético. Soy final de línea, tengo luz monofásica, conseguí un transformador por un convenio de UTE con Conaprole y estoy teniendo problemas con el bajo voltaje que me llega al establecimiento y se me queman los condensadores de los tanques”, explica.
El productor sostiene que la auditoría de la ESCO le va a venir muy bien: “ver si podemos pasar a energía solar para no tener tantos calefones, buscando abaratar los costos, por eso es bueno que nos asesoren, para ver qué está marchando mal, empezar a funcionar mejor y tener menos problemas”, dice. “Si nos dicen dónde están los defectos para poderlos corregir, será un aporte importante. (...) Esto me hace pensar para adelante, y si tengo algún detalle, corregir”. “Tanto yo, como los otros productores, vemos esto como algo espectacular”, concluye.