Taller de Agroecología en el Centro Regional de Capacitación de Aiguá convoca a productores, técnicos y consumidores

Con la visita de José Fresneda, técnico cubano con experiencia en agroecología, se realizó una capacitación en introducción a la agroecología en el Centro Regional de Capacitación de Aiguá (CRC). Participaron varios integrantes de la Red de Agroecología del Uruguay.

El CRC, inaugurado en noviembre de 2014, funciona en un predio del Consejo de Educación Técnico Profesional (CETP) ubicado en las cercanías de Aiguá. Fue creado por un acuerdo firmado entre el Programa de Educación para el Agro del CETP y el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca, a través de la Dirección General de Desarrollo Rural, con el fin de promover acciones que contribuyan al desarrollo rural sustentable, vinculando además a instituciones y organizaciones públicas y privadas, nacionales y locales, para promover la capacitación y formación, la extensión y transferencia de tecnologías y la investigación.

José Antonio Fresneda es investigador del Instituto de Investigaciones Fundamentales en Agricultura Tropical de Cuba. A su vez trabaja en el Grupo de Agricultura Urbana, Suburbana y Familiar de su país. Ha estado trabajando en Uruguay con los cañeros del Norte. La DGDR lo invitó a venir al Sur a contar sus experiencias: “No se trata de que yo venga a decirles qué tienen que hacer, porque acá hay que hacer un traje a medida, es decir, lo que vayan a hacer lo harán sobre la base de sus experiencias”, expresó. De todos modos, el cubano intercambió sus conocimientos en la temática. “Acá hay un trabajo profundo”, dijo el cubano, que ha realizado varios talleres en diferentes lugares de nuestro país. Además de en Lavalleja, estuvo dando talleres en Rocha y en Montevideo, donde recorrió la zona del Cerro: “Ha sido un intercambio fructífero, de especialistas a especialistas”, señaló. Fresneda pudo visitar varios predios en nuestro país y expresó que “los productores han ido acumulando ideas”. Fresneda estará ofreciendo otro taller en Maldonado en el mes de julio. En cuanto al CRC de Aiguá, indicó: “Sentí la gran percepción que ellos tienen del gran papel que pueden jugar acá en esta zona, incluso apoyados por la población, con los niños y los estudiantes que concurren”.

Alberto Gómez, uno de los integrantes de la Red, participó de la capacitación: “Este evento es bien importante porque tiene una incidencia local en este Centro, que se va convirtiendo en un punto de referencia para la zona en actividades de capacitación vinculadas al agro”, expresó. La Red de Agroecología, junto a la Red de Semillas y a la Sociedad Científica Latinoamericana de Agroecología (SoCLa), impulsa un Plan Nacional de Agroecología. Según Gómez, una de sus “patas” importantes es la presentación de un proyecto de ley que en este momento está a estudio en el Parlamento, que implica declarar la agroecología de “Interés Nacional” y generar un ámbito interinstitucional y con participación de las asociaciones de productores y de la sociedad civil, en la elaboración del Plan Nacional. La intención es promover la agroecología integrando distintos actores: MGAP, MVOTMA, INIA, UDELAR y organizaciones de productores y de la sociedad civil. Gómez indicó que a nivel local existen experiencias con varias intendencias, la Universidad y el Clemente Estable, que han avalado el Plan y ya han comenzado a hacer trabajos conjuntos. Informó que la agroecología también está trabajando en proyectos de investigación participativa y de fortalecimiento de organizaciones.

Carolina Somma vive en las afueras de Aiguá desde agosto del año pasado. Buscó un cambio de vida, pasando de ser asalariada a productora para autoconsumo. Piensa, en algún momento, instaurar un sistema de trueque, para intercambiar con otros productores que produzcan de manera agroecológica. Participó del taller de agroecología, porque, según dijo: “entendí que va de la mano de mis intereses”. “Acá aprendí mucho sobre qué hacen la Red de Semillas y la Red de Agroecología, los manejos agroecológicos… todos contenidos importantes para tener una mejor producción”, expresó. El año pasado, Carolina concurrió a un curso silvopastoril que le resultó muy interesante: “Fue muy aplicable a mi predio, que es muy pequeño y que justamente tenía carencias al respecto”. “Me parece muy interesante que se generen estos espacios de conocimiento e integración”, concluyó.

Gonzalo Vega también participó de la capacitación. Es docente de la Escuela Agraria Gregorio Aznares e integra la Red de Agroecología. Es productor hortícola. La instancia fue propicia para hacer conocer la Red y sus proyectos. Vega destacó el aporte de la Red en la certificación participativa: “Nosotros mismos, junto con los consumidores, certificamos la producción orgánica y explicamos en qué consiste el sistema, porque la idea es hacer conocer que funcionamos en forma de Red, que tiene seis regionales en todo el país”. Resaltó la difusión que se hace de la agroecología y los encuentros de semilla. En la Red intervienen consumidores y cada regional tiene un comité de ética y uno de coordinación. El comité de ética visita al productor para verificar que realiza una producción orgánica y le certifica el predio; para hacerlo, se rige bajo normas internacionales. La idea con el taller fue que los docentes en huerta de cada escuela agraria dieran un perfil agroecológico. La intención es que cada escuela tenga una huerta para abastecer cada comedor. “Está bueno que la UTU encare la producción hortícola en forma agroecológica y que los gurises lo repiquen en sus casas”, concluyó Vega.

Silvana Machado es técnica de la Red de Semillas Nativas y Criollas, red que busca rescatar, multiplicar y conservar diversidad: “El taller estuvo vinculado a la conservación de biodiversidad; las diferentes formas y métodos que se utilizan para esto, y también al rescate de semillas: cómo los grupos empiezan a hacer sus variedades criollas y las multiplican y las comparten, que es parte del trabajo de la Red, que ayuda al mantenimiento de las variedades”, señaló.

La Red tiene, desde el 2014, un Proyecto de Fortalecimiento Institucional que les permitió mejorar la calidad de semillas y apoyó para la formación de la sociedad civil. También lleva adelante un proyecto en el marco del Llamado “Más tecnologías”, en su segunda edición, en el norte del país (Artigas, Salto, Tacuarembó y Paysandú), con el propósito de validar la metodología aplicada, apoyando a los grupos locales.

 

Casas con diseño bioclimático

Nicolás Darricarrere, junto a su compañera, Daniela, y su bebé, están viviendo desde hace tres años en “Los Manzanos”, un predio en Aiguá. Hacen cultivos con la idea de llegar a la producción de auto-sustento y junto a un grupo de habitantes de la zona han construido sus viviendas con un diseño bioclimático: “La idea es aprovechar las energías que hay en el lugar de una forma pasiva y eficiente”, explica. Las paredes son de barro, hecho con tierra del lugar. Se trabajó en techo vivo y el reciclaje de agua ha sido muy importante. Usan baños secos y tienen un sistema con gallinas, donde utilizan todo el residuo de la cocina: “La idea es poder cerrar ciclos, si lo usamos de una forma inteligente, tiene un potencial, si no lo hacemos, el potencial es contaminante. Entonces, paso a paso, a pulmón, vamos armando este ecosistema, que de a poco nos va proporcionando parte de nuestra alimentación”, cuenta Nicolás. “Estamos generando un ecosistema en el cual se contemplan las necesidades básicas de habitación, alimentación, salud, el buen relacionamiento y la educación”, agrega. Tienen una carpintería en funcionamiento, donde llevan adelante varios proyectos. Uno de los emprendimientos que realizan, que se llama “Manzanarte”, busca generar una economía intensiva. Nicolás veterinario de profesión, y  trabajó durante tres años con dos empresas de agroquímicos, hasta que llegó un momento en que se dio cuenta que lo que venía haciendo sólo le retribuía económicamente. Tuvo un cambio radical en su vida y salió a trabajar como voluntario por Argentina y Brasil. Eso le permitió adquirir otros conocimientos y le mostró otra manera de vivir: “de una forma que tenga un impacto positivo en la salud, en el medioambiente, y participando de la educación de personas que quieran llevar esta línea”, concluyó.

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