Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca

Zulema Priario (56) vive en Bella Unión, en la localidad de Campodónico, en el departamento de Artigas. Allí tiene una chacra de poco más de 11 hectáreas, donde vive sola. Es mamá de cinco hijos y tiene cuatro nietos: “En esos momentos trabajo para afuera porque todavía no logré la independencia económica, que es mi meta”, dice.

Forma parte de un grupo de ovinos, de la localidad, que se formó a instancias del Mides y el MGAP: “Fue idea de un amigo que empezó a recorrer chacras, campitos y ver que muchos estaban vacíos, con chircales y montes, pero que no tenían nada para producir”, cuenta la productora. Ella hacía algo de horticultura, pero muy poco, hasta que se formó este grupo, de 14 productores, en el que hay otras mujeres que participan del emprendimiento ovino: “Es algo muy lindo, a mí me llenó de alegría y emoción porque hacía mucho que soñaba con eso: con poder tener mi campito. Mi meta es crecer y mi sueño es tener también algún bovino. (...) Como toda persona, una lucha, quiere crecer, vivir más tranquila y trabajar en lo de una. Con eso yo sería muy feliz, trabajando en mi propia chacra, manteniéndome y cubriendo mis propios gastos. Esa es la meta a la que quiero llegar: producir más”, dice con convicción.

Con apoyo del departamento de Ruralidad del Mides, recibieron un préstamo para pagar los ovinos, en cuotas. “Nos están dando una gran mano”, dice Zulema. Ella recibió un préstamo de algo más de 50 mil pesos, con el que pudo comprar 25 ovinos, y lo paga en cuotas de alrededor de 3 mil pesos por mes: “Vino bárbaro porque sin ese apoyo no tendríamos nada”, dice. Hoy, tiene 33 ovinos y piensa seguir aumentando. Ya está encarnerando. También ha hecho trámites para conseguir apoyos del MGAP en horticultura.

Un gran sueño

“Es un sueño grande, empezamos a luchar y quedamos esos 14 firmes, estamos unidos. Nos unimos para comprar medicamentos para los animales, para semillas para praderas, para abaratar costos. Es una cooperativa linda. Si bien todavía nos falta formalizarla, la llamamos cooperativa porque somos 14 familias. Pensamos llegar a tener un buen crecimiento, desarrollarnos como productores ovinos y diversificar para poder vivir un poco más cómodos, porque no es fácil la vida del campo”, dice Zulema.

“En mi caso, que soy mujer y vivo sola, la tengo que luchar, tengo que mantener la chacra, mi casa, los animales, cubrir mis gastos y es una lucha, pero se puede lograr muchas cosas, teniendo fuerza y teniendo fe, se sale. No hay que bajonearse porque un día se murió un animal o porque la cosecha no rindió. Al contrario, es algo para el aprendizaje y nos sirve como experiencia”, afirma.

 “Pienso que he logrado mucho. Por ser sola, he logrado mucho, porque hice propiedad la chacra. Pasé muchos años para lograrlo y he luchado muchísimo. He logrado plantar, ahora tengo los animales y mi meta es aumentar en el rubro. Tengo también proyectos de piscicultura. Ya arreglé una represa, un tajamar, para sembrar peces. Son todos proyectos que se me van presentando gracias a tanta gente que he conocido, en las reuniones con el Ministerio. Son esas oportunidades que siempre esperábamos y se nos están dando. Tengo mucha fe en que todo va a salir y que voy a poder lograr lo que deseo”.

Ser mujer

“Como mujer me siento realizada. A pesar de que el campo no es fácil, es una lucha (si está lloviendo tenés que salir igual... con heladas... pero con mente positiva se llega muy lejos). Humildemente se puede llegar lejos, tener una independencia económica que te permita disfrutar... Que tengas tu economía es muy importante y eso es lo que le desearía a todas las mujeres, jóvenes, solas o casadas. Mejor si tenés un cónyuge que te ayude, pero hay que salir adelante. A mí me sobran ganas de trabajar y me encanta andar en el campo”, dice.

Zulema cuenta que también sufrió problemas de discriminación por ser mujer: “No pude estudiar en la Universidad. Este año estoy terminando el bachillerato: hago algunas materias de quinto y empiezo a cursar sexto y también estoy haciendo ayudante de veterinaria... Pero cuando fui a pedir trabajo en una fábrica, me negaron porque era mujer. Esos problemas los tuve, pero seguí adelante... Tengo mucha esperanza en eso. El estudio nunca está de más, al contrario, te vuelve mejor persona”.

Zulema también participa en un curso de educación financiera. Y piensa seguir aprendiendo: “mi vida está en eso, en el trabajo y en el estudio”, dice.

Su mensaje, a todas las mujeres, es “que no aflojen, que se puede; hay que trabajar, hay que ser feliz... Después que ves los logros, los resultados, te vas a llegar a sentir feliz... Es importante para sentirnos mejor, como personas y como seres humanos que somos. Si bien por ser mujeres vamos a tener dificultades, no hay que dejar que eso nos deprima, hay que seguir adelante”.