Discapacidad y violencia

Soy mujer con discapacidad, soy una mujer con derechos

Materiales didácticos

Las manifestaciones violentas se presentan bajo varias formas, algunas evidentes y otras ocultas tras actitudes de sobreprotección, infantilización, caridad y anulación de sus capacidades. La violencia hacia las mujeres es una forma de discriminación y una expresión de las desigualdades que históricamente las ubican en una situación de subordinación frente a los hombres. Esta problemática produce daños a nivel físico, psicológico, sexual, patrimonial, laboral, relacional, ambiental, social e incluso la muerte. En cualquiera de sus formas, vulnera sus derechos humanos.

La Convención de Naciones Unidas sobre los derechos de las personas con discapacidad reconoce que "las mujeres y niñas suelen estar expuestas a un riesgo mayor, dentro y fuera del hogar, de violencia, lesiones o abuso, abandono o trato negligente, malos tratos o explotación y sufren diversas formas de discriminación”. Asimismo recoge la necesidad de incorporar la perspectiva de género en todas las actividades destinadas a promover el pleno goce de los derechos y libertades de las personas con discapacidad.

Como mujer con discapacidad, es posible que:

  • Dependas física y emocionalmente de quienes te cuidan, y te sea difícil pedir apoyo en otros ámbitos.
  • Sientas miedo de denunciar abuso y maltrato, por temor a quedar sin el cuidado y la asistencia personal de quienes te rodean.
  • Encuentres grandes barreras (físicas, actitudinales, comunicacionales y de información) para acceder a los lugares de denuncia y a los servicios de atención a situaciones de violencia.
  • Tengas complicaciones en el acceso a la información, tecnologías, recursos educativos, formativos y de desarrollo académico, lo que limita el conocimiento de tus derechos y de los recursos existentes para mejorar tu situación.
  • Vivas en aislamiento y encuentres obstáculos para tu participación e inclusión ciudadana.
  • Puedas sentir que tu privacidad e intimidad son invadidas, y que otras personas deciden sobre tu cuerpo sin tu consentimiento.
    Sufras un gran conflicto entre el modelo de belleza promovido culturalmente y tu estética como mujer con discapacidad.
  • Si decidís ser madre, se ponga en duda tu capacidad para serlo.
  • Tengas menor credibilidad a la hora de denunciar abuso sexual, porque no se te considera ser sexuado.
  • No logres obtener empleos remunerados, lo cual genera dependencia económica de tu entorno.
    Seas cuestionada por el manejo de tu dinero y en algunos casos no se te permita disponer de tus bienes.

No tenés por qué admitir ninguna de estas situaciones. Tenés derechos.

 

Fuente: Mides

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