Discurso Inauguración Sede de la INDDHH

Discurso con motivo de la Inauguración de la Sede de la Institución Nacional de Derechos Humanos y Defensoría del Pueblo el 9 de diciembre de 2016

El Consejo Directivo de la Institución Nacional de Derechos Humanos y Defensoría del Pueblo, que hoy me toca presidir, los recibe en ésta, la casa de todos y todas, con alegría, compromiso, memoria viviente y entusiasmo.


Todo lo que esta casa representa testimonia la fuerza inquebrantable de la dignidad humana. El oprobio de la dominación, la creencia bestial que es posible deshumanizar al otro, ese primer paso que guía a las atrocidades masivas, pasó por este lugar.


Como diría Primo Levi, “muchas veces [el torturado] no está en condiciones de valorar la magnitud de la aniquilación que se está llevando a cabo” y al final del día para los perpetradores lo importante “es que no contasen nada”.

Todo eso quiso situarse en este lugar. Sin embargo, hay hombres y mujeres que superaron su legítimo miedo y otros que, desafortunadamente, no pudieron escapar a un destino final aún desconocido.

Este es un sitio de memoria, de memoria en construcción colectiva. Esta lugar escuchó los primeros llantos de una niña y, las paredes de esta casa, vieron por última vez a su madre, María Claudia.

Cuando este Consejo Directivo se constituyó y empezó sus funciones supo que tenía un compromiso con una historia que aun continua, desde el momento que este lugar emblemático le fue asignado por el Poder Ejecutivo como su sede institucional.

Nos llevó tiempo encontrar socios, compañeros de ruta que pudieran emprender y compartir la tarea de recuperar y reconstruir un lugar de memoria y esperanza. Memoria que es nuestro presente y el futuro que
juntas y juntos construiremos de porfiada y liberadora esperanza, al decir de Perico Pérez Aguirre.

Finalmente el Consejo Directivo de la Institución tuvo el enorme privilegio de encontrar un aliado comprometido con este sentimiento común, la Agencia Nacional de Vivienda (con el aval del Ministerio de Vivienda y Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente), quien asumió desde el primer instante este proyecto con la convicción de que este lugar debía recuperarse con la solemnidad que la historia reciente merece y con el objetivo definido que esa reconstrucción preservara el imperioso espíritu de la libertad y con el objetivo de hacer de él un edificio inclusivo. Así mismo la Intendencia de Montevideo declaró de interés dicha obra de refacción.


A la ANV le agradecemos profundamente y la personificamos en el Presidente del Directorio Arquitecto Francisco Beltrame, en su antecesora A.S. Cristina Fynn, actual Vice Presidente Economista Claudio Fernández Caetano y Director Escribano Gustavo Borsari, en los arquitectos Carlos Pirez, Juan Berreta y Mariana Ballefin, quienes diseñaron la obra, siendo los dos primeros (Carlos y Juan) quienes la dirigieron diariamente con dedicación y devoción. Asimismo un especial agradecimiento a todos los obreros y técnicos que pusieron todos sus saberes y entrega en esta labor, así como al Sindicato Único de la Construcción y Afines.

También queremos reconocer muy especialmente a las autoridades y funcionarios de la Comisión Administrativa del Poder Legislativo por todo el apoyo brindado incondicionalmente a lo largo de este proceso. Lo hacemos en la persona de su Presidente Sr. Raul Sendic, en legisladores y legisladoras
que la integran, así como en su Secretario Wilder Leal, su Prosecretario Fernando Perdomo y su Prosecretaria María Elena Martínez. Agradecemos también al Cuerpo de Seguridad Legislativo y al Protocolo Legislativo.

Este Consejo Directivo no hubiera podido trabajar en este proyecto sin la compañía invalorable de quienes estuvieron recluidos en este lugar. Tampoco estaríamos aquí sin el empeño de todas y todos quienes trabajan en la Institución. Todas y todos asumieron con gran entusiasmo y esfuerzo el camino para llegar hasta aquí. También nos ayudaron a ocuparlo con responsabilidad y a asumir que es esta una sede institucional en construcción diaria colectivamente.

La Institución Nacional de Derechos Humanos y Defensoría del Pueblo tampoco estaría aquí hoy, ni siquiera existiría, sin la lucha incansable de quienes con convencimiento y determinación empujaron por años su existencia. Fueron consecuentes, guiados por la absoluta certeza que Uruguay debía cumplir con el compromiso democrático de tener una Institución Nacional de Derechos Humanos. Y finalmente existió porque el sistema político recogió ese compromiso y ese merecimiento y lo hizo suyo también con profunda convicción democrática.

Esta Institución en construcción tiene enormes desafíos. El más rico y su razón de ser es contribuir a una vida mejor para todas y todos. Una vida que pueda vivirse a plenitud. Una mujer maravillosa, una luchadora incansable, una amiga de todas las causas justas y una amiga de esta casa, la Sra. Belela Herrera nos manifestó su deseo que esta sede, con su pasado siniestro, nos permita trasmitir la historia del grito de los desaparecidos, esa conciencia desgarradora de nuestro continente, y que difundiera a las nuevas generaciones esa porfiada búsqueda de justicia.

Esa porfiada búsqueda también requiere en el Uruguay de hoy seguir avanzando por el goce de todos los derechos de todas aquellas personas en situación de vulnerabilidad y nos amplía la agenda de los derechos humanos.Todos los derechos, desde los económicos, sociales y culturales hasta los derechos colectivos.

Este espacio quiere ser también el lugar de la liberación y de la ilusión, un lugar de agua transparente y fresca, de luces que nos iluminen y de vientos renovadores mirando al sur. Quiere ser también el encuentro de convivencia con alegría en esta tierra maravillosa.

Esta Institución integrada por quienes trabajamos en ella, es también porfiada como la esperanza, y espera que aquí convivan debates, encuentros, sinergias, artes, cantos, caminos de luz, todos los encuentros, todos los colores, todas las opciones, todas las opiniones, todas las ideas.

Muchas gracias por acompañarnos hoy, muchas gracias por la confianza, gracias por mantener el recuerdo vivo, la esperanza, la alegría del festejo, los sueños, en ésta, que es la casa de ustedes.
 

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